Ni Josef Stalin, el rey con mano de hierro de la propaganda soviética, se animó a tanto. La Televisión Pública, el Canal 7, dio vergüenza ajena cuando este martes 22 cubrió la salida del avión de Aerolíneas Argentinas que viajó a Moscú para regresar con 300 mil dosis de la vacuna Spuntik V contra el Covid.
Basta con releer los graphs o zócalos de aquella noticia para sonrojarse y levantar temperatura sin necesidad de ningún vodka.
“Vuelo histórico a Rusia”.
“Una misión sin precedentes”.
“El 24 llegarán las primeras vacunas para salvar a todos los argentinos”.
“Es un cargamento único, que nunca pensamos que íbamos a cubrir”.
“Este no es un vuelo más: es el primero de muchos para traer vacunas de todas partes del mundo”.
Y un muy efímero –tal vez por lo bochornoso– comentario que arriesgaba: “Una vez más, Aerolíneas Argentinas realiza un vuelo para traer soluciones a todos los argentinos”.
Solo les faltó un "vamos ganando" al estilo Malvinas.
Aerolíneas Argentinas es un coto de La Cámpora, la organización de Máximo Kirchner que, por indicación de su madre CFK, viene cuestionando la tibia defensa que el área de comunicación de Alberto Fernández, a cargo de su vocero Juan Pablo Biondi, hace de la gestión. Cristina Kirchner pretende más énfasis y militancia en la propagación del actual relato del Gobierno y cuestiona el dialoguismo del Presidente, quien no termina de sentirse cómodo en el corset kirchnerista. ¿La obscena propaganda del canal oficial y de Aerolíneas sobre lo que ha dado en llamarse el “Operativo Moscú” fue obra no del Gobierno, léase Alberto, sino de La Cámpora, es decir, CFK?
Algo es seguro. Lo que la “publinota” del Canal 7 promete, esas 300 mil dosis para prevenir el contagio del coronavirus, apenas alcanza para vacunar a los médicos que hoy se arriesgan en la pelea contra la enfermedad. El resto seguirá esperando, hasta nuevo aviso. Y eso sin detenernos en las dudas que el propio Vladimir Putin instaló cuando tuvo que admitir que, por su edad, aún no se había vacunado. Y sin hablar de los otros compradores que casi en soledad apostaron por la Sputnik V rechazada por el presidente ruso. Entre ellos aparecen Venezuela, Hungría y el estado brasileño de Bahía, y no mucho más.
Pero esos son solo detalles. Seguro que el 7 pronto nos dará más buenas noticias, de esas que hubiesen ruborizado al propio Stalin.
por Por Franco Lindner
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