Fue una de las noticias de la semana: una joven de 18 años denunció haber sido drogada y violada en su primer día de trabajo por el hombre que la había contratado. Las pericias constataron que la víctima tenía “lesiones graves” y la causa quedó en manos de la jueza Karina Zucconni, quien imputó a Irineo Humberto Garzón Martínez, de 35 años, por el delito de “abuso sexual simple” y le concedió la libertad. El episodio, que habría sucedido en un local comercial del barrio porteño Balvanera, generó una indignación masiva por la brutalidad del ataque y, además, por la cantidad de mujeres que, de alguna forma, se vieron reflejadas con la historia. Sucede que en el ámbito laboral, los números de la violencia machista asustan. Y hasta pueden observarse en hechos extremos como el de Tahis, pero también en situaciones más “sutiles” que todavía pueden ser "naturalizadas".
Sol Ferreyra, conocida en redes como “Sol Despeinada”, se había referido al tema de la violencia en espacios laborales apenas unos días antes de la noticia. La médica y docente de la Universidad de Buenos Aires suele utilizar sus historias de Instagram para que sus seguidores cuenten su propia experiencia, en general sobre temas que suelen estar silenciados. En esta oportunidad, abrió la sección preguntas con la consigna “Experiencias en entrevistas de trabajo”.
La cantidad de respuestas fue importante y con testimonios de todo tipo: mujeres a las que se las hace posar en bikini para puestos administrativos; preguntas sobre la maternidad; o propuestas sexuales a cambio del trabajo; comentarios sobre los cuerpos de las postulantes, sobre todo si tienen obesidad o sobrepeso. Todos los relatos pueden encontrarse en las "Historias destacadas" en la cuenta de Ferreyra.
Si bien las respuestas son anónimas, ponen en palabras un tipo de violencia específica.
Violencia machista en números
El Observatorio Nacional de Violencia contra las Mujeres elaboró un informe (“Violencia contra las mujeres en el ámbito laboral”) en el que se realizó un análisis cualitativo y cuantitativo en el marco de las llamadas recibidas en la Línea 144.
El estudio recogió relatos de las denunciantes. Entre algunos ejemplos se pueden mencionar: “R. relata que su jefe ejercía violencia hacia ella, a través de gritos, insultos, maltrato, tocándose los genitales frente a ella. (Córdoba, 60 años)”; “T. menciona que sufre hace varios meses violencia psicológica y de acoso en su trabajo por parte del encargado. Comenta que el hombre la mira, le dice cosas fuera de lugar, ha llegado a agarrarla de la cintura y perseguirla buscando estar a solas con ella pese a que se cansó de pedirle que la deje tranquila. (Buenos Aires, 24 años)”; “E. relata que sufrió acoso laboral y sexual por parte de su jefe, la hacía quedarse en su puesto de trabajo más de 12 horas cuando todo el resto del personal ya se había ido. Además en varias ocasiones la llamó a su oficina y le hizo proposiciones sexuales que ella rechazaba y esto generaba que el agresor se ponga más violento. A raíz de esta situación la mujer comenzó a sentirse muy mal anímicamente (Buenos Aires, 41 años)”.
Las similitudes con los relatos en la cuenta de Ferreyra son claros. “El acoso se da en distintos niveles, desde la entrevista hasta en el trabajo en sí mismo y hasta para crecer en el ámbito laboral”, reflexiona la médica y agrega: “En la entrevista siempre se ve la pregunta sobre la maternidad, sobre si van a quedar embarazadas, con quiénes viven, si las mantiene otra persona, quién va a cuidar de sus hijos si ellos se enferman. A los hombres no se les pregunta eso porque se da por sentado que ellos no se encargan de las tareas de crianza. Si llegan a ese trabajo aparecen algunos conceptos que son nuevos: el 'techo de cristal' y el 'piso pegajoso'. Cuesta poder acceder a puestos de jerarquías".
El estudio del Observatorio, además, clasificó las llamadas recibidas para llegar a algunas conclusiones. Se analizó un total de 1108 comunicaciones correspondientes a los años 2017 y 2018, de las que resultó que en el 98% de las denuncias se identifican agresores varones mientras que aproximadamente el 2% hace referencia a agresoras mujeres (compañeras de trabajo o superioras a cargo).
La violencia psicológica es la que más se observó en el ámbito laboral (alrededor del 88%). Además, se registró que del 2017 al 2018 hubo un salto de 10 puntos en denuncias sobre violencia sexual.
En cuanto al vínculo con el agresor, el 50.36% de las mujeres en situación de violencia laboral refirieron que la persona que las agredió fue su superior a cargo y el 49.6% fue registrado bajo el vínculo “otros”. “Para que la igualdad entre los géneros sea una realidad es menester erradicar en lo cotidiano los abusos, hostigamientos y diferentes formas de violencia que se ejerce contra las mujeres, tanto en el ámbito privado como en el ámbito público”, concluye el informe.
Abuso en Balvanera
El episodio que instaló el tema de la violencia en los ámbitos de trabajo fue denunciado el sábado 23 de diciembre por la madre de la víctima. Según relató la mujer, llamada Thais, su hija había acordado una entrevista laboral con su agresor en un comercio ubicado en Paso al 600 a partir de un anuncio publicado en redes sociales. La familia es de Venezuela y se encuentra radicada en Argentina desde hace menos de dos años. La joven buscaba trabajo debido a que su padre había sufrido un ACV y quería colaborar económicamente en su casa.
Thais denunció que durante las conversaciones que mantuvo por WhatsApp su hija con hombre denunciado, ya habían aparecido comentarios fuera de lugar como si la joven tenía novio o si era madre. Durante el primer día de trabajo, cerca del mediodía, la chica se comunicó con su madre: “Me contesta que tiene miedo y le digo que salga de ahí pero me dice que (el hombre) cerró el local. Yo estaba muy desesperada, sabía que estaba adentro y que algo estaba pasando”, relató la mujer.
La señora hizo la denuncia de inmediato. La Policía arribó hasta el comercio, donde encontraron las persianas bajas. Después de llamar varias veces, los efectivos ingresaron, detuvieron al hombre y hallaron a la joven tirada con el torso desnudo. Al parecer, el agresor le habría puesto algún estupefaciente en un vaso de agua que la dejó inconsciente.
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