La manera confrontativa a ultranza de gobernar de Milei se deriva de su proyecto mesiánico. El Presidente y quienes componen su círculo íntimo están profundamente convencidos de llevar a cabo la misión divina de fundar un nuevo orden social, cuya referencia es un pasado mitificado en el que Argentina habría sido una potencia mundial. El proyecto de Milei es a la vez político y espiritual: no se entiende plenamente una dimensión sin la otra.
En los movimientos milenaristas como el que impulsa nuestro Presidente -aunque sus seguidores no comprendan toda su visión- la transformación social radical es parte de un plan divino y para ello tanto la intervención humana como la celestial son necesarias.
Este íntimo convencimiento de ser un instrumento sagrado se puede ver en los testimonios de sus ex colegas recopilados en el libro “El Loco”, de Juan Luis González, en algunas confesiones en sus días de fenómeno mediático y más tarde en referencias de sus discursos públicos, primero como político ganador y luego como Presidente.
Su lectura económica de la historia argentina y de la complicada situación actual del país se inserta en una visión cosmológica mayor que incluye a "fuerzas del cielo", al "Uno" (Dios), a intermediarios extraordinarios (Conan, su hermana Karina) que lo ayudan a cumplir el legado divino de hacer triunfar a las fuerzas del Bien (el capitalismo libertario) sobre las del Mal (el estatismo y el comunismo engendrados por el Maligno).
No hay metáforas aquí. Milei no es "como" un profeta. Milei se cree un profeta, que vino "no a guiar corderos, sino a despertar leones".
Con su idiosincrático uso de la Biblia, del Judaísmo, de un espiritismo trans-especies, compone un efectivo mix de espiritualidad que impulsa el proyecto político y que explica sus características contenciosas, maniqueas y refractarias al diálogo. La lectura de la realidad de Milei no es sólo económica o histórica, sino que construye una nueva grieta, ahora cósmica, una lucha entre el Bien y el Mal, en la que estamos involucrados todos los argentinos (los "de bien" y los otros).
*Alejandro Frigerio es antropólogo y sociólogo.
por Alejandro Frigerio
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