Wednesday 19 de February, 2025

ESPACIO NO EDITORIAL | 17-01-2025 10:13

¿Cómo planificar un nuevo año para lograr tus objetivos laborales y personales?

Vivimos en un momento histórico en el que hacemos muchas cosas pero con poca conciencia. Funcionamos en piloto automático, sosteniendo muchas veces, prácticas o procesos sólo porque “siempre lo hicimos así” o porque “es lo que venimos haciendo”, sin siquiera preguntarnos si sirven o para qué las hacemos. Pareciera que no existe tiempo para frenar, pensar y diseñar. En este contexto, pensar en hacer una planificación anual parece un sinsentido. Sin embargo, los beneficios de hacerla son abrumadores. Cómo ordenar y diseñar en enero para no sufrir todo el año.

Seguramente estés leyendo esta nota desde un smartphone. Imaginate si para construirlo alguien simplemente hubiera tomado los materiales y hubiera probado, así nomás, a ver qué salía. Nos cuesta imaginarnos que algo bueno pueda resultar hecho de esa forma. Ni hablar, los recursos que se gastarían en vano. Sin embargo, es lo que probablemente estés haciendo vos con tu año.

Tomar conciencia de lo que uno quiere lograr, cómo puede hacerlo, cuándo puede hacerlo, con qué puede hacerlo, entre otros aspectos, es clave. No para exigirse en demasía ni para proponerse escenarios extraordinarios, sino para saber hacia dónde ir.

¿Ya pensaste qué querés lograr en el 2025? No se trata de cumplir mandatos ni de proponerte cosas espectaculares, necesariamente. Si tu meta para 2025 es, por ejemplo, mantener la estabilidad económica que tuviste en el 2024, es una gran propuesta. Hago esta aclaración, porque muchas veces se piensa que definir objetivos o metas es equivalente a dar respuesta a una exigencia social de estándares súper elevados, del estilo de: “tenés que lograr mucho” o “tenés que lograrlo todo”.

Trazar el mapa de tu año te permite salir a la ruta conociendo el destino al que querés llegar. No importa si ese destino está a 100, 500 o 1500 km.

¿Por qué creés que la planificación anual es fundamental para alcanzar metas personales y profesionales?

Realizar una planificación anual es importante porque te obliga a salir del piloto automático y pensar realmente qué querés. Te permite definir tus metas, ver por qué esas metas son importantes para vos, ayudándote así a mantener tu motivación. Es muy simple: si sabés qué y sabés para qué, podés construir el cómo. Y entonces, 1 + 1 + 1 = Meta cumplida.

Esto no quiere decir que sea ni fácil ni rápido ni sin contratiempos. Pero hay que hacerlo.

Te ayuda a lograr tus objetivos, ordena, enfoca y da sentido.

¿Querés decir que si o si hay que planificar?

Yo creo que sí, sobre todo si uno tiene una mirada a largo plazo. Suele pensarse que, o se vive en el presente o se mira y se proyecta a futuro. Y no son cosas excluyentes entre sí. Obviamente uno tiene que estar en el aquí y ahora, haciendo con conciencia. Pero también es importante saber hacia dónde uno camina, qué quiere lograr y para qué. La planificación debería considerar todos los tiempos; pensalo como si existieran 3 niveles de planificación que uno debería hacer: uno a corto plazo (por ejemplo, tu semana), uno a mediano plazo (por ejemplo, el próximo cuatrimestre) y otro a largo plazo (por ejemplo, tu 2025).

Si es tan importante, ¿por qué la mayoría de las personas no lo hace?

Creo que sentarse a diseñar la planificación del propio año implica pensarse a uno mismo. Dónde está uno parado, a dónde quisiera estar, qué cosas está dispuesto a hacer para lograrlo, y todo eso muchas veces abruma, genera ansiedad, miedo. Y a las emociones desagradables solemos escaparles. Frente a esto, hacerlo en un espacio seguro, de confianza y quizás con ayuda profesional, puede ser una gran solución.

¿Qué errores comunes comete la mayoría de las personas cuando intenta planificar su año?

El primer error y el principal, desde mi punto de vista, es no hacerlo, por lo que hablábamos antes. En segundo lugar, pensar qué se quiere lograr pero no sumarle el cuándo ni el cómo. El tercer error es plantear una planificación que ni Messi podría lograr, quiero decir, metas poco realistas, plazos irrisorios o desafíos que no tengo los recursos para enfrentar. Y el cuarto error que más veo en las personas que me consultan, proponerse una planificación en base a lo que otros ven como bueno o a mandatos o exigencias externas, “lo que se supone que debería lograr este año”, en lugar de “lo que para mi es importante lograr este año”.

¿Cómo influye la falta de planificación anual en aspectos clave como la productividad, la motivación y el manejo del tiempo?

El nivel de productividad está directamente vinculado con la planificación. Según un informe que publicó la consultora McKinsey & Company, el 70% de los equipos que planifican sus tareas de manera efectiva logran sus metas con éxito, en comparación con aquellos que no planifican adecuadamente. En este último caso, se enfrentan dificultades para priorizar tareas, lo que provoca una disminución en el nivel de eficiencia ya que, por ejemplo, se dedica mucho tiempo a actividades poco productivas o no alineadas con objetivos importantes. Por otro lado, la falta de objetivos claros y una hoja de ruta definida puede disminuir la motivación, porque no es claro para la persona cómo evaluar el nivel de progreso. Es probable que piense que no avanzó lo suficiente o que no logró nada. Y, obviamente, una gestión del tiempo ineficaz, derivada de la ausencia de planificación, puede resultar en una sobrecarga de trabajo, lo que provoca estrés, afectando negativamente el bienestar personal y el rendimiento laboral.

Retomando esto último, ¿qué impacto emocional tiene para las personas iniciar un nuevo año sin una planificación clara?

Somos seres emocionales por naturaleza, lo que vivimos y lo que pensamos activa en nosotros una serie de emociones. Dicho de otra manera, tus comportamientos y pensamientos van a impactar en cómo te sentís. La falta de planificación genera conductas erráticas que llevan a experimentar una serie de emociones sumamente desagradables para la persona, generando mucho malestar. Ese malestar se va incrementando a medida que el año va avanzando y alcanza su punto más alto en diciembre. Ese es el mes en el que más consultas me llegan. Pero la realidad es que, como el dicho, es mejor prevenir que curar; planificar en enero para no sufrir en diciembre.

Cuando no planificas hacés mucho pero con poco sentido, claridad y proyección. Esto puede generar desmotivación, ansiedad, frustración (porque uno hace pero tiene la sensación de que no logra objetivos), inseguridad, descontento, culpa, enojo, y la lista podría seguir. El problema con esto, además de que obviamente, la persona realmente se siente mal, es que las emociones desagradables disminuyen la capacidad de aprendizaje y rendimiento, entonces el círculo de malestar y bajo rendimiento o productividad se va retroalimentando a sí mismo, empeorando las cosas.

¿Qué aspectos básicos recomendás para crear una planificación anual efectiva y realista?

Lo primero es lo primero: la planificación anual es el equivalente al diseño de tu año y como todo diseño debe existir en algún lugar por fuera de tu cabeza, es decir que debe estar plasmado en algún medio físico o digital. Considerado esto, tenés que empezar pensando en qué áreas de tu vida te gustaría enfocarte, luego fijar períodos de tiempo y metas asociadas a esos períodos. Es fundamental para mí, combinar esto con recursos de medición de logros, revisiones periódicas, anticipación a posibles obstáculos, flexibilización en caso de ser requerido.

¿Una última sugerencia?

Planificar no solo es una herramienta para organizar el tiempo, sino también una poderosa estrategia para construir el futuro que querés. Hacé que este sea el año en el que conviertas tus metas en logros reales, comenzando por definir esas metas con una visión clara y un plan sólido.

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por CEDOC

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