El mercado ya no es lo que era. El sistema financiero no quedó ajeno al impacto que generó la pandemia. Solo en la City porteña, la imagen de las calles desoladas, comercios vacíos y persianas bajas, graficó la nueva modalidad. “La pandemia aceleró los tiempos. Nosotros combinamos el banco tradicional con el mundo digital”, explica Adrián Scosceria, Gerente de Banca Empresas de Banco Macro. Los bancos se adaptaron rápidamente a la virtualidad, sobre todo en las grandes ciudades (CABA, Rosario, Mendoza y Córdoba Capital), pero notaron que los clientes de zonas del interior del país mostraban un comportamiento diferente: “Estaban acostumbrados al trato personal, con otros tiempos”, agrega el ejecutivo.
Esta situación no modifica la tendencia. “Los clientes tienen confianza con un oficial de cuenta o gerente sucursal. La resistencia al cambio pasa por allí. En los encuentros personales acuerdan de palabra un ‘descubierto’ determinado, las operaciones que van a realizar. Eso es difícil de hacer de manera virtual. Como cuentan más tiempo que en las grandes ciudades. ese tipo de vínculo lo ven como un valor agregado. Esa es la diferencia entre interior. y grandes ciudades”, amplía Scosceria.
Más servicio. Con la mayor red de sucursales del país, el Macro presentó en 2020 su Banca Empresas, para ofrecer a sus clientes del segmento, productos y soluciones digitales para las operaciones diarias. “Combinamos y potenciamos el mundo tradicional, para dar el mejor servicio y asesoramiento personalizado, y el digital, a través de herramientas y canales tecnológicos”, se explaya el directivo.
La renovación del segmento comenzó́ con el diseño e implementación de un nuevo servicio de Banca Internet Empresas y App Macro Empresas, herramientas simples, rápidas e intuitivas, que incorporaron todas las funcionalidades de “Cash Management” en una sola plataforma. “La solución permite utilizar una única clave para acceder a los canales digitales, con autogestión de claves y token de seguridad”, agrega. Los números reflejan la relevancia de la estrategia:
La misión de la banca en general, y del Macro en particular, es trasladar la sucursal a la computadora de cada uno de los usuarios, ya sean individuos o corporativos. “Ayudamos a los usuarios en sus procesos en el área de Finanzas. Todo lo que es el portal de cobranzas se realiza en forma digital. El tesorero de una empresa puede ver on line todos los movimientos de sus cuentas. Con el lanzamiento de Echeq, el 35% de los cheques que se pagan son digitales”.
Nueva realidad. La realidad de las empresas, con el cierre de las actividades, quedó en evidencia en sus números. “La primera etapa fue tratar de reperfilar sus deudas. Después, solicitaron ayuda financiera para recomponer los niveles de liquidez. Fue la etapa de julio-agosto 2020, cuando salieron a utilizar líneas del Banco”, recuerda Scosceria. Pasado ese período, la realidad parece ser otra: “Están volviendo lentamente al nivel de actividad pre pandemia. Vemos que las compañías repagan los créditos que pidieron y buscan que les demos asesoramiento. Más allá de los productos que podamos ofrecerles, muchas veces pasa que algunos clientes nos traen una idea y nos preguntan cómo podemos ayudar a financiarlo. Es como ser su consultor, sobre todo en las pequeñas y medianas”, afirma.
El panorama para las empresas de mayor tamaño es diferente. “Vemos que tienen poco nivel de inversión”, admite Scosceria. A su juicio, las multinacionales aún no reactivaron sus proyectos. “No las vemos trayendo nuevos capitales al país. Sin duda, el agro y las PYMEs son los dos actores más importantes. Depende de los segmentos: en bienes durables, hay hasta demanda insatisfecha. Son rubros que necesitan capital de trabajo. Lo mismo sucede con los retailers: los que quedaron tienen buenos niveles de venta. La gente quiso pasarla bien dentro de la casa, entonces, repuso y compró artículos para el hogar. Esos sectores funcionaron bien y demandaron crédito”.
El Macro desarrolló productos y servicios especiales para cada actividad productiva; presentan la singularidad que los clientes pueden utilizar sus granos como medio de pago para adquirir insumos y servicios, incrementar su flujo de capital de trabajo y hasta pagar sus líneas de crédito.
Desde el inicio de la pandemia, más de 1,8 millón de toneladas fueron liquidadas mediante esta modalidad. “También se brindamos una propuesta que se adapta a sus necesidades: financiación con tarjeta agropecuaria, convenios especiales para la compra de maquinarias e insumos, líneas de crédito para adquirir campos, ampliar y mejorar la infraestructura o realizar gastos de siembra con los vencimientos de pago acordes al flujo de cada ciclo productivo”, afirma el ejecutivo. Aún en las crisis más agudas, hay sectores y nichos del mercado que requerirán financiamiento. Un cambio que va más allá del cisne negro de la pandemia.
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por Marcelo Alfano
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