Sunday 28 de April, 2024

PERSONAJES | 28-09-2023 13:25

Fernando Marín: “Pienso en el hoy, la vida es futuro”

Empresario y productor, generó éxitos en radio, TV y en el deporte. Hoy celebra la vuelta de FM Horizonte. Optimismo y creación.

Fernando Marín dice que es una persona que cada mañana se inventa un sueño. Que suele hacer trampa, porque piensa y vive el sueño que le da la gana. También dice que no es un apasionado del pasado. “Si quiero ver el ayer, miro los archivos o las fotos. Pero siempre pienso en el hoy, fundamentalmente, y en el mañana. Para mí la vida es futuro”. Eso dice este hombre de 84 años, que de juzgar por sus logros a lo largo de décadas profesionales, podría multiplicar varias veces ese número. Es como si la suya fuese una mamushka de vidas. Hay una artística, una mediática, una deportiva, una personal. 

Marín ha sido hacedor de productos culturales que marcaron a generaciones: desde traer a la Argentina al Chavo del Ocho o crear Cantaniño, hasta Mesa de Noticias o Calabromas. Desde organizar muchas de las peleas de Carlos Monzón y producir partidos de Copa Davis hasta presidir Racing y sacarlo campeón en 2001 después de 35 años o meter mano en Fútbol para Todos durante la presidencia de su amigo Mauricio Macri. Desde la revolución tecnológica que implicó Video Show, con el eterno Cacho Fontana, hasta la impronta de FM Horizonte. Hace unas pocas semanas, gracias al trabajo de Marín con Jorge Fontevecchia, junto con la creatividad de Eddie Sierra, Sergio "Chicho" Soldati y Martín Wullich, Horizonte está nuevamente en el aire, habitando el 101.9 del dial, y Marín lo siente como un renacimiento.

Noticias: ¿Ha ido siempre para adelante como una topadora?

Fernando Marín: No sé si como una topadora, pero siempre tuve como norte avanzar. Y te resbalas, tenés tropiezos y quizás alguna piedra. Pero antes de quedarme quieto, timorato, siempre avancé. Soy un apasionado de los cócteles raros; de alguna manera, yo inventé la nouvelle cuisine mezclando a Minguito con Grondona, En Supershow Infantil puse a Berugo (Carámbula), Gachi (Ferrari), Mónica Jouvet y Alberto Muney, pero lo más interesante es que contraté a la mona Margarita. Esa mona se enamoró de Berugo y cuando fuimos a hacer teatro a Mar del Plata, se me escapó el día del debut, se fue a la marquesina; hasta que no salió Berugo, no bajó (risas). Y con La Vida en Calabromas, lo llamé a Juan Carlos que era segundo o tercero en no sé qué programa y le dije que él tenía que ser número uno. Lo mismo que a Juana Molina, que estaba segunda de Gasalla. e hizo Juana y sus hermanas. Siempre arriesgué cuando vi talento. Tenía intuición. 

Noticias: ¿Qué de todo lo que generó le queda en un lugar especial del recuerdo?

Marín: Video Show, porque indudablemente incorporamos algo técnico que cambió la historia de la televisión argentina. La llamamos “la máquina de mirar”, dejamos de grabar en el canal con esas cámaras inmensas y pasó a ser una mochila con una camarita, que te permitía pedir señal y estar en exteriores, en un estreno o por el mundo grabando. Otra cosa que recuerdo como un antes y un después fue Cantaniño. En un momento ganamos 5 discos de oro y 3 de platino, vendimos más que Julio Iglesias. Con “Tengo un hermanito chiquitito”, rompimos todos los relojes. Otra fue el lanzamiento de FM Horizonte, la primera FM masiva, marcó un antes y después en la radiofonía argentina. Lo hicimos con un amigo al que quiero recordar, Teddy García Mansilla, era un amigo mío muy íntimo, pero trabajaba en un banco y con él pensamos la FM. Me dijo que en Chile estaban mucho más avanzados que nosotros y me traje al mejor disc jockey de Chile, puse a mi hija María José al lado mío y ahí crecieron (Mario) Mazzone, (Quique) Matavos y aquella firma tan rotunda de Martín Wullich que contaba una anécdota y decía: “A partir de ahora, una nueva hora comienza”. Hoy tenemos la suerte de tenerla otra vez en el aire. 

Noticias: ¿Qué siente al tenerla de nuevo en el dial?

Marín: Es como si me dijeras: “Fernando, volviste a saltar”, porque yo saltaba a caballo y gané un campeonato nacional en el 62. Haber escuchado al aire Horizonte de vuelta es como haber vuelto a saltar una valla de un metro cincuenta, es renacer.

Noticias: ¿Cuál es el denominador común en cosas tan diferentes que ha hecho, cuál es su marca?

Marín: Primero, no tener celos y rodearme de los mejores. Tuve mucha confianza en mí mismo pero compartí, fui generoso y buscaba a los mejores. Y después me apasionó la producción en exteriores deportiva. Yo soy un deportista en mi cabeza: todas las mañanas, me acueste a la hora que me acueste, salto de la cama y hago actividad. Aún hoy a los 84, practico golf, gimnasia, tenis, natación. Soy tan obsesivo que de grande fui a aprender natación, porque todos nadamos pero más bien nos tiramos a la pileta y flotamos. Así que a los 70 años, fui a tomar clases de natación.

Noticias: Ahí hay una marca personal, ¿no?. 

Marín: Bueno, porque soy un perfeccionista, fui a aprender a nadar con técnica. Nado 20 o 25 minutos seguidos, que es una bocha. Entonces qué hago mientras nado, voy pensando qué hacer después. 

Recuerda a su padre como a un tipo muy severo, recto, honesto, absorbido por el trabajo y las obligaciones, y que, siendo un muy buen deportista, empezó a fumar y a desbordar ceniceros. “Desde muy chico, dije: ”Esto que hace papá no lo voy a hacer”. Porque mamá le decía: “Viste todos los puchos que tenés en el cenicero, Fernando”. Y él: “Dejame tranquilo, China”. Y seguía trabajando. Entonces yo dije: “Está como preso”, y fui un amante de la libertad. De papá tomé la estrictez, el cumplimiento, el trabajo. Yo creo que agarré de mi madre la alegría y el amor”.

Una vez por mes visita a sus muertos en el cementerio pero les reza todas las mañanas. En su mesa de luz hay una foto de su madre. En realidad es una imagen montada a otra: todavía en épocas de cámaras a rollo, una toma en la que se lo veía a él sobre uno de sus caballos quedó coronada por otra del rostro de su madre, justo a la altura del cielo. En ese momento, supo que ese “error” fotográfico era un regalo, que lo acompañaría por siempre. Marín también tiene una foto del papa Juan Pablo II tomándole la cabeza. Se hizo devoto suyo cuando, en junio de 1982, en la Plaza de San Pedro, horas antes de que el sumo pontífice viajara al país en medio de la guerra de Malvinas, éste se le acerca entre la multitud y, al identificarse como argentino, le dijera: “Sólo palabras de amor”. 

Noticias: ¿Cómo ve la situación que atraviesa el país?

Marín: No me atrevo a decir qué va a pasar mañana. Aplico ese sueño del optimismo, pero hay mucha podredumbre. Y lo que deseo realmente que prevalezca es el bien. La columna vertebral de la vida son las instituciones, las dirigencias y las formas distintas de actuar. Entonces, ya que los políticos tienen vocación de poder legítima y tienen vocación de servicio, quiero que se pongan el sombrero alguna vez y trabajen realmente no solo para ellos, sino para el país. Y creo que hay ahora un momento bisagra, lo siento, es pura intuición. Siento que estamos rascando el fondo y aparecen seres que son como de otro planeta, sin hacer nombres, que en lugar de hablarle a los humanos, le hablan a las aves. Decís: “Éste está equivocado”. Y cuando mirás para el otro lado, decís: “Pero estuvimos con éstos 50 años”. Y en el medio estoy viendo una bisagra, y con algunos de ellos tengo una amistad de cariño muy estrecha, entonces, como diría Palito, yo tengo fe, no de que todo cambiará, de que algo cambiará. Y si cambia algo, va a ser para mejor, esta es mi sensibilidad hoy respecto al mañana de Argentina. 

Noticias: ¿Qué le pasa al gran hacedor que es usted cuando se va desacelerando el ritmo? ¿Le es fácil o lo sufre? 

Marín: Ahora el grupo Crónica está haciendo un documental de mi vida, es una primicia. Y es como un halago, como un legado, porque muchos de mis nietos no conocen tantas cosas de lo que yo hice y a mí me da calor a veces en una mesa con mis amigos decir hice esto o aquello. Parecés como un boludo diciendo yo, yo y yo, entonces me callo y eso lo sufro. Todos tenemos una cuota de vanidad, una cuota de miserabilidad, una cuota de egoísmo, una cuota de grandeza, una cuota de generosidad, el hombre está hecho de cuotas. Y yo a veces cuando hablo ante mis amigos, siento el rictus, como diciendo “éste otra vez con ´yo hice´”, entonces empecé a callarme. Pero no por la falta de reconocimiento de ellos, si no por esa cuota que yo siento el celo a flor de piel. Porque de la nada me hice esta pequeña fortuna que es mi vida, porque es una pequeña gran fortuna. 

Noticias: Eso de sentir que es mejor callarse, quizás lo deja sin libertad. 

Marín: A veces en la soledad encuentro mi máxima libertad. En la soledad me siento bien. Hay dos cosas que son mis recreo: la actividad física diaria y la soledad, porque pienso y fabrico el mañana. 

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Valeria García Testa

Valeria García Testa

Periodista.

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