La vida es un camino de luces y sombras. Bien lo sabe la protagonista de esta historia. Una mujer que logró sobrevivir a un dolor lacerante. “La vida no es Disney”, dice durante su charla con NOTICIAS.
Gabriela Arias Uriburu es escritora, comunicadora, conferencista y consteladora familiar. Es también una referente internacional en la lucha por los derechos de las personas.
En 1991 se casó con Imal Shaban, jordano musulmán, en Guatemala. Tuvieron tres hijos – Karim, Zahira y Sharif- y en el ’97 se separaron. La justicia otorgó el divorcio y le dio la tenencia de los niños a la madre. Sin embargo, el padre se apropió de ellos y se los llevó ilegalmente a Jordania. Allí comenzó el calvario y la batalla legal de Arias Uriburu que le llevó años y tuvo diferentes instancias. Finalmente, desde 2010 logró tener un vínculo fluido con sus hijos, que fueron siempre su prioridad.
Ya no es aquella mujer. El paso por ese campo de batalla le dio fortaleza, resiliencia, sabiduría y humildad. La posibilidad de ayudar a otros y también reconocimiento. Creó la fundación Niños Unidos por el Mundo y los Talleres de Encuentro y Sanación, que realiza con su socia Paula Wassner, especialmente para mujeres. Escribió nueve libros y el último - “El poder de las nuevas constelaciones familiares” (Editorial Kier)- es un camino de autoconocimiento.
El 9 de marzo, Gabriela encabezará junto con Juan Manuel Giordano, terapeuta de técnica vibracional, el evento multisensorial de terapias holísticas “Encuentro del Ser”, que se realizará en el Auditorio de Belgrano. Participarán también el músico Lucas Cervetti y la terapeuta de sonido Gisela Martinez con cuencos de cuarzo.
“Mis padres se separaron cuando yo tenía once años y fue una separación muy traumática. Ahí aprendí todo para mi siguiente paso que fue la separación con el padre de mis hijos. Por otro lado, a mi abuela paterna le habían sacado a sus hijos. Ahí nació el para qué de lo que estaba viviendo. Tuve que proteger y cuidar a mis hijos, reconstruir la familia y reivindicar a la madre. Pero también tuve que hacer un gran trabajo para sanar a mi ser mujer, que estaba completamente muerta, desvalida”, recuerda.
Noticias: ¿Qué aprendizaje le quedó?
Gabriela Arias Uriburu: Entiendo clarísimo el matrimonio con una persona de otra cultura, más en el contexto en el cual esto se da, con este enfrentamiento de oriente y occidente. Fue muy fuerte, muy complejo y me llevó a tener que trabajar mucho en mí, a leer muchísimo para poder ser esta madre de paz, sanadora y restauradora, para poder volver a brindarle a mis hijos la confianza de la vida.
Noticias: Sus hijos y su ex marido son musulmanes. ¿Qué mirada tiene usted sobre el Islam?
Arias Uriburu: El Islam está sostenido por un formato tribal. En la medida que pertenecés a la tribu es una religión que te protege, que te cuida. Yo no soy parte. Ahí vino todo el conflicto. Al no ser parte siempre estoy excluida. Lo único que pude lograr es que me reconocieran que soy la madre. Con todo el trabajo que hice, recién al octavo año la autoridad más grande del Islam en Jordania me dio un lugar, me agradeció y me dijo: “No conozco a ninguna madre en el Islam que haya hecho lo que vos hiciste”. Me restauró a mí como madre y a partir de ahí empezó otra historia en Jordania con respecto a esta madre católica occidental y argentina. Pero él siendo el sabio que era no pudo hacer más que eso. Yo sigo siendo la madre, pero extranjera, no pertenezco.
Noticias: ¿Cómo trabajó el dolor, el perdón?
Arias Uriburu: Yo quería lo peor para el padre de mis hijos, si lo mataba, mejor. Lo que me salvó de seguir en esa dinámica de destrucción fueron mis hijos y la historia que viví con mis padres. Ahí empecé a trabajar con mi violencia interna y con la dupla psíquica de víctima-victimario. El perdón no me fue suficiente. En la redención encontré la posibilidad de ir redimiendo estas fuerzas antagónicas para poder elegir lo que fuera mejor para mis hijos. Después, cuando ellos terminaron sus universidades y estuvieron listos para hacer sus caminos, empecé a ocuparme de mí, a trabajar con mi desierto, con mi dolor y lo sigo haciendo.
Noticias: ¿Cómo están sus hijos y cómo es el vínculo entre ustedes?
Arias Uriburu: Mis hijos están en Jordania y Zahira en Dubai. Dos se casaron y Zahira fue mamá de Jena. El vínculo va ensayándose, lo interesante es que hayan elegido casarse y desarrollar una familia. Ahí van a tener mucho para trabajar con lo que les pasó. Yo ahora estoy observando sus vidas y acompañando en lo que necesiten y ya voy cerrando el ciclo de mi historia. Ahora es la de ellos y yo necesito desarrollar lo propio.
Noticias: ¿Qué le sugiere la frase “Si sucede, conviene”?
Arias Uriburu: Si sucede es porque tiene que suceder. Es muy interesante esta frase porque generalmente uno no quiere que suceda. Y si no sucede, no hay vida, no hay la posibilidad de la reparación y de ir a más vida. Tenemos que salir de esta idea romántica de que uno viene acá a Disney. La vida no es Disney.
Noticias: En este camino de redención usted creó la fundación Niños Unidos por el Mundo. ¿Cuál es la misión y cómo está actualmente?
Arias Uriburu: Al principio, la misión fue trabajar con los casos de los niños que eran llevados al extranjero ilegalmente por alguno de sus padres. Hoy trabajamos con un grupo de profesionales interdisciplinarios. Estamos desarrollando el protocolo de la infancia que no existe y, además, estamos creando una aplicación para que los niños tengan su lugar de pertenencia y sientan que son parte.
Noticias: En los casos de divorcios mediáticos, se ve cómo los niños no sólo quedan en medio sino que son expuestos de alguna manera públicamente.
Arias Uriburu: Acá hay que mirar las historias que traen los padres detrás de ellos. Los niños hoy están ocupando el lugar que no están ocupando los adultos. Fijate que cuando aparecen le están diciendo algo a la madre o al padre. Dejaron de ser niños y pasan a ser una especie de padres de los padres o tienen que equilibrar un desorden muy grande. Se te estruja el corazón, porque el niño tiene que ser protegido y no ser expuesto. Pero están expuestos porque estamos frente a dos adultos que no están siendo adultos. Están heridos y es la herida la que comanda ahí.
Noticias: ¿Cuándo descubrió las constelaciones familiares y cómo impactó en usted?
Arias Uriburu: Marcela, mi hermana mayor, me trajo a las Flores de Bach, después al huesero, una especie de osteópata que aprendió la técnica en China, para que pudiera trabajar los ataques de pánico, la Ayurveda para ver cómo hacía para poder dormir. Y el huesero me dijo que tenía que trabajar mi cuerpo urgente porque estaba en medio de una guerra y no podía más. Eso me salvó de una enfermedad terminal. Empecé a entrenar y a hacer yoga. Cuando estás pasando una tragedia tenés que tener una disciplina de alimentación, una guía terapeútica y actividad física.
Noticias: Así llegó a las constelaciones
Arias Uruburu: Sí, Marcela me propuso que consteláramos a raíz de que su hija se había separado muy mal, y para mí fue un viaje de ida. Ahí entendí mi historia familiar. Después me formé como consteladora. Justamente en mi último libro describo mi trabajo desde mi sistema familiar. Por ejemplo, descubrí que mi onceavo o catorceavo abuelo fue judío. Ahí entendí porqué me casé con un árabe. La intifada la tenía en mi propio sistema familiar.
Noticias: ¿Tiene algún tipo de relación con su ex marido?
Arias Uriburu: Sí, pero no es una relación fácil.
Noticias: ¿Volvió a enamorarse?
Arias Uriburu: Sí, estuve varias veces en pareja y sigue siendo un gran tema para mí. Restituir la confianza en un par. Tuve mucha necesidad de estar con alguien para no estar sola o para sentirme segura. Todo eso lo fui trabajando, pero nunca logré estar con un par, siempre era para cubrir esos vacíos. Y es muy difícil que una pareja pueda sostenerse con ese peso. Hoy estoy en pareja, pero estoy más madura, en mi eje, y soy mi propia sostén. Estoy aprendiendo a ser pares. Es algo muy nuevo para mí.
Noticias: ¿Es feliz?
Arias Uriburu: La felicidad es amarse y aceptarse a uno mismo así como es. Lo estoy intentando. Vengo de una historia tan dura. No sólo me sacaron a mis hijos, sino el perjuicio, lo que pasó conmigo, lo que se dijo de mí. Estoy trabajando todo ese dolor. Decidí retirarme de esta vida en paz.
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