Thursday 4 de July, 2024

ESPACIO NO EDITORIAL | 25-06-2024 07:54

Pablo Bernasconi revela el rostro de Mireya para el nuevo edificio de Vertical Constructora

El retrato de la mítica rubia del tango llega de la mano de Pablo Bernasconi y da comienzo a una serie de figuras femeninas que serán exhibidas en los edificios de Vertical Constructora.

Él es Pablo Bernasconi, ilustrador, poeta y artista plástico, explorador de lo visible, revelador de lo invisible. Ella era la más linda y deseada, brillaba en los arabescos del tango tanto que “se formaba rueda para verla bailar”. Ambos se encuentran en el escenario del arte a partir del desafío propuesto por Vertical Constructora de componer los retratos de cuatro mujeres del tango para sus edificios Mireya (EE. UU. 3731), Gricel (EE. UU 3798), Bacana (Castro Barros 826) e Ivonne (San Ignacio 3652), en Boedo, CABA. Pablo se comprometió con el proyecto y hoy Mireya muestra su imagen inaugural en el edificio de EE. UU. 3731.

Claudio Azcuy y Estrella Koira de Vertical Constructora lo visitaron en su galería “La ridícula idea” en San Carlos de Bariloche y allí Pablo dialogó con Perfil.

Vertical Constructora te propuso la creación de los retratos de cuatro figuras femeninas del tango para el hall de sus edificios, ¿por qué aceptaste?

Me pareció muy interesante la idea de proponer una mirada atípica sobre las mujeres del tango. Eso es lo que más me cautivó, porque es algo que no he visto. La representación de los varones está muy difundida, de las mujeres no tanto o casi nada. De hecho, investigando para el retrato de Mireya descubrí que no existía su imagen y eso también me cautivó: se tenía que inventar para que existiera. Después, la locación: que vaya a ser expuesta en un edificio tiene para mí algo especial. Como yo no vengo de las “bellas artes”, vengo de las artes gráficas y de la comunicación, me conmueve que sea una invitación a transgredir ciertos formatos, es decir, que la obra no tenga que estar “en la pared, al lado de cartelitos” con curadores, con formato “galería” o “museo”. Yo no sé quién pasará por ahí, si son vecinos, visitas, si será el delivery que viene a dejar una pizza, ¡y eso es un montón! Porque el público de las galerías es “el público de las galerías”, y es muy raro que el delivery las visite. Esa cosa fortuita del público que se encuentra con una obra sin buscarla me parece como un añadido brillante.

Contanos sobre tu técnica para crear retratos.

Mis retratos son sucesivas capas de significados articuladas entre sí. Hay elementos elegidos que los componen y trazan una línea casi arquitectónica: hay pilares, hay bases, hay techos. Es una construcción donde se manifiesta una idea. Vos los separás y un pomelo sigue siendo “un pomelo” o un zapato “un zapato”. Ahora, al estar en contraposición en esa especie de lucha amistosa, componen una figura y manifiestan ideas desde un entramado lúdico. También hay pistas, porque es un encuentro ante la inteligencia del otro que debo contener, y eso es algo muy placentero para el espectador. A mí me gusta que me lo hagan, que alguien me invite a ese juego y me diga “estas son las reglas”.

¿Cómo fue la composición de Mireya?

De todos los personajes era el que menos conocía. Después de la charla con Claudio y Estrella investigué bastante y había poquísimo, más allá de la letra del tango (“Tiempos viejos” de Manuel Romero). A nivel visual era nulo, del bar “lo de Hansen” había una sola foto, muy mala y no del todo certera. A Mireya le correspondieron, entonces, ciertas licencias, ya que no existen imágenes ni demasiada información. Fue, de algún modo, sacarle el velo del anonimato facial y darle un rostro a una figura con gran presencia, una presencia voluptuosa frente a otras que quizá fuesen más sumisas, recatadas u oscuras. Esta mujer no: Mireya tenía que ver con lo deslumbrante, era un faro dentro de este bar medio marginal. Ella era la perdición, era como las sirenas para Ulises. Entonces, hay fuego en el retrato y el tango se representa en esos zapatos de baile que son sus cejas. También está el abanico, que es un disco partido y tiene encaje quemado. En general, trabajo con elementos intervenidos: si voy a poner encaje será quemado, desteñido o deshilachado. En este caso es quemado, es bravo: ella era brava como también su entorno.

¿A Gricel, que es el retrato siguiente, como la imaginás?

Todavía no sé. El tango me encanta. La versión que hicieron Fito Páez y Luis Alberto Spinetta es hermosa. Yo la escuchaba mucho y recuerdo de que del disco La, la, lá era el tema que más me gustaba, ¡y no sabía que era un tango! Después recordé que mis padres lo escuchaban y vino de ahí también. Quizá suceda algo similar con mis retratos, tal vez algún joven ─que de tango, “nada”─ contemple a Mireya y sienta curiosidad por esta cultura desde un lugar lúdico, casual, reinventado. También va a despertar polémicas seguro. Cosa que es agradecida, no esperaría menos. El arte en sí mismo tiene ese carácter polémico e incómodo y hoy, especialmente, tiene ese rol fundamental.

También te puede interesar

por CEDOC

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios