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CULTURA | 03-08-2015 21:03

La "Colección Daros Latinamerica" llegó a Argentina

Uno de los conjuntos de obra de la región más importantes se exhibe en la Fundación Proa. Debate político y social en clave visual.

Las obras de la potente exhibición “Colección Daros Latinamerica” permiten “encontrar senderos que señalan ciertas preocupaciones comunes” de artistas contemporáneos latinoamericanos. Es un viaje a través de piezas capaces de producir sentido y profundizar cuestiones estéticas, sociales y humanas. El curador es Rodrigo Alonso quien, junto a Katrin Steffen, seleccionó las más de 40 piezas que se lucen en Fundación Proa, convertida en “arena para el debate y la reflexión”.

Tal como fue la aspiración del curador y director artístico de Daros, Hans-Michael Herzog -quien reunió la valiosa colección suiza que suma 1.200 piezas de 117 artistas de Latinoamérica-, aquí no hay meros juegos formales, sino pasión e inteligencia, quebrantos espirituales e investigaciones históricas. Muchos la conocieron en Río de Janeiro, en la magnífica Casa Daros (edificio del siglo XIX recuperado con millonario presupuesto) que suspendió sus actividades. Esta imperdible muestra aparece como una de las últimas oportunidades para apreciar este relevante patrimonio.

Imprevisibles y universales. Dibujos, esculturas, pinturas, objetos, instalaciones, videos, piezas sonoras y obras hechas para un sitio específico revelan problemáticas geopolíticas, violencias públicas y privadas, resistencias y utopías. Lejos del cliché folklórico, “Colección Daros propone rechazar la existencia misma de un arte latinoamericano como tal”, dice Adriana Rosenberg, directora de Proa. Cierto, es un arte hecho en Latinoamérica pero con nociones y sentimientos universales.

El inolvidable video “Bocas de ceniza” de Juan Manuel Echavarría (Colombia, 1947) registra voces y rostros de siete desplazados de esa zona -Bocas de Ceniza, desembocadura del río Magdalena en el Caribe-, consecuencia de los enfrentamientos armados. Ellos cantan sus desgracias y sus esperanzas pero bien podrían ser la de los kurdos o somalíes. Los griegos también se identifican con la caja musical de “12 canciones cortas” del argentino Jorge Macchi, que transforma en música una serie de titulares financieros perforados sobre tiras de papel.

“Colección Daros Latinamerica” se presenta introduciendo la discusión sobre lo latinoamericano, la globalización y los símbolos del poder, como la pintura en expansión de la bandera argentina de Fabián Marcaccio; con aparente confusión de elementos y caóticas imágenes incluso discute la noción de pintura.

En Sala 2 predominan las alusiones a lo cotidiano como el ropero con cemento de Doris Salcedo (Colombia), que sellado sirve sólo para recordar torturas y encierros. Desechos tecnológicos en el enorme mapamundi del brasileño Vik Muniz, reflexionando sobre las consecuencias del progreso. Entre el humor y el ingenio, el diseño y el arte, el colectivo cubano Los Carpinteros ofrece dibujos y esculturas, con edificios icónicos y significados distintos para cada uno. Hasta con “Mugre”, el impactante video de Rosemberg Sandoval con el cuerpo y la suciedad de un hombre en situación de calle en Bogotá, se puede discutir y poner en escena la crisis del arte.

La Sala 3 subraya al cuerpo como depositario de las señales de los conflictos sociales. ¿Cómo olvidar las fotos del joven soldado mutilado en la guerra colombiana de las drogas, el trágico “David” de Miguel Ángel Rojas? El registro de la acción de la mesiánica “Limpieza Social” de la guatemalteca Regina José Galindo -su cuerpo como sede para retratar la represión social- establece una conversación con la instalación de Teresa Margolles (México, 1963), ocupada como siempre con los trabajos y fluidos que rodean a la muerte.

Rosângela Rennó se sirve de las imágenes que la rodean -como cuerpos tatuados, de archivos policiales de una cárcel de San Pablo- y las recicla para atender con su mirada a la compleja realidad brasileña. “Las imágenes dicen lo que uno quiere que digan” dijo días atrás en Buenos Aires, invitada por Buenos Aires Photo. ¿Cómo desterrar la visión de “Autopsia” del santafesino Marcos López?, escena que retoma imágenes de la historia del arte, Rembrandt, la foto del Che Guevara muerto en Bolivia, ofreciéndolas para nuevas interpretaciones.

La escalera hacia Sala 4 es el sitio ideal para escuchar “La Carrera” al panameño Humberto Veléz, audio que parodia las carreras de caballos -aquí con nombres tales como: Miss Panamá, Papi rico, Oligarca, One dólar- en Panamá y sátira sobre contrapuntos sociales. Ya en la sala, se entremezclan el juego y lo maravilloso, como las puertas que maravillan de Leandro Erlich (Argentina). Las irónicas esculturas de Nadín Ospina (Colombia) parecen objetos precolombinos, pero están coronados con cabezas de personajes de historietas norteamericanas. El conmovedor video del venezolano Javier Téllez (Venezuela, 1969) muestra como un grupo de ciegos de nacimiento reconstruyen la imagen de un elefante sin haberlo jamás visto; y muchas más obras de artistas poco difundidos aquí. Con exhaustivo catálogo, con el apoyo de Embajada de Suiza y patrocinio de Tenaris - Organización Techint.

por Victoria Verlichak

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