En sus editoriales televisivos, Ángel “Baby” Etchecopar sorprendió al hablar de Dante Gebel, pastor y figura mediática de gran alcance, como posible protagonista de la escena política de cara a las elecciones presidenciales de 2027. El conductor sostuvo que en la Argentina se está produciendo “un cambio muy grande” que obliga a mirar por fuera de la política tradicional y mencionó a Gebel como uno de los nombres que mejor encarna ese fenómeno. “Yo creo que picó en punta, lejos, Dante Gebel. Cosa que a mí me encantaría porque lo conozco, porque es un tipo inteligente”, afirmó.
Para reforzar su argumento, Etchecopar destacó el impacto masivo del pastor en redes y escenarios. “Nadie llega a donde llegó él teniendo 20 millones de reproducciones por ser boludo”, lanzó, al tiempo que sumó referencias personales y relatos de su entorno para subrayar el nivel de adhesión popular que genera Gebel, incluso entre personas alejadas de la política.
Pero el apoyo no se limitó a una reivindicación individual. En su intervención, Baby trazó una lectura política más amplia y asoció la figura de Gebel con una alternativa por fuera del sistema, en contraste con dirigentes y operadores del establishment. En ese marco, vinculó indirectamente a Santiago Caputo con la política tradicional y lo ubicó en un rol de opositor en formación, en medio de disputas internas por el liderazgo y el armado de poder.
La intervención fue leída como una metida de púa deliberada: al colocar a Gebel como outsider con proyección electoral, Etchecopar sugirió que figuras como Caputo quedarían del lado de un esquema político que ya no logra entusiasmar a amplios sectores del electorado. La comparación se volvió aún más significativa en el contexto de tensiones y reacomodamientos dentro del oficialismo y su entorno.
Si bien Dante Gebel no anunció ninguna candidatura formal, los dichos de Baby Etchecopar lo instalaron de lleno en la conversación pública sobre 2027. Con su estilo frontal, el conductor no solo avaló su eventual proyección política, sino que también expuso una disputa simbólica entre nuevos liderazgos mediáticos y los armadores tradicionales del poder.
En ese sentido, el respaldo de Etchecopar funcionó menos como una opinión aislada y más como un gesto político cargado de intención: apoyar a Gebel, marcar diferencias con el sistema y ubicar a Santiago Caputo en la vereda de una oposición que empieza a tomar forma, incluso antes de que el escenario electoral esté definido.














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