En el tablero de resultados, todo brilla: ventas récord, objetivos superados, clientes felices. En los pasillos, la historia es otra: agotamiento, reuniones eternas, líderes desbordados y un silencio que nadie quiere romper.
Algunas empresas confunden “alta performance” con exigir al límite sin medir el costo humano. Y claro, funciona por un tiempo. El problema es que ese tiempo suele ser corto y la factura alta.
En estas culturas lo urgente muchas veces gana: se premia al que sacrifica fines de semana, no al que planifica para evitar incendios; suele reconocerse más el heroísmo de apagar un fuego que la estrategia que lo previene, se celebra al que “da todo”, aunque ese “todo” incluya salud y familia.
El resultado: equipos que rinden como estrellas fugaces, brillan fuerte y se apagan rápido. El burnout se vuelve norma, el talento se escurre entre las manos y lo que queda es un grupo extenuado con miedo a fallar e incapaz de innovar.
Señales de alerta
- Horarios que se extienden hasta la madrugada “porque hay que cerrar ya”.
- Lenguaje de guerra: “no hay margen para errores”.
- Miedo a decir “no puedo” o a pedir ayuda.
- Rotación alta e invisible: las renuncias se multiplican.
La ironía es que, a largo plazo, esta cultura mata los mismos resultados que buscaba proteger. El alto rendimiento sostenido no se logra con más presión sino con más inteligencia y cuidado.
Cómo transformar la trampa
- Medir el éxito también por la salud del equipo: no solo preguntar por las cifras, sino por cómo se sienten y qué necesitan.
- Premiar la eficiencia y la prevención: reconocer al que entrega a tiempo.
- Líderes como ejemplo: un líder que enfrenta conversaciones difíciles sin eludirlas transmite más que cualquier discurso motivacional.
- Aprender del error: después de un fallo, reunirse para mejorar el proceso y no para buscar culpables.
No es un logro ganar esta carrera si te quedaste sin equipo para la próxima. La cultura no es lo que decís en tus valores corporativos, es lo que tu gente vive cada día. Y si lo que vive es desgaste físico y mental, no importa cuántas cifras publiques: la verdadera cuenta ya está en rojo.
Diseño y facilito experiencias que combinan reflexión, acción y conversaciones trascendentes para transformar la manera en que las personas se relacionan, trabajan y logran resultados.
Roxana Gabriela Ponzo
Coach disruptiva del ser · Facilitadora de lo emergente
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por CONTENTNOTICIAS














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