María Paula Arata: Sanación y arte

María Paula, ¿cómo fueron los inicios en su profesión?

Nací en Bahía Blanca, crecí en Tornquist y desde 2007 vivo en la ciudad de La Plata. Soy artista visual autodidacta y gestora creativa. Mi camino en el arte no fue lineal: estudié la carrera de Contador Público y durante muchos años imaginé mi futuro lejos de los pinceles. Sin embargo, la vida me llevó por otro rumbo.

Tras un proceso personal difícil, luego de varios intentos de formar una familia, con intentos de tener hijos con tratamientos de fertilidad y de atravesar una separación, encontré en el arte una forma de terapia. La pintura apareció primero como refugio y pronto se transformó en un espacio de sanación, de búsqueda y de reencuentro conmigo misma. Lo que comenzó como un recurso personal se convirtió con el tiempo en una vocación y en un nuevo modo de vida.

¿Cuáles son los servicios que brindas al público?

Mi obra se centra en la abstracción, con una paleta marcada por colores neutros, tierras y beiges que transmiten calma, introspección y conexión con la naturaleza. Me apasiona trabajar con texturas: quiero que mis pinturas no solo se miren, sino que también se sientan, que inviten a una experiencia sensorial donde lo visual y lo táctil se encuentren. Concibo cada obra como un puente hacia la emoción y la reflexión, sin imponer una interpretación única, sino permitiendo que cada persona la sienta a su manera.

En la actualidad, además de la creación de obras originales, llevo adelante proyectos que expanden mi trabajo: intervenciones en objetos, ropa y accesorios, y colaboraciones con marcas a través de colecciones cápsula. Mi propósito es que el arte trascienda el lienzo y se integre en la vida cotidiana, generando nuevas experiencias y conexiones.

¿Cómo te proyectas de cara al futuro?

En el mediano plazo me proyecto consolidando mi presencia en el ámbito nacional e internacional, acercando mis obras a más personas y hogares, y desarrollando proyectos interdisciplinarios que sigan ampliando los límites de mi práctica artística.

¿Cuáles son sus diferenciales en el rubro?

Lo que me destaca es mi mirada integral: no concibo el arte solo como un objeto decorativo, sino como una experiencia transformadora que conecta emociones, historias y espacios. Si volviera a empezar, tal vez me animaría antes a mostrar mi obra al mundo. Hoy entiendo que el arte cobra sentido cuando se comparte, y que cada cuadro siempre encuentra a la persona que estaba esperando recibirlo.