Friday 2 de May, 2025

SOCIEDAD | 28-04-2025 15:53

Fenómeno streaming: cine turístico

Las ficciones que tienen atractivas ciudades como escenario, un subgénero que se consolida en las nuevas plataformas.

Un nuevo subgénero se consolida en las plataformas de streaming de cine, donde el argumento romántico se entrelaza con un elemento que no es menor, la postal perfecta de una ciudad extranjera. No se trata ya sólo de una historia de amor o de autodescubrimiento emocional, sino de una experiencia visual pensada casi como un folleto turístico. Un cine de escapismo con GPS.

Un claro ejemplo de ello es “Una aventura en Marruecos”, donde la actriz Laura Dern, en el rol de una famosa escritora estadounidense de corazón roto y espíritu inquieto, se encuentra, por vicisitudes de la vida, con un Liam Hemsworth (el hermano de Thor) y terminan disfrutando de los bellos paisajes de Marruecos. La cámara se deleita y provoca como diciendo: “¿Y vos, cuándo venís?”.

Traveling. El presente cine funciona como agencia de viaje global. “Fin de semana en Croacia” es otro caso. Un thriller suave, donde la intriga va de la mano con las vistas del Adriático. Las protagonistas buscan respuestas mientras recorren callecitas empedradas y toman vino con fondo de mar. La tensión es casi secundaria, lo que importa es el destino.

No es casual que estas historias se ambienten en lugares tan pintorescos. Así, las ciudades más exóticas y menos reconocidas se vuelven escenarios predilectos. “Una historia de amor en Copenhague” muestra a la capital danesa como un lugar donde siempre hay una bicicleta esperando y una puesta de sol reflejando en los canales. Y aunque en este film dirigido por Ditte Hansen y Louise Mieritz la historia se vuelve un drama, los recovecos de la ciudad se convierten en una tentación a la hora de planificar futuras vacaciones. 

Por su parte, la película “En la Toscana” pone todos los clichés del cine turístico a su disposición. Viñedos infinitos, cocina rústica y atardeceres que parecen diseñados por Inteligencia Artificial. Si bien se sabe que la Toscana es uno de los lugares más bellos de Italia, toda esa magia natural se sucede mientras los personajes se redescubren entre platos de pasta casera y declaraciones de amor.

Misma lógica para “Romance en Verona”, que, fiel a su título, mezcla el espíritu shakespeariano con la vibra de un Airbnb de lujo. Todo es pintoresco. Hasta las dudas amorosas parecen más llevaderas cuando uno las atraviesa caminando por aquellos balcones históricos.
Y si alguien pensaba que la fórmula no podía volverse más evidente, con “Un deseo irlandés”, su protagonista Lindsay Lohan lleva adelante una historia con tintes de cuento de hadas, enmarcada por acantilados verdes, cálidos pubs y castillos centenarios. Irlanda se luce tanto o más que sus actores y director.

Pionero. Antes de que el streaming global convirtiera a las ciudades del mundo en sets de rodaje aspiracionales, Woody Allen ya había trazado su propia geografía sentimental en el cine. Con "Match Point" (Londres), "Vicky Cristina Barcelona", "Medianoche en París" y "A Roma con amor", el director inició una etapa europea donde cada ciudad se volvió parte esencial del relato. No eran simples locaciones, eran atmósferas vivas que moldeaban a sus personajes.

No es casual que el fenómeno crezca en tiempos de sobreinformación, incertidumbre global y economías frágiles. El streaming responde con productos diseñados para reconfortar, para ofrecer un “mundo mejor” donde la belleza es accesible, la comida siempre apetitosa y el amor se encuentra a pocas cuadras del hotel boutique.

Las historias, en definitiva, son apenas un vehículo. Lo central es el viaje o la ilusión de viaje. Y aunque el espectador rioplatense probablemente no esté por subirse a un avión rumbo a Florencia o Estambul, durante 90 minutos puede entregarse a la fantasía de habitar otra vida y en otra ciudad. Es cine, sí. Pero también es turismo low cost para el alma.

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