Cita a ciegas con Sebastián Wainraich. No es que lo haya planeado, pero la pandemia, los tiempos, y finalmente la tecnología se han confabulado para que sea un encuentro sólo de voces. Y no está nada mal, porque si hay algo que él domina a la perfección es acortar distancias con la palabra. Crear climas, cercanías es casi parte de su ADN en la radio, su hábitat natural desde hace casi 30 años. Su primer amor, además del club Atlanta, que despuntó junto al irreproducible Fernando Peña, y en el que siguió su derrotero hasta instalarse en la memoria auditiva de la gente con su Metro y medio, junto a Julieta Pink y Pablo Fábregas (Lun-vie 17hs.,Urbana Play). Recluido en cuarentena y a pura escritura, junto a su mujer, la comediante Dalia Gutmann, y sus hijos, Kiara y Federico y su perro Nani, apenas levantaron restricciones, no se dio tregua para filmar, sin vestigios ni recuerdos pandémicos, la segunda temporada de su serie Casi Feliz, (Netflix), la que le permitió pasear su pluma y su impronta por más de 190 países y hacer que su humor universal llegara a millones de personas sin fronteras. Y como si fuera poco, buscar el contacto del público, con el revival de su unipersonal Frágil.
Amante del francés de salame y queso, futbolista frustrado, TOC confeso con los horarios en números impares, asegura que el hablar y escribir son algunas de las cosas que lo hacen, casi feliz.
Noticias: En la serie Casi Feliz, su personaje, hace un monólogo sobre la nostalgia. ¿Qué es la nostalgia para usted?
Sebastián Wainraich: La serie no es autobiográfica, pero hay cosas que verdaderamente pienso, y el texto sobre la nostalgia es una de ellas. Vivo en el presente y soy de proyectar sobre el futuro, pero me resulta inevitable la nostalgia, por alegría o por tristeza.
Noticias: Hablando de la nostalgia, a los 9 años quería ser político. Algo poco común para alguien tan chico ¿por qué?
Wainraich: Me agarró la vuelta a la democracia allá por el 83, y era un tema que estaba muy presente en mi casa y en la sociedad. Me encantaban las marchas multitudinarias, los discursos, los candidatos, las ideas. Era como un juego.
Noticias: Político devenido conductor radial, en algún lugar había una necesidad de ser escuchado
Wainraich: Se ve que quería llamar la atención o quería decir mis cosas. Me dedico a hablar y escribir, y es algo para lo que tenés que tener la autoestima muy alta o muy baja. Muy alta, por creer que al mundo le importa tu manera de ver las cosas, o muy baja, por tener esa necesidad de llamar la atención, de que te quieran. Pero más allá de la autoestima, hay una cuestión de vocación y entusiasmo.
Noticias: ¿Es autocrítico o depende de la mirada de los otros?
Wainraich: Dependo de mi mirada. Conozco bien mi capacidad y mis límites. Busco la manera de hacer las cosas como para que me gusten por lo menos a mí, porque sino es difícil concretarlo. Yo me siento una mezcla de profesional y amateur. En cuanto a lo profesional, en el sentido más estricto de la palabra, es porque me gusta entregar el trabajo cuando me lo piden. Pero después tengo un amor amateur por esto. No me voy a hacer el careta, porque me gusta que me paguen bien y vivir bien de esto. Pero cuando escribo un guión o estoy actuando, no me acuerdo cuánto cobro porque lo disfruto.
Noticias: ¿Qué hace con las críticas?
Wainraich: La terapia por suerte, es un buen lugar para desahogar. A veces las críticas con buenas intenciones están bien, y las escucho, esté o no de acuerdo con ellas. Lo que es agresión, me chupa un huevo.
Noticias: Algunas críticas definen a su personaje en la serie como un ser trágico al borde del limbo. En su vida real, ¿es un tipo divertido hacia afuera, pero en casa es alguien trágico?
Wainraich: Soy un montón de personas, mejor dicho, soy multitudes. Si me voy a poner filosófico vamos a decir que el ser humano tiene una existencia trágica, porque todos nos vamos a morir. Las grandes comedias tienen componentes trágicos.
Noticias: ¿Cómo juega una dupla de humoristas en la casa?
Wainraich: Somos claramente independientes. Dalia la sufrió más porque a ella le preguntaban si le escribía los monólogos, y a mí nunca me lo preguntaron, y jamás le escribí nada. En la parte artística puntual, no. A veces nos preguntamos sobre algunas decisiones. Nos gusta ver lo que hace el otro, nos hacemos comentarios, pero hasta ahí.
Noticias: Después de casi 20 años de casado con Dalia Gutmann, ¿cómo le fue con la cuarentena?
Wainraich: La convivencia fue un quilombo. Eso no significa que estábamos peleándonos todo el día, hasta te diría que hubo momentos lindos y divertidos, pero también hubo de los otros, donde todo se nubla. Todo ser humano necesita estar solo o extrañar. Tuvimos el privilegio de no tener problemas de salud y en lo material estar bien.
Noticias: ¿Cómo es como padre?
Wainraich: Habría que preguntarles a ellos en un futuro. Me considero un padre presente que trata de hacer lo mejor que puede, pero siempre es una tortura porque esta esa cosa culpójena, siempre te sentis en falta, que siempre podes hacer algo más.
Noticias: ¿Cómo se escribe para un mundo en pandemia?
Wainraich: Para mi siempre se puede hacer humor con cualquier cosa. El humor no tiene límites. Mientras cause gracia, porque si lo decis solo para provocar, pero no causa gracia, entonces no es humor, es otra cosa.
Noticias: Alguna vez dijo que no sabía si tenía su lugar ganado y que podía perderlo todo en un minuto, ¿qué cosas le dan seguridad para no perder esa fama que logró?
Wainraich: Un poco me da vergüenza haber dicho eso, sobre todo lo del lugar ¿qué es el lugar? Pero si tomamos la pregunta literal, en lo laboral tengo un lugar en la radio, que está buenísimo. Ahora también tengo un lugar en el teatro con Frágil, y otro como guionista y actor en Casi Feliz. Se puede perder todo en un minuto por distintas razones.
Noticias: ¿La fama es importante?
Wainraich: Qué palabra famoso, ¿no? El hecho de ser conocido, te da cierta impunidad para hacer un chiste, te resuelve las cosas para comunicarte con los demás. Para alguien tímido como yo, está buenísimo. No tengo demasiado rollo con la fama. No es que soy famoso, es que mi trabajo me lleva a un lugar donde me conocen los demás, y está bueno el reconocimiento del oyente.
Noticias: Habla mucho de la felicidad, ¿qué lo hace feliz?
Wainraich: A veces no tengo idea. Me parece que hay una presión para que seamos felices y disfrutemos. Con los años aprendí a disfrutar, pero no es una decisión racional. Para mí la felicidad es hacer las cosas que uno quiere, estar bien rodeado, tratar de ser honesto con uno mismo. La felicidad es eso, buenos momentos.
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