Supo anticiparse. Cuando la pandemia nos encerró y comenzamos a redescubrir el sabor de la cocina casera, Juliana López May ya llevaba algunos meses trabajando en un libro que recupera aquellas recetas más familiares y ancestrales, esas que respiran calidez y calor de hogar. Y así, “Juliana Esencial” (Sudamericana) acaba de llegar a librerías con una propuesta de cocina “simple, rica y real”, que refleja a la perfección lo que el público viene buscando en la comida tras un año y medio de incertidumbre: refugio. A la vez, este título, nacido tras una larga temporada sin un nuevo libro, ofrece una versión de Juliana más depurada, minimalista y austera, tanto en ingredientes como en diseño y puesta. “Pensé en un libro sin maquillaje, que me conectara con la cocinera que soy hoy”, define.
Noticias: ¿Cómo nació esta nueva búsqueda?
Juliana López May: Después de haber pasado por varias etapas en mi cocina, me tomé el tiempo de volver a escribir algo que realmente sintiera de corazón. Este libro tiene sentido. Refleja el momento en el que me encuentro y la idea fue volver a lo esencial, a platos de antes, darle una vuelta de rosca a la presentación de las recetas simples. Hacer platos posibles para todos los días, que tengan anécdotas, cuentos, tradiciones. Muchas recetas son de mi mamá, de mi abuela, recetas que aprendí en viajes, con historia. Y quisimos también que este libro tenga esta nueva paleta, porque los primeros fueron muy floridos, y ahora me volví más austera.
Noticias: ¿Tuvo que ver la pandemia?
López May: En realidad ya lo había empezado antes, pero la pandemia me confirmó que ese era el camino. En ese tiempo aproveché para estar con mis hijos, tomarme mis ratos. Hice muchísimas clases de yoga, caminé, medité, hice cuanto curso tenía pendiente. Bajé varios cambios y me hice dueña de mi propia casa. Trabajo un montón y trabajaba mucho viajando también, y haber estado tanto tiempo sin viajar y muchos días muy presente fue todo un cambio. Para mis hijos, para mí, para la cotidianeidad.
Noticias: ¿Qué le pedía la gente en redes?
López May: Hubo varias etapas. A la semana de la pandemia empecé a dar clases online y daba tres semanales. Después bajé a dos, porque era mucho. Y estaba todo el tiempo haciendo videos para que la gente hiciera en sus casas, como un yogur casero o naranjitas. Fue un ida y vuelta muy lindo, todos hicimos de todo en las redes para entretener a los demás y escaparnos de lo que estaba pasando. Después hubo una parte en la que se empezó a formar un negocio, se convirtió más en una plataforma de ecommerce y también aproveché ese momento e hicimos una tienda online con un montón de productos, que la sigo teniendo. Fue como readaptar mi trabajo a lo que había disponible.
Noticias: Además se le cancelaron todos los viajes…
López May: Si te cuento todo lo que se me canceló, llorás. Yo viajaba a Italia, seis veces al año a Uruguay, a todas las provincias a dar clases, tenía contratos con empresas que se fueron de la Argentina, proyectos para mostrar Australia y Nueva Zelanda con una aerolínea… Fue tremendo.
Noticias: ¿Cómo le pegó todo eso?
López May: Por suerte nunca llegué a deprimirme. Creo que solo me agarraba un bajón los fines de semana, cuando no había nada para hacer. Pero poco a poco me fui amigando con esa situación y abriendo los programas, viendo a mi hermana y a mi mamá que viven cerca, disfrutando del concurso de cocina que armaba los sábados uno de mis hermanos que vive afuera, donde hacía de jurado… Lo fui viviendo día a día.
Noticias: ¿Le pasó de pensar en estos meses “qué bueno que no tengo un restaurante”, dada la situación compleja que vivió el rubro?
López May: Me sentí agradecida de no tener una estructura grande. Porque gracias a eso mi estrés no fue tan grande. No tenía la presión de tener muchas familias a mi cargo. Sí me preocupé por salir a hacer otras cosas, pero no por la inmediatez, no me corrían los sueldos. Tengo mi estudio y pago un alquiler, pero nada comparado a los restaurantes o las grandes cadenas o los shoppings con patios de comida.
Noticias: ¿Le sorprende la resiliencia de ese universo? Están abriendo muchas propuestas nuevas también.
López May: Está buenísimo, sí. Lo que está pasando es que la oferta es más interesante, más chiquita, más 1 a 1 y más divertida. Se ve el que hace todo atrás y eso es muy lindo. Además la gente tiene otra cabeza, aceptan lo que venga, sea comer afuera aunque haga frío. El gastronómico siempre tiene muchas exigencias, y tener ese guiño del cliente está buenísimo.
Noticias: ¿Y como consumidora a dónde le gusta ir?
López May: Me gusta mucho el bodegón. El lugar poco pretencioso, de toda la vida, que sea rico y simple, casero. Pero también me divierte conocer lo nuevo. Lo que pasa es que soy más diurna, me gusta el restaurante fresco, liviano y de día.
Noticias: En pandemia también lanzó su delivery en alianza con Kitchenita, ¿qué la sedujo para finalmente animarse a ese tipo de negocio?
López May: Me pareció una buena propuesta para desarrollar otro tipo de canal. De llegar a un público que tal vez no era el mío, de meterme con otros socios y estructura y aprender de ellos. Kitchenita es una dark kitchen gestionada por un francés y un belga que tienen una cabeza increíble, muy joven. Tienen un montón de marcas y soy una de las primeras con un chef atrás. Crear con una estructura y con socios tan buenos algo nuevo es crecer desde otro lugar. Además, tienen mucha proyección de expandirse en Latinoamérica.
Noticias: ¿Se animaría a llevar su marca a otros países? ¿Cómo maneja el cuidado y el no poder estar tan encima?
López May: Con empresas así, me animo. Porque sé que hay un control mucho más exhaustivo del que podría hacer yo. Sin socios podés hacer muy poco, tengo socios para todo lo que hago. Tengo especias y tengo un socio, tengo unas premezclas nuevas y tengo otro, tengo conservas y tengo otro… Siempre con gente atrás en donde ganamos ambos.
Noticias: ¿Le resultó un trabajo aprender a delegar?
López May: Tuve que aprender, fue un re proceso. Trabajo desde los 19 y hacía todo yo. Tuve un restaurante 5 años y siempre estaba en la cocina, después tuve otra empresa y siempre estaba encima… Pero en un momento, cuando querés tener hijos y otro tipo de vida, tenés que entender que no trabajás para un 10 sino para un 8, y vas a ser feliz igual. Eso es algo que aprendí. Además trabajo con mi marido, que hace toda la parte comercial y administrativa, así que descanso mucho en él.
Noticias: Y al ser su marca su nombre, ¿las quejas se viven más personales?
López May: Me angustio cuando recibo algún mensaje de que algo no les salió o no gustó, pero después pienso en el porcentaje y entiendo que es imposible que a todos les guste lo mismo y que todo salga perfecto. En este aprender que la vida no es un 10, dije “puede pasar”. No es lo que más me gusta, pero hay cosas en las que me relajo. En otras no: en mis clases de cocina presenciales se come la comida que yo hago, con la mesa como a mi me gusta. En el resto, mis exigencias fueron acompañando los procesos. Pero sí respondo todos los mensajes, sea algo lindo o una crítica.
Noticias: Hace muchos años le hice una nota, y cuando llegué a su casa sus hijos estaban desayunando vainillas de paquete. Le pregunté por qué no era algo casero más de su estilo y me dijo “es 80/20, si no hay ese 20 de permiso no se puede sostener la comida saludable”. ¿Sigue manteniendo esa forma de comer en su casa?
López May: ¡A full! Pero hay cosas que ya van solas. Mis hijos, que hoy tienen 13 y 11, no toman Coca Cola, no van a Mc Donald’s, en casa no hay cosas congeladas ni galletitas dulces. Y no me es una lucha. Prefiero cada tanto hacer yo una torta, un budín, unos alfajores, pero ni siquiera lo piden. Quizás el más chiquito me salió más difícil, pero igual vamos negociando.
Noticias: ¿Le sucede algo con la avanzada del veganismo? ¿Le hace replantearse cosas?
López May: No. Fui vegetariana y dos veces por año me hago mis detox veganos. Me gusta probar y vivenciarlo, disfruto y me hace muy bien, pero creo que no es para todo el mundo ni todo el tiempo. Lo siento para momentos, no podría hacerlo diariamente. Además, hay como una guerra que no comparto, en cualquier parte del mundo uno es lo que es y es aceptado, acá hay como una grieta que me parece que no tiene sentido. Tiene que haber aceptación, cuidado y respeto por todo, y también por lo que uno compra, come y consume. Esa debería ser la bandera de cualquier orientación.
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