“Las crisis traen oportunidades” augura el dicho popular y algunas famosas supieron sacarle provecho. Aunque no perdieron sus trabajos, encontraron la forma de hacer una moneda más en medio de la parálisis de actividades por la pandemia.
Aprovechando su visibilidad, usaron sus nombres como marca y crearon tiendas online en donde quisieron abarcar un gran público: como si fueran mayoristas, venden de todo.
Eso sí, no dejaron de lado su costado cool. Los productos que ofrecen están a la moda o son exclusivos, y eso se ve reflejado en los precios.
Andrea Bursten, Florencia Peña y Belu Lucius fueron de las primeras en sumarse a esta tendencia que crece. Con el boom del e-commerce por el contexto de aislamiento, supieron ver la veta mercantil.
Curadoras de compras
Aceites y mix de semillas, cremas y shampoos de alto nivel, ropa, calzado, muebles y artículos de decoración, objetos de librería y hasta tecnología.
La variedad que hay en los “marketplace” de estas celebrities las vuelve curadoras de compras. En sus páginas, prometen, hay artículos que ellas mismas usan y recomiendan.
Al ABC de la publicidad -emparentar un producto con una famosa- le suman otra estrategia: vender un poco de todo, haciendo acuerdos con otras marcas.
Marina Damil, consultora de marketing y comunicación y directora de Pixel, explica a NOTICIAS: “Cabe destacar que las figuras públicas usaron el formato marketplace, bajo el cual lo que hacen es establecer alianzas con diferentes marcas, que son revendidas en el market de la famosa. Este formato es a veces más fácil de gestionar, porque no corren el riesgo de tener que producir cierta mercadería, sino que las marcas lo hacen por ellas”.
En ese sentido, Flavia Palmiero y Candelaria Ruggeri tomaron el camino contrario. En lugar de optar por la reventa, apostaron a tener sus propios productos, aunque solo ofrecen un tipo de artículo.
Palmiero, por su parte, abrió una tienda online de enterizas y bikinis que además de llevar su nombre la tiene como modelo. El precio de los trajes de baño varía entre los $5500 y $7900.
"Hacía rato que tenía ganas de sacar una marca personal, sobre todo, teniendo en cuenta la relación que tengo con mis seguidores. Pero la verdad es que hice esto para no volverme loca y no angustiarme", contó en una entrevista con el sitio Teleshow.
Ruggeri pensó un emprendimiento bastante particular: vende filtros para fotos de Instagram. Un pack puede costar entre $1400 y $3500.
Estilos
Todo en “FDEFLOR”, la marca de Florencia Peña, gira en torno a ella. Las fotos de los productos, el nombre, el slogan -”Flor de actitud”- y hasta los videoclips que armaron para lanzar la tienda virtual la tienen como protagonista.
“FDEFLOR es un escaparate, una tienda con las prendas y productos que me gustan”, promociona la actriz.
La multiplicidad de productos -hay desde mesas ratonas y sillones hasta bodys de algodón- coincide con la diversidad de precios. Se pueden encontrar botas de $11.500 -en promo- y remeras de $1900.
Con la premisa de llevar adelante un proyecto familiar, la influencer Belu Lucius abrió una tienda online, “Lucius Store”, junto a sus papás, su marido y su hermana. Su intención fue que cada miembro del clan tuviera una sección dentro de la página con las cosas que lo identifican.
Así, por ejemplo, su hermana Emilia, que tiene una cuenta de recetas de comida, tiene una pestaña en la web con elementos de cocina. De la misma manera, el jugador de rugby Javier Ortega Desio, casado con Belén, ofrece objetos para entrenar.
El resultado: un popurrí de mercadería que va desde lápices, mostacillas para armar pulseras y tazas hasta inflables para bebés, notebooks y auriculares.
Fiel a su estilo, Andrea Bursten optó por la sofisticación y exclusividad. En su tienda hay relojes de alrededor de $60.000, camperas de $36.000, pulseras de $20.000, escritorios de $16.000, sábanas de $13.000 y shampoos de $4000.
Lo único que no llega a las cuatro cifras en el precio son los aceites de oliva y los mix de semillas que vende.
Con mayor o menor glamour, las tres tiendas coinciden en algo: la amplia gama de rubros y productos que ofrecen.
Damil señala: “En la tienda de Belu, Flor y Andrea, los productos son mayormente de ‘Lifestyle’. La cuarentena hizo que las personas presten más atención a su estilo de vida, por lo cual una estrategia de productos lifestyle es un buen mix, si se combina con la publicidad desde las cuentas de estas figuras públicas. Lo que se vende en las redes sociales no son productos en sí solamente, sino un estilo de vida”.
Estrategia
Hoy en día, las estadísticas incentivan a abrir una tienda online. En lo que va del 2020, la facturación del comercio electrónico creció un 106%, lo que se traduce en 314.602 millones de pesos, según un informe de Kantar para la Cámara Argentina de Comercio Electrónico.
Pero solo con la web no alcanza. Se necesita un plan de marketing que haga que el emprendimiento llegue a una gran audiencia. Las famosas, a priori, lo tienen garantizado.
Damil analiza: “El caso de las/los influencers que tienen su propia tienda online me parece totalmente estratégico ya que tienen una de las variables más importantes con las que tiene que contar un ecommerce: tráfico que viene de las redes sociales”.
Además, entiende, tienen otro plus: “Por otro lado, al provenir de una ‘marca personal’ que se construye con el nombre de la persona, ese tráfico suele tener mejores tasas de conversión a ventas, ya que los artículos están relacionados con un producto ‘estrella’ que son los propios famosos/as”.
Acostumbradas a los conocidos canjes, la acción publicitaria predilecta en redes sociales, fueron un paso más allá y aprovecharon la ventaja de tener un gran caudal de seguidores para armar sus propios negocios de reventa.
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