Las nuevas generaciones ya no tienen que esperar a la adolescencia para poder armarse un perfil en las distintas redes sociales. Los padres, que solían ser quienes prohibían o administraban el uso de la tecnología a los menores, hoy son quienes crean y gestionan sus cuentas, incluso antes de que sepan hablar.
El debate sobre cuál es el límite entre subir fotos de acontecimientos importantes de los hijos -como parte de la cotidianidad propia de vivir en un mundo 4.0- y terminar exponiendo a los más chicos se volvió un tema central entre quienes trabajan con niños. Incluso, apareció un término para nombrar al fenómeno: el “sharenting”, que surge de las palabras en inglés “share” (compartir) y “parenting” (paternidad).
Con varias figuras del espectáculo a la cabeza de esta práctica de volver influencers a los menores, su infancia se transformó en un tema público y se instaló en la agenda. La pandemia, además, hizo que proliferaran las imágenes de niños en la web: sus padres pasan todo el día con ellos, comparten sus ocurrencias, y hasta se crearon desafíos para hacer con los chicos y viralizarlos.
Baby influencers. Mirko Wiebe y Matilda Salazar se convirtieron, sin dudas, en los bebés más famosos de Argentina. Con cuentas verificadas en Instagram, tienen 5 millones de seguidores y 262 mil, respectivamente. “Me encanta compartir mi crecimiento con ustedes”, reza el perfil de la hija de Luciana Salazar, administrada por la modelo, donde se puede ver su día a día.
Alejandro “Marley” Wiebe comparte todavía más contenido en el usuario que tiene su hijo, Mirko: hay alrededor de 1000 publicaciones que muestran sus primeras palabras, las actividades que realiza y las ocurrencias que tiene. El agitado movimiento que hay en su cuenta lo convirtió, con apenas un año, en 2018, en el ganador de los premios Martín Fierro Digitales al “Rey de las Redes del Año” y el de oro.
María Mercedes Pagliotti, especialista en psicología clínica infantojuvenil, explica a NOTICIAS: “En el caso de los hijos de famosos el cuidado sobre la intimidad, la seguridad y la consecuencia emocional sobre el contenido que se va a publicar tiene que estar presente y quizás aún más que en cualquier otra situación, ya que la posibilidad de que se viralice una publicación sobre sus hijos es aún mayor y así también la exposición de ellos”.
Es que, si bien en personalidades públicas las consecuencias que puede traer la divulgación de la intimidad de los niños se ven exacerbadas por la llegada que tienen, en cualquier caso hay potenciales riesgos. Según un estudio de la Universidad de Michigan, que disparó las alertas sobre esta problemática, el 56% de los padres comparte imágenes potencialmente vergonzosas sobre sus hijos, el 51% muestra datos personales que servirían para identificar dónde vive el niño y el 27% publica fotos poco apropiadas de los menores.
“Los niños en un futuro pueden sentirse perjudicados por las fotos que subieron sus padres y pueden tener cierta relación con el bullying y la violencia encubierta, disfrazada de inocencia e ingenuidad. Además, pueden poner en riesgo la privacidad del menor ya que esas fotos quedan a disposición de gente que no conoce y se corre el peligro de que el contenido se divulgue en páginas no deseadas”, señala Pagliotti.
En ese sentido, otra de las alarmas que encienden desde los organismos de protección de menores tiene que ver con la seguridad. Muchas veces, sin darse cuenta, se exponen datos -como un logo del colegio, una patente de auto o un nombre de calle- que pueden ayudar a ubicar a los niños, desprotegiéndolos.
Identidad digital. Con la cuarentena obligatoria creció la cantidad de tiempo que los padres pasan con sus hijos y eso hizo que aumentaran las publicaciones de bebés y niños en las redes. De hecho, algunos llamados madres o padres “influencers” comparten sus ideas sobre cómo sobrellevar el aislamiento con los chicos y muestran tips para inventar actividades recreativas o involucrarse en las tareas cotidianas.
Incluso, hay una gran cantidad de páginas con videos graciosos de menores que se viralizaron y aparecieron “challenges” -a los que muchos famosos se sumaron- para hacer con los más chicos.
Para muchos, la publicación de contenido de sus hijos aparece como una cuestión lúdica o de orgullo. Las modelos María del Cerro, Wanda Nara y Fernanda Callejón también armaron perfiles de sus hijas en Instagram que alcanzan los 127 mil, 28 mil y 15 mil seguidores respectivamente. Siguiendo sus propias carreras, suben allí looks modelados por sus hijas, producciones de fotos y la asistencia a algunos eventos o programas de televisión.
“La infancia es una parte constitutiva de la vida de un ser humano y como tal hay que cuidarla y tener en cuenta sus derechos. Es muy necesario cuidar la intimidad y la seguridad del contenido que se publica, porque termina formando parte de la historia de cada uno de esos niños”, concluye Pagliotti.
Comentarios