Aunque todavía queda cuarentena para rato, la política ya trabaja para el día después. Aunque optó por el bajo perfil desde la llegada de la pandemia a la Argentina, María Eugenia Vidal empieza a posicionarse ante la desorientada militancia PRO, que busca señales de su dirigencia en medio de la interna opositora que el Gobierno fogonea aprovechando la emergencia sanitaria. A falta de timbreos y encuentros cara a cara, la ex gobernadora bonarense empieza a caminar el país de modo virtual, para poner orden en un escenario que reconoce muy incierto. “Me preocupa que pensemos que cuando se levante la cuarentena, va a seguir todo como antes”, le dijo este lunes por la noche a una audiencia de mil asistentes que la siguió por Zoom.
“Esta pospandemia va a ser muy dura: nos va a encontrar más pobres, con menos empleo. Pero no sirve buscar culpables sino dar respuestas”, aseguró Vidal, invitada estelar del ciclo de charlas por videoconferencia que organiza el diputado Waldo Wolff. Conectada desde la habitación de su hijo, la ex gobernadora explicó su bajo perfil en plena crisis: “Siempre creí que había que dar espacio a los que gobiernan, a los que están en la trinchera”, dijo, y se negó a opinar sobre la gestión de Axel Kicillof, “porque no hay que hacer política con la pandemia”.
Acompañada en el meeting virtual por su ex secretario de Seguridad (y actual jefe del bloque PRO en Diputados), Cristian Ritondo, la principal figura femenina del espacio señaló la vocación de volver a gobernar: “A pesar de la derrota electoral a nivel nacional, sobre la que hay que reflexionar, creo que quedó muy claro el mapa político. Son dos espacios en la Argentina, no hay lugar para una tercera vía”.
Consciente de las internas que hacen ruido en lo que hasta hace poco era el macrismo, Vidal invitó a los militantes que la escuchaban a no asustarse por las diferencias internas que, según ella, son menores que las de la actual coalición de gobierno. “Creo que a veces nuestra diversidad nos da cierta culpa, y eso está mal”, se quejó. De todos modos, marcó sus diferencias tácitas con sectores más confrontativos del macrismo hacia el gobierno de Alberto Fernández. “Decidí no aceptar grietas ficticias, no vine a la política para confrontar”, se definió frente a una audiencia que, en algún caso, le planteó su malestar con el clima autoritario kirchnerista. “Es un tiempo de grandeza. ¿No dijimos que éramos distintos? Bueno, ahora es momento de demostrar de qué estamos hechos”, arengó la ex gobernadora, que asesora informalmente a varios jefes de distrito respecto de la problemática social que crece por el Coronavirus.
Si bien aclaró que por ahora su estrategia es acompañar en silencio el desarrollo de la cuarentena, sin interferir en las gestiones opositoras ni oficialistas, Vidal seguirá chequeando vía Zoom el estado de la red nacional de Juntos por el Cambio, sin obviar el próximo objetivo electoral, que son las legislativas del 2021. “Ya va a llegar el tiempo en que mi voz se haga pública”, promete. Así amenazan las “hadas buenas”.
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