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PERSONAJES | 06-06-2019 12:26

Pichón Baldinu: "Me gusta construir mi propia realidad"

Pionero del teatro aéreo, abre las puertas de este mundo no convencional. Cómo volar del under a las marquesinas comerciales.

Manejados con joysticks desde un control tras bambalinas, los actores vuelan y corren por el aire sobre la cabeza de un público que ya no goza de la protección de la butaca sino que permanece de pie en un espacio incierto, oscuro, sin límites precisos. La acción no se restringe al cuadro fijo del escenario, no hay solamente un escenario, puede desencadenarse en cualquier punto cardinal de esta dimensión desconocida, en el momento menos esperado, y arrastrando una batería de luces, bombos electrónicos y/o aullidos de sintetizadores diseñados para el estremecimiento. Puede ser, incluso, que llueva una parte de los 6.000 litros de agua que recirculan por función.

“Este esquema de acción genera un descalabro de reglas que hace que te expongas a decodificar el show de forma no convencional”, explica Pichón Baldinu, autor de “Hombre vertiente” –obra señalada–, y uno de los pioneros de este género interdisciplinario que amalgama actuación, música, danza aérea, tecnología e ingeniería.

Arrancó en el rubro cuando no existían manuales, después de ver al grupo catalán “La Fura dels Baus”. Enseguida entendió que tenía que abandonar el Conservatorio Nacional de Arte Dramático para ponerse el arnés, colgarse del cable y explorar desde el vórtice este género emergente. Y lo hizo: fundó La Organización Negra (1984); De La Guarda (1992); y su propia compañía teatral, “Ojalá” (2006), con la que desarrolla todo tipo de emprendimientos artísticos y multidisciplinarios. Ya como director y fuera de escena, escribió “Hombre vertiente” (2008), show que no escatima en efectos ni en audacia, gracias al cual acaba de pasar triunfal por la taquilla veraniega de Villa Carlos Paz.

“Esperaba que tuviera éxito, pero íbamos a un territorio donde 'Hombre Vertiente' no tiene nada que ver con el tipo de espectáculo que predomina. En Carlos Paz, como en Mar del Plata, los espectáculos se venden por sus figuras, mediáticas o locales. Es decir, capocómicos cordobeses o referentes de la comedia a nivel nacional. Nosotros no tenemos ningún personaje mediático, el personaje es el show, lo que vivís en una propuesta así”, destaca Baldinu, sentado en el living de su casa del Bajo Belgrano, recién llegado de Córdoba, paladeando el dulzor del triunfo, con su golden retriever echado en la alfombra.

Noticias: ¿Cómo define “Hombre vertiente”?

Pichón Baldinu: Es un espectáculo inmersivo, significa que el público está en el centro de las acciones, y eso genera un cambio de reglas de juego, donde el público está en el territorio del actor y el actor en el del público. Son códigos de representación que cambiamos y que ponen al espectador más vulnerable, atento, sensible, hasta menos prejuicioso, porque le hablás con otra velocidad. Trabajamos con un lenguaje que va a los sentidos y emociones; trabajamos con 6.000 litros de agua que reciclamos todas las noches, pero gran parte termina en el público. Esto requiere de una infraestructura diferente de la del teatro convencional. Trabajamos en el aire. El espacio de los actores está recorrido por cables de acero, para subirlos y bajarlos manejados por operadores con joysticks.

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Noticias: Además de una buena idea hay que tener en cuenta la ingeniería, la tecnología, la infraestructura necesaria y varios otros elementos fácticos. ¿Cómo es el proceso de creación en esta especialidad?

Baldinu: Después de tantos años de dedicarnos a este tipo de espectáculos, ya generé como un músculo. Cuando pienso la idea, pienso también en cómo resolverla. Sobre trabajar en el aire, fueron tantos años de desarrollar esas técnicas, tomadas del alpinismo, de la construcción o de la industria, y las reformulamos para que sirvan a un relato teatral. Claro que necesitás quién las lleve a cabo, técnicos que las adapten.

Noticias: Con “Hombre vertiente” incorpora el agua al espectáculo en la altura.

Baldinu: Hicimos “Hombre vertiente” para la primera expo universal de agua en Zaragoza, lo creamos para ese evento, y fuimos al fabricante número uno de fuentes de la Argentina. Ahora, cuando eso se tiene que llevar a una experimentación, no hay plata que lo banque porque la segunda o la tercera vez que va un técnico al taller y le decís: “No, no quiero un chorro de siete metros de alto porque no lo puedo meter en la mano”, ahí viene una ingeniería a la que esas empresas no se dedican. Entonces tenés que investigarlo in-house, en tu propio universo. Ahí viene gente que se da maña y empieza a formarse el técnico, subvencionás esa investigación y se van desarrollando tus propios técnicos. Este camino es costoso, sobre todo porque el objetivo es teatral, no industrial.

Noticias: ¿Cómo fue eso al principio, sin experiencia ni “literatura” previa?

Baldinu: Cuando hicimos “Doma” en el velódromo, por ejemplo, fueron cinco shows de 15.000 personas. Toda la escena ocurría sobre una grúa torre de 50 metros de altura. Cuando fuimos a instalarla no era solamente que tenía que bancar eso, había que hacer un estudio de la rigidez del suelo. En resumen, tuvimos que hacer unos pilotajes y armar siete columnas de siete metros de profundidad para sostener la grúa. Nunca sabés cómo te va a ir. “Hombre vertiente” condensa todas esas experiencias, ese camino con técnicos que se han formado dentro de nuestra compañía para poder desarrollar estas ideas.

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Noticias: ¿Cómo se metió en esto?

Baldinu: En el 84, cuando entré en el Conservatorio de Arte Dramático, quería ser actor de teatro y de cine, me gustaba el cine. Eso duró un año. Mucho tuvo que ver La Fura dels Baus, a los que vi en Córdoba con 18 años. Volví y formamos nuestra propia movida con La Organización Negra, una de las compañías que empezó a revolucionar el teatro local. Trabajábamos con un lenguaje que no tenía texto, una estética propia, buscada, profundizada. Después trabajamos en el aire e hicimos la tirolesa en el obelisco. Luego formamos De La Guarda, y fue un gran cambio, porque llevamos toda la experiencia. Aunque éramos un poco huérfanos, teníamos la convicción de que era eso o convertirse en nadie. No tenías un destino artístico. Estar entre la espada y la pared es un gran motivador, te empuja a buscar tu propio camino. Y bueno, con “De la Guarda” fue una explosión.

Noticias: ¿Cuál fue esa explosión?

Baldinu: Instala el teatro aéreo como una nueva manera de expresarse en lo teatral. Nosotros elegimos esa palabra: “teatro”. No lo presentamos como un arte escénico sofisticado ni de vanguardia. Nos mostrábamos como una compañía de teatro y eso fue lo que generó que el espacio aéreo se transforme en otro espacio dramático. Nada tiene que ver con la acrobacia o lo circense, porque el objetivo es generar teatralidad y no hacer un acto de destreza física y generar el virtuosismo. Lo que hace Cirque Du Soleil o el circo en general es mostrar cierto virtuosismo en los desafíos acrobáticos. También generan especulación con el riesgo de que te puedas caer. Con el teatro aéreo no buscamos eso, por lo menos yo. Desde ya que cuando estás trabajando a 30 metros de altura, a 5 o a 3, te podés lastimar mal, pero lo que buscamos es generarle al público una imagen onírica, trabajar con las emociones, que puedas componer tu propia lectura de esas imágenes. El aire es un espacio excitante.

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Noticias: ¿Cuál sería la definición correcta del género?

Baldinu: Experimental me gusta mucho, al fin y al cabo siempre me defino como un experimentador. Soy muy experimental en todo. Me gusta mucho construir mi propia realidad. Después te das cuenta de que tiene que ver con la creatividad el hecho de no tener los recursos, porque eso hace que busques generarlos de otro modo. Muchas veces, de esa forma descubrís nuevos lenguajes, y los necesitamos, porque si no tenés la tele, el cine, el disco, la danza, el teatro… En el medio hay una variedad de cosas que es lo más interesante, y que no podés definir. Es algo que tenían los ´80: entrabas a un lugar y no sabías si era un bar, un “cabarulo”, un lugar de enfermos mentales… Y esa indefinición le daba potencia a ese lugar. Después vienen las revistas y lo demás y tienen que ponerle nombre a todo.

Noticias: ¿Este tipo de teatro goza hoy de la misma respetabilidad que el teatro convencional?

Baldinu: Se lo considera porque se impuso a codazos. Desde La Organización Negra que nunca se consideró teatro. En De la Guarda no salíamos en ningún resumen de teatro y llenábamos. “Hombre vertiente” tiene un lenguaje más complejo, mezcla el lenguaje que tenía De la Guarda con uno más teatral. Está visto como teatro físico, performático, aéreo, una mezcla de circo con rave y música electrónica. Todavía no hay un espacio, pero si hay más que antes. Los medios masivos todavía lo consideran como una avant-garde. Tiene algo de eso, pero es tan complejo y caro. Es difícil que se desarrollen más compañías. Hoy en día, para colgar a alguien necesitás elementos muy caros, seguros y sofisticados. Nosotros, en Carlos Paz, generamos un nuevo espacio, construimos nuestro teatro en un espacio vacío y llevamos nuestras estructuras de tubos, armamos los escenarios con nuestras infraestructuras de vuelo, lo cerramos de negro y lo convertimos en una sala de teatro. Porque si no era un galpón. Lo transformamos para que el público entre en un espacio teatral diferente.

 

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Damián Richarte

Damián Richarte

Periodista.

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