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PERSONAJES | 19-07-2021 15:33

Jennifer Dahlgren: "En los últimos años no me daba cuenta cuánto me pesaba mi carrera"

La lanzadora de martillo, cuatro veces olímpica, se retiró en abril. Lo que aprendió del bullying y de los fracasos deportivos.

Quién soy si no soy atleta. Esa fue la pregunta que le rebotó de la cabeza a las tripas durante meses a Jennifer Dahlgren. Veintitrés años, sobre treinta y siete de vida, como lanzadora de martillo. Antes de la pandemia, había decidido su retiro en los Juegos Olímpicos 2020. Cuando el covid empujó la fecha un año para adelante, se propuso aguantar y entrenó en soledad durante la cuarentena estricta. Tuvo que bancar quince meses sin competencias internacionales pero llegó al Grand Prix Sudamericano de Atletismo a fines de marzo y dos lanzadoras, que normalmente no la hubieran superado, le sacaron ventaja. Ella no sintió nada. Fue la señal clara de que se le habían acabado las ganas. 

Entonces, planeó su salida en el Sudamericano, que se haría a mediados de mayo en el Cenard. Hasta que tuvo que volver a maniobrar porque percibió que la fecha de ese torneo también se alteraría (finalmente, se retrasó y se hizo en Ecuador). “Terminé retirándome en el Campeonato Nacional (en Entre Ríos, a mediados de abril). Fueron los últimos seis tiros, me fui campeona nacional y (lanza un beso con la mano) nos vemos”. 

Ahora, habla con un tono calmo, sonríe mucho, se anima a ponerle la lupa a su recorrido y a las incertidumbres del futuro pero está liviana, madura, en armonía. Va a hacer un postgrado en Sports Management, se sumará a una ONG contra la crueldad animal y quizás trabaje como coach voluntaria en alguna universidad. “Hoy me siento más yo que nunca y de cierta forma liberada, no me daba cuenta en los últimos años cuánto me pesaba mi carrera”, confiesa. 

Noticias: Además, acaba de dejar su casa de Buenos Aires para radicarse en Houston, Estados Unidos, donde vive su familia.

Jennifer Dahlgren: Sí. Después de que me retiré, me vine a estar con ellos dos meses, medio en modo crisis de “qué hago ahora”, y mi vieja vivió todo el proceso conmigo de por dónde quería encarrilarme. Acá en Houston es como que no me conoce nadie. Si salgo con un chico, me dice: “¿Y vos quién sos?”. “Yo soy Jenny”. Pero en Buenos Aires, era la lanzadora, la olímpica, la atleta y después por ahí conocían mi personalidad. Hoy me paro frente a una persona como yo y no con el escudo de la atleta, me siento más vista. Así que vendí la casa, el auto, la bici. Hice limpieza desde las plantas, los muebles, una pared llena de premios y trofeos. Doné algunos trofeos a clubes para que puedan reutilizarlos y otros, que ya estaban muy baquetas, terminaron en la basura. 

Noticias: ¡Qué fuerte!

Dahlgren: Es que yo decía: “Está buenísimo que lo haya ganado y lo valoro, ¿pero necesito una representación material de lo que logré?”. Me fui achicando en todos los sentidos: todas las zapatillas de lanzar las doné a escuelas para que tengan buen uso. Me quedé con recuerdos como los peluches de los Juegos, una de las antorcha de los Juegos de Buenos Aires 2018, la camiseta firmada por Manu Ginóbili. Desde mi humilde opinión, que hoy el lanzamiento de martillo en Argentina sea más conocido gracias a la carrera que yo pude hacer con él, es lejos mi mayor logro, entonces qué más necesito, logré ese reconocimiento tanto propio como para mi deporte y me voy re satisfecha.

Noticias: ¿Es verdad que, hasta los 30 años, sintió que la deportista anulaba a la mujer?

Dahlgren: Sí, hubo un quiebre en mi adolescencia cuando pasé por la etapa fuerte de bullying. Me marcó tanto que sentía que como persona y como mujer no tenía de dónde construirme, entonces me empecé a armar gracias a los logros deportivos y al entorno que encontré en el atletismo que era de aceptación. Pero el lado personal femenino quedó relegado durante muchos años más. 

Noticias: ¿La producción de fotos que hizo para ESPN Magazine fue una gran bisagra?

Dahlgren: Fue el primer gran paso. Porque hay ciertos estereotipos de que el cuerpo de atleta es perfecto o todo musculoso y el mío nunca lució así. Y quería contar que una deportista profesional también tiene un montón de mambos con su cuerpo. Entonces dije: “Puedo usar este momento para emitir ese mensaje y ayudar”. Y empecé a hablar del bullying, me di cuenta de que hay un mundo de personas con inseguridades, que les ha pasado lo mismo.

Noticias: Recién entonces se enteraron sus padres de lo que había vivido, ¿no lo compartía con nadie?

Dahlgren: No, es así como funciona el bullying, te genera mucha vergüenza y aislamiento. Para mí, lo más peligroso es que los otros chicos tienen una habilidad nata de mirarte y saber cuál es tu peor inseguridad y hacen hincapié en eso. Yo ya sabía que era grandota, que era distinta al resto de las chicas. Entonces, sentía que tenían razón y que en cierto modo merecía lo que me estaban diciendo.

   Lo que se “merecía” iba desde un dibujo en el pizarrón donde una heladera con piernas, brazos y cabeza llevaba su nombre hasta que le quemaran un zapato, con su pie adentro. A eso se sometió durante años y en silencio. “Hoy no te digo que tengo un escudo ante el mundo pero estoy pudiendo filtrar las cosas y no hacerme cargo ni de las expectativas ni de los prejuicios de los demás”, cuenta. 

Noticias: ¿Cómo pasó de ser diferente a ser extraordinaria?

Dahlgren: En algún momento empecé a valorar todo lo que viví en el atletismo y me di cuenta de que mi vida era extraordinaria. Comencé a pararme en mis puntos fuertes y a decir: “Si mi vida es extraordinaria, es porque yo soy extraordinaria, porque supe lograr todo esto”. 

Noticias: Es muy activa en redes sociales y comparte sus aprendizajes. 

Dahlgren: Con las redes, el atleta recuperó el poder de contar su historia. Lo importante para mí siempre fue mostrarme genuina, con lo bueno y lo malo. 

Noticias: Vivimos en una sociedad exitista, sin embargo usted dice que se hizo más fuerte ahí donde desde afuera pareciera que peor le iba.

Dahlgren: Sí, totalmente, fueron seis años, a partir de Londres 2012. Llegué a Londres con el peso de haber sido la primera mujer en clasificar en un mundial y eso me catapultó a otro nivel de reconocimiento y de exigencia, de prensa, y yo estaba acostumbrada a ser una lanzadora de martillo y a que nadie le importara cómo me iba. Nunca me sentí tan mirada y esa presión fue enorme, no la supe manejar. 

   Si antes lanzaba y ganaba en el primer tiro; después del mal desempeño de Londres, el fantasma la acechaba y la encontraba. Fueron seis largos años de hacer fuerza para desactivar esa bomba y que le explotara en las manos en cada competencia. “Era la búsqueda de volver a disfrutarlo. Pero qué es el disfrute. Y ahí fue redefinir también qué es el éxito. El éxito no es un resultado, es quedarme tranquila de que dejé todo en el proceso”, afirma. Como si fuera poco, en 2018, un mes antes de los Juegos Odesur, se rompió el menisco y tuvieron que operarla. Sin embargo, volvió a lanzar sobre la hora y llegó al torneo. 

Dahlgren: Ahí dije: “Tiro a tiro, vamos mejorando”, y lo peleé, hice mi mejor marca del año y gané por 5 cm. Finalmente me sentí aliviada. Y después gané los Odesur, el campeonato Iberoamericano, 2018 fue un año tremendo, me invitaron a la gala del G20. Pero si hoy pudiera borrar tanto la situación de bullying como estos seis años dificilísimos en mi carrera deportiva, creo que no lo haría porque soy cien por ciento las cosas que viví. Es ir aprendiendo, evolucionando, entender que todos nos equivocamos, que todos somos humanos. 

Noticias: ¿Cómo se imagina que será ver los JJOO desde la pantalla?

Dahlgren: (sonríe y suspira) Bueno, lo vengo procesado, va a ser raro, pero no difícil. Cuando lancé por última vez el martillo, fue con la sensación de fin, no me quedó nada pendiente en la pista de atletismo. Antes miraba los resultados de otras chicas en cómo me afectaban a mí. Ahora me pude parar desde un lugar de fan y admiración. Estar alejada de la competencia, es un alivio, estoy muy tranquila con mi decisión.

Noticias: Decía antes que tuvo alguna cita, ¿está soltera?

Dahlgren: Estoy soltera, pero me bajé un par de apps, estoy ahí, saliendo a tomar un café. Es un cambio para mí darme lugar a tener una relación. Antes estaba de novia pero nunca lo dejaba entrar del todo porque tenía miedo de que me descarrile el ser olímpica y competir. Ahora me doy cuenta de que puedo dejar entrar a un flaco y que eventualmente tomemos decisiones juntos. Es un re cambio de mentalidad. Uno al final nunca tiene el control sobre el universo y las cosas que vendrán pero hay que darle más lugar al amor.

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Valeria García Testa

Valeria García Testa

Periodista.

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