Podríamos sostener que todas las organizaciones planifican cada año evaluando el estado de situación, pero, actualmente, la revisión parece ser más profunda sobre la estrategia.
Cuando hablo de replanteos de estrategias de negocios, podría citar algunos ejemplos de organizaciones que encontraron un momento y tiempo en la historia; un principio de los sistemas complejos muy a tono, pues es la instancia en que una organización explora la posibilidad para correr riesgos y probar nuevas ideas:
IBM en los 90 estaba luchando por mantenerse relevante en un mercado cada vez más competitivo en su negocio tradicional. En esos años suma como CEO a Lou Gerstner, un ejecutivo con experiencia en la industria de servicios, pero sin antecedentes en tecnología.
Gerstner consideró que la compañía necesitaba un cambio radical en su estrategia de negocio, y pasó de centrarse únicamente en la fabricación de hardware y software a convertirse en un proveedor líder de servicios de tecnología de la información.
Esta decisión significó un cambio fundamental en la forma de hacer negocios y requirió un rediseño completo de la empresa.
Otro caso, el regreso de Steve Jobs en 1997 como CEO a Apple, luego de haber sido despedido años antes. En ese momento la empresa estaba al borde de la bancarrota.
Jobs decidió centrar la estrategia en la innovación y el diseño de productos.
Apple lanzó una serie de productos icónicos que revolucionaron la industria de la tecnología y ayudaron a la organización a alcanzar un éxito sin precedentes.
Otra historia interesante, y podría comentar muchas más, es la del fabricante de juguetes LEGO que, también en los 90, estaba al límite de la quiebra.
En 2004, Jorgen Vig Knudstorp asumió como CEO y decidió un cambio clave en la estrategia del negocio. Se focalizó en volver a los principios fundamentales de la compañía y simplificar la línea de productos.
Realizó una importante inversión en revitalizar la marca.
LEGO experimentó un resurgimiento de sus ventas y rentabilidad, convirtiéndose en una referencia exitosa de la industria del juguete.
Después de muchos años de participar como miembro de equipos que definían estas proyecciones en una organización y, estos últimos tiempos, colaborando en facilitar este proceso; me gustaría resaltar algunas de las características de un Design Thinker, porque estimo que reúne condiciones beneficiosas para quienes deban encarar este replanteo.
-La curiosidad genuina, cuya pregunta clave es ¿Qué pasa sí? Esta cualidad, acciona redes cerebrales asociadas al pensamiento espontáneo que motoriza la innovación, posibilitando que aparezca el “insight” que podríamos definir como el momento Wow donde encontramos una idea y/o el cómo resolver un problema.
-La empatía, una escucha activa más una observación profunda que permite entender las necesidades a cubrir. Me surge pensar en el Gemba, término japonés que se traduce como el “lugar real” que implica experimentar en el sitio donde ocurre o queremos que ocurra lo que planeamos.
-La humildad y el aprendizaje, nunca creer que tu mirada es la mejor. En este proceso, muchas veces, es positivo sentirse un facilitador para la exploración de alternativas innovadoras. Y siempre abierto a aprender de y con otros en el trayecto.
-La valentía, desafiar el escenario actual y asumir los riesgos con audacia, no con temeridad.
-La comunicación y la colaboración, dos atributos vitales a la hora de trabajar en equipo para brindar respuesta a un desafío.
Obviamente, las historias que compartí son solo disparadores; las hay de éxito y de las otras; los cambios no siempre implican una vuelta drástica de la situación actual, pero el solo hecho de brindarnos el espacio para esta reflexión, puede ser el comienzo de un nuevo tiempo.
Siento que estamos en un momento clave que requiere de nuestra mayor creatividad para generar una estrategia con mente abierta a las posibilidades.
Raúl Lacaze es Partner en Backer & Partners, Master en Sociología y Coach especializado en RR.HH. y Transformación Cultural y Digital.
por Raúl Lacaze
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