En la escasa media cuadra que separa el local de la zapatería del Alvear Palace Hotel todos la saludan. “Amo este lugar, es como mi casa. Cuando tuve que pensar dónde instalar mi marca, nunca imaginé otro lugar que no fuera la Galería Promenade”, dice Verónica Santesteban, cuya etiqueta fue durante años un emblema de la tradicional galería.
Pionera en el trabajo artesanal y en la utilización del chaguar, puso en valor el arte de tejedores de la cultura Wichi y sus inconfundibles piezas se convirtieron en objeto de deseo en todo el mundo. Ganadora del Sello del Buen Diseño, su exquisita amalgama de tradición y modernidad puede apreciarse en su nuevo local de Avenida Alvear donde conviven detalles art decó, zapatos bordados y piedras naturales convertidas en hebillas.
Junto a la célebre modelo y diseñadora de joyas Dolores Trull desarrolló Anna et Camille, una línea de indumentaria, basada en el concepto de ediciones limitadas y materiales premium que planean expandir. En Santesteban el tiempo que se le dedica a cada pieza está en el centro del concepto y no necesita gritarte en la cara que es una etiqueta de lujo.
Noticias: ¿Por qué la Promenade se había ganado ese lugar indiscutido en sus planes?
Verónica Santesteban: Porque vine a esta galería durante toda mi infancia. Mi madre me traía todos los sábados, la acompañaba porque solía comprar acá, era una época donde varios diseñadores talentosos y espectaculares con locales divinos se habían instalado en la Promenade, hablamos de los años 80 y fines de los 70. Después, en la adolescencia seguí viniendo sola y de grande siempre anduve por la zona, era como mi mundo, el lugar que me identificaba.
Noticias: En Buenos Aires había una gran cultura de las galerías, estaban el circuito de Avenida Santa Fe, el de Alvear, el de Belgrano y otros barrios como Flores o Caballito, los shoppings mataron esa tradición. ¿Cómo se decidió a finalmente abrir su primer local a la calle?
Santesteban: Así es, las galerías tenían muchísimo movimiento. Durante mucho tiempo estuve evaluando la idea del local a la calle, pero siempre me imaginaba seguir en la misma cuadra de Alvear. Me ofrecieron shoppings y otras opciones, pero nunca me terminaba de convencer. Quería encontrar un lugar que sintiera mío y un día llegó. ¡Mis clientas me conocen desde hace 25 años! Es bastante particular porque mi camino no viene desde el diseño. Yo era psicoanalista.
Noticias: ¿Y cómo fue ese curioso tránsito del psicoanálisis al diseño de zapatos y carteras?
Santesteban: Creía que fue bastante azaroso, pero después leyendo mi historia me di cuenta que no. Mi abuelo era joyero, yo pasé muchos años de niña jugando en su taller a que hacía las joyas que él fabricaba. Entonces siempre tuve una conexión muy fuerte con el artesanado, con la pieza única, había un enamoramiento ahí. Cuando tomé la decisión de hacer zapatos y carteras no lo pensé enfocado en lanzar colecciones y en producir masivamente sino en hacer joyas. Empecé haciendo piezas con objetos antiguos. Iba por todos los anticuarios de San Telmo rescatando telas, tapices, hebillas. Primero fueron piezas, después pequeñas series, más adelante colecciones. Del psicoanálisis pasé al arte con mi maestro Carlos Gorriarena, fue una gran inspiración y creo que él descubrió en mí esa necesidad de ubicar la estética en otro lugar que no fuera la pintura.
Noticias: ¿Siempre sintió una atracción especial por los zapatos?
Santesteban: Siempre fueron mi objeto fetiche. Buscaba permanentemente algo diferente a lo que se usaba, lo distinto, además siempre me atrajo todo lo referente a la historia de los zapatos. Mi gusto iba unido a la historia del Barroco, a mi madre le fascinaba la seda, la pasamanería y cuando empecé a pensar en hacer calzado y pequeños bolsos siempre eran con brocatos, hebillas y broches antiguos. Me encantaba perderme en las ferias buscando eso y coleccioné muchísimas piezas, cuando decidí hacer zapatos ya tenía cantidad de bolsas con artículos que había juntado y comprado. Los anticuarios ya me conocían y me avisaban cuando llegaban encajes, pasamanería del 1800… Cuando tiré todo eso sobre la mesa salió mi primera colección. Con mis bocetos y una valija llena de cosas fui a una marca de zapatos donde mi madre era clienta para averiguar si podían fabricarla, ese fue el inicio. Siempre tuve en claro que quería hacer mi marca.
Noticias: ¿Y cómo lo logró? Porque al recurrir a una etiqueta conocida muchas veces le ofrecen hacer una cápsula, por ejemplo.
Santesteban: Fue lo primero que me preguntaron, por qué no comercializaba mis diseños con ellos, cómo iba a venderlos, cuál pensaba que era mi público, pero yo les decía que eso no importaba, necesitaba saber si podían fabricarlos porque estaba decidida a salir con mi nombre. Alberto, el dueño de esa marca, que era Prego, me propuso hacer Santesteban by Prego y armábamos unas vidrieras barrocas que fueron súper exitosas, con unos baúles antiguos por donde asomaban las carteras. Apenas empecé a producir, ese mundo me fascinó de entrada y al año ya abrí mi primer local propio.
Noticias: Desarrollar una colección es muy distinto a hacer piezas únicas. ¿De qué manera pasó de esa cosa barroca a las colecciones tan depuradas que caracterizan a su marca?
Santesteban: Entre el barroco y las colecciones pasó algo definitivo que me lanzó directo al Norte argentino. Es el encuentro con artesanos de esa zona y con el asta, que es un material siempre presente en mis colecciones. El asta y las piedras que encontré en el Norte enlazan la magia del barroco italiano a la sofisticación natural. Me resulta sumamente atractivo todo lo que ofrece la naturaleza. Hice mi primer viaje en búsqueda de materiales nuevos y encontré el ADN de mi marca, fui mutando de estilos, de la tela al cuero, de lo broches antiguos a los más contemporáneos, hechos por artesanos con piedras naturales, alpaca, bronce, retomando esa herencia de mi abuelo con el metal. Me emociona porque es como volver al origen. Ahí me enamoré del diseño, de lo autóctono, fue hace 20 años y nunca más lo solté. Llegué a Salta y sentí que ahí todo era posible porque los artesanos se enamoraron del proyecto y todo era un sí. Hoy la parte del artesanado es mucho más difícil.
Noticias: ¿Por qué? ¿Todo está más industrializado o es un tema de costo alto sumado a la escasez de mano de obra especializada?
Santesteban: Lo que pasa es que Santesteban es eso, el artesanado, objetos en los que se traslucen las horas de trabajo manual que lleva cada pieza. Por suerte en mi taller de Salta vamos por la tercera generación de artesanos, seguimos trabajando así, es muy conmovedor volver a lo largo de 25 años y seguir creando cosas con la misma familia, con sus hijos y sus nietos. Para mí ir al Norte argentino es más inspiracional que viajar por el mundo, sus colores y aromas son únicos, siempre es una experiencia nueva.
Noticias: Pensaba mientras hablaba de las distintas generaciones que su marca atrae a madre e hijas, tengo pruebas porque lo acabo de ver en el local…
Santesteban: (risas) Es que las mujeres que compran en Santesteban son muy cancheras, siempre atentas a lo nuevo, a lo diferente. Después de 25 años ya tengo tres generaciones de clientas, ¡abuela, madre e hija!
Noticias: ¿Tuvo algún encargo muy particular que recuerde especialmente?
Santesteban: Muchos, un par de botas que me encargó una mujer para una cita con su amor. También zapatos para bodas muy importantes como los zapatos para el Civil de Máxima. Se los hicimos con Juan Carlos Parallols, tenían un herraje de plata espectacular con un moño alucinante.
Noticias: ¿Esos zapatos con taco de altísima gama quedaron reservados para ocasiones especiales? ¿Post pandemia el taco bajo y las zapatillas se impusieron de manera aplastante o es idea mía?
Santesteban: Es así, después de la pandemia la gente ya no quiso saber nada con el taco, la comodidad fue el eje de un cambio radical en la vida de las mujeres. Hace una década que la zapatilla tiene un lugar predominante, cuando viajás ves zapatillas más interesantes que zapatos en las colecciones de los grandes diseñadores. Además está el tema del número, las zapatillas ya no son una excepción, se invirtió la proporción, es una gran cantidad de calzado deportivo contra cinco pares de zapatos. Acabo de volver de Milán y me impactó mucho eso, no había demasiado producto. Si querés una sandalia de fiesta no es fácil encontrarla, todo es comodidad y base de goma. Yo siempre hice mucho bajos, mi primer modelo fue un zapato marroquí, una especie de ballerina en punta que se me ocurrió pensando en qué usaría yo, siempre vuelvo al ítem del zapato chato o la sandalia con su ornamento, su broche especial o su bordado.
Noticias: ¿Qué zapato no puede faltar nunca?
Santesteban: Una bota canchera con plataforma, también nuestra cartera que es una reedición del modelo original que hicimos hace 20 años, absolutamente trenzada y cosida a mano.
Noticias: ¿A quién le gustaría ver con sus zapatos?
Santesteban: ¿De cualquier ámbito? (piensa) Amo a Kate Moss, le pondría todo lo que hago. Si esperabas el nombre de un personaje del mundo intelectual te fallé (risas).
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