Hay un ritual que ambas realizan religiosamente: después de grabar las dos mesas semanales de invitados durante una larga jornada de sábado, Mirtha Legrand y Juana Viale se comunican por teléfono: la nieta le cuenta lo más significativo de lo que se verá al aire y la abuela escucha. La conversación se repite el domingo por la tarde, después de la salida de ambos programas: la nieta pregunta entonces qué le pareció y la abuela baja línea aunque se deshace mayormente en elogios sobre lo bien que le quedó tal o cual prenda. “¿Sabés qué te vas a poner la semana que viene?”, pregunta la jefa del clan siempre un pasó más adelante.
Desde el pasado 15 de marzo, cuando Legrand tuvo que dejar la conducción de “La noche de Mirtha” (los sábados) y “Almorzando con Mirtha Legrand” (los domingos) a raíz de la cuarentena, Juana Viale tomó las riendas del ciclo. Lo hizo sorteando las comparaciones y los comentarios de índole negativa, una cuestión que con el paso del tiempo y el propio progreso escalonado de Viale fue quedando de lado. Según contaron desde el círculo íntimo de ambas mujeres, la propia Mirtha se lo hizo saber en los últimos días. “Estás mucho más suelta, me encanta”, le dijo en uno de los tantos zoom que ambas mantienen durante la semana.
Además de hablarse por temas del programa, Mirtha y Juana son cultoras de un diálogo muy fluido. Se trata de una relación cariñosa y de carácter irrompible. Las aristas íntimas de este vínculo, el cual ambas custodian celosamente de las miradas ajenas, permiten que fluya el buen momento de Juana en las ahora llamadas mesazas. Cada una siendo como es. “Las dos tienen carácter fuerte, pero son distintas. De hecho Juana baja su impronta personal al aire sin buscar parecerse a su abuela. Eso a Mirtha le gusta”, explican.
Mirtha y Juana son cultoras de un diálogo muy fluido: es una relación cariñosa y de carácter irrompible.
La aceptación de Viale por parte del público de Legrand y el rating que acompaña –el anteúltimo fin de semana de junio, Juana alcanzó picos de 10 puntos superando a su competidor, Andy Kusnetzoff– son un bálsamo que llega después de una seguidilla de golpes personales muy duros que viene sufriendo el clan familiar. A la muerte de José Martínez Suárez, el hermano mayor de Mirtha, en agosto del año pasado, se le sumó la partida de Goldy, el 1 de mayo último en plena cuarentena.
Estética. Si hay un link que une a nieta y abuela es el look. Es en ese ida y vuelta de los comentarios y sugerencias donde reside gran parte de la complicidad que hay en la intimidad de ambas. “Les quiero contar que este vestido maravilloso me lo hizo Gino Bogani. Es de terciopelo, chiffon de seda y sin costuras. Lo hizo todo arriba mío con su magia espectacular”, contó la semana pasada Juanita. “Abuelita, vos morías por verlo”, le dijo en un mensaje directo a su abuela, quien le viene pidiendo que dedique mayor tiempo a mostrar lo que lleva puesto. Juana misma contó que Mirtha estaba por demás expectante de verla con el vestido de Bogani. “No saben cuántas veces me llamó mi abuela... ‘¿Qué te vas a poner? ¿De qué color es?’”, ventiló Juana con humor.
Se sabe: Mirtha es por demás coqueta y ultradetallista de la imagen, una cuestión que no se da tanto en Juana. “¡Estoy en pelotitas, abuelita! Y esta es la vueltita para usted", dijo hace poco, contestándole al aire luego de que “la Chiqui” le hiciera una crítica por alguna trasparencia de lo que llevó puesto. “Cada una tiene su estilo. Pero la moda las une indefectiblemente. Y muchas otras cosas más que no las sé. Y si las supiera, no las diría”, dice a NOTICIAS el diseñador Gino Bogani, reforzando un poco esa coraza privada que mantienen ambas.
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Operativo retorno. Después de tantos años frente a la pantalla, y con la conocida dedicación que Legrand le pone a su trabajo, estar encerrada cumpliendo la cuarentena obligatoria es algo que no le agrada. Uno de sus colaboradores más cercanos lo viene repitiendo en los últimos meses: “No puede volver, pero volver sería lo mejor que le puede pasar”. La conductora pasa sus días en su departamento de Avenida del Libertador, donde conversa mucho con amigas y mantiene su rutina de estar informada de todo lo que sucede.
Esta semana trascendió que Nacho Viale, su nieto y productor, ya está trabajando para el regreso. Si bien desde StoryLab deslizan que está “aún muy verde” la cuestión, existe la posibilidad de que se arme un mini estudio de televisión en su propia casa, en el contexto del asilamiento y con todas las medidas de prevención. “No va a recibir invitados, sino hacer un móvil con todo súper higienizado.
Sin comida, pero va a poder intervenir desde su casa hasta que termine esto”, detalló el periodista Ángel de Brito. “No lo veo posible”, razona alguien que la conoce a Mirtha desde hace muchos años. “Ella es persona de riesgo, no va dejar entrar ni a un camarógrafo a su casa. Y no sé hasta qué punto podría hacer intervenciones sin ser la protagonistas”, agrega. Otra persona del área de imagen que viene trabajando con Legrand acota: “Si hacen esas salidas desde la casa, algo que van a tener que trabajar muy bien es el tema de las luces. Para poner al aire a Mirtha no es que vas, salís con un celular y listo”.
En junio pasado, Mirtha salió por teléfono desde su casa en un almuerzo. Fue en ese momento cuando aprovechó para felicitarla al aire, y para decirle que ese sillón donde su nieta estaba sentada “ahora tenía dos dueñas”. Quienes están cerca de Juana dicen al respecto: “Si hay algo que a ella no le gusta es que la llamen ‘la heredera’. Lo suyo es la actuación”. Así lo hizo saber Juana, con la contestación que le dio a su abuela al aire: “Esto es tuyo. Cuando pueda te lo entrego con todo el amor del mundo”.
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