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SOCIEDAD | 21-09-2020 13:05

Chicos sexualizados: el fin de la inocencia

Quiénes son las famosas que exponen a sus hijos. Y la serie de Netflix con una niña que hace twerking.

Una foto de Wanda Nara de espaldas, en bikini y posando de manera sensual, y un video de Jimena Barón bailando en ropa interior podrían pasar como una publicación picante más de las modelos en redes sociales. 

Sin embargo, ambas tenían un condimento que hicieron que quedaran envueltas en el centro de una polémica. En el contenido publicado habían involucrado a sus hijos menores y la audiencia arremetió contra ellas: las criticaron por hipersexualizarlos.

Incluso, según publicó el portal italiano Corriere dello Sport, la asociación Codacons, que se ocupa de la defensa del medio ambiente y los derechos de los usuarios y consumidores, denunció a Wanda Nara por considerar que haber utilizado a su hijo como fotógrafo en una imagen sugerente era una “forma de violencia hacia los menores y una violación de las leyes sobre la privacidad de los menores”. 

Algo similar había ocurrido cuando en diciembre de 2019 Barón subió un video bailando con su hijo Momo en ropa interior. Aunque no hubo una denuncia, las fuertes críticas hicieron que la actriz cerrara sus redes por un tiempo.

En ambas ocasiones el debate dividió aguas y surgieron dos posturas. Por un lado, quienes consideraban que esas actitudes eran parte de una cotidianidad familiar y por eso no traían mayores problemas, y por otro, quienes creían que se estaba sexualizando y perjudicando a los niños. 

Mirada psicológica

Dentro del mundo académico hay bastante consenso respecto a la temática. Exponer a menores a situaciones para las que tal vez no están preparados, ya sean estímulos que pueden interpretarse como sexuales o adjudicarles una actitud que no es propia para su edad -como aparecer ultramaquillados en afiches o revistas-, trae consecuencias.

Gabriela Dueñas, doctora en Psicología, licenciada en Educación y psicopedagoga, explica a NOTICIAS: “El niño está sexuado, pero su energía sexual está derivada hacia todo lo que tiene que ver con los aprendizajes tanto sistemáticos que ofrece la escuela como los que tienen que ver con la cultura. Cuando esta energía está enfrentada al cuerpo adulto, a la exposición a situaciones y escenas vinculadas con la sexualidad adulta, el niño no puede canalizar esa energía donde la tiene que canalizar”. 

Para ella, actitudes de la vida cotidiana pueden generar excitación en los menores sin que los adultos tengan conciencia de eso.

Jimena Barón hijo

En ese sentido, a diferencia de situaciones en las que niñas aparecen representadas en una postura mucho más adulta, como en el afiche de la película “Cuties” de Netflix o en tapas de revistas de otras épocas, que producen un rechazo generalizado, en los casos de Barón y Nara surgieron contraargumentos: ¿se puede juzgar la manera en que una madre decide criar a su hijo? ¿Los perjudican o los educan libres de preconceptos?

Varias de las posturas que aparecieron en ese debate apuntaron a que esas imágenes son parte de la normalidad en la que viven los hijos de estas famosas y que, en todo caso, el rótulo sexual era puesto por los espectadores: aseguraban que los niños no lo percibían así.

María Mercedes Pagliotti, licenciada en Psicología y especialista en psicología clínica infanto-juvenil, señala: “El hecho de exponer a los niños a estímulos que aún no están psíquicamente preparados para procesar podría considerarse como violencia. Hay que tener cuidado con que, desde el punto de vista de un menor, no sea un mensaje erróneo que actúe como puro estímulo sin ser mediado por la palabra que explique y contenga”.

Así, para poder delimitar cuándo hay una hipersexualización, Dueñas propone: “No hagas delante de tu hijo lo que no harías delante del vecino. Hay que ser muy cuidadosos con los chicos, con la proximidad física, con cualquier tipo de conducta que tenga alguna connotación erótica en el sentido adulto sexual porque los niños efectivamente se excitan y hay que evitarlo: resulta traumático en su desarrollo, en el sentido de que no tienen recursos para procesar la información que están recibiendo”. 

Las profesionales coinciden en que hay que ajustar los filtros con los que los adultos conciben estas conductas, porque están naturalizadas. 

Efecto Lolita

La polémica por la publicación de Wanda Nara sucede semanas después de que Netflix promocionara la película “Cuties” con un afiche que, para muchos, “normaliza la pedofilia”. 

Si bien la trama de la producción intenta justamente visibilizar el problema de la hipersexualización de las niñas, la imagen y la sinopsis elegidas para hacerle marketing hicieron que tuviera un fuerte rechazo por parte del público. 

Cuties

Allí se ven cuatro chicas en calzas y tops durante un concurso de twerk. El resumen de la plataforma de streaming decía: “Amy tiene 11 y quiere pertenecer a un grupo de chicas de su edad que bailan sensualmente, entonces empieza a explorar la feminidad y desafiar a su familia religiosa”.

Juan Carlos Volnovich, médico y especialista en psiquiatría infantil, observa: “Muchas veces hay expresiones artísticas que tienen la intención de exagerar los rasgos como manera de criticar y de instalar en el espectador, de manera cómplice, una posición crítica pero que lamentablemente es captada por el mercado y termina siendo un refuerzo de lo que se intenta criticar, una especie de apología de esa sexualización, en este caso de las niñas”. 

En esa línea, hace hincapié en que no es casualidad que sean solo niñas -y no niños- las que aparecen objetivadas. Durante mucho tiempo, el modelo “Lolita” hizo que en los medios y en la moda aparecieran niñas aparentando un erotismo adulto. 

En Argentina, Nicole Neumann encarnó ese estereotipo cuando comenzó su carrera a los 12 años. Toda una época estuvo marcada por un fenómeno en que modelos adolescentes y preadolescentes eran exhibidas como objetos sexuales o “explotando su aniñada sexualidad”. 

Aunque esos formatos ya no son aceptados gracias a los cambios de paradigma, Pagliotti analiza las consecuencias que puede traer ese modelo. 

“Entendemos la hipersexualización como la exaltación de la sexualidad como vehículo para poder ser más valorado socialmente y eso puede provocar mayor preocupación por la imagen corporal, actitudes sexualizadas que no correspondan con la edad, exhibición de conductas sensuales y provocativas, trastornos de la alimentación y preocupación por el deporte a muy temprana edad en vez de jugar, que es imprescindible para su desarrollo”, explica la especialista.

En tiempos en los que ya no hay tapas de revistas con niñas en ropa interior, pero sí existe un contacto intenso con pantallas y plataformas que muchas veces incentivan a menores a mostrarse mayores de lo que son, los profesionales acentúan la necesidad de generar recursos para preservar la inocencia que debería tener la infancia. 

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Delfina Tremouilleres

Delfina Tremouilleres

Periodista de Información General.

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