Cristina Kirchner arrancó el 2020 en La Habana, Cuba. La Justicia la autorizó a viajar al país caribeño entre el 28 de diciembre y el 12 de enero. La vicepresidenta pasó fin de año junto a su hija, Florencia, que se encuentra en terapia médica desde febrero.
El futuro de la menor de los Kirchner es un misterio, aunque desde el entorno de CFK aseguran que su condición es seria. “Gran parte de la cabeza de Cristina está en Cuba con su hija”, dicen por los pasillos K.
En lo político, ella mantendrá la influencia que demostró en el armado del Gabinete y en la confección de las boletas legislativas. Alberto Fernández lo tiene asumido. En el mundo judicial, su suerte también mejora.
El lunes previo a la Navidad, el Tribunal Oral Federal 8 ordenó el cese de uno de los cincos pedidos de prisión preventiva que tenía. El hecho ocurrió después de que el juez Luis Rodríguez haya dictado la falta de mérito en una investigación que la tenía en la mira por haber cedido sus bienes a sus hijos.
Además, Casación corrió al juez Claudio Bonadio en una causa que tenía contra CFK, por el supuesto mal uso de aviones presidenciales.
Sin embargo, ese es el vaso medio lleno. El anteúltimo día del año, Bonadio elevó a juicio oral a la vicepresidenta y a otros ex funcionarios, por una supuesta cartelización de la obra pública durante su gobierno. En la lista de involucrados, según el juez federal, aparecen nombres como Ángelo Calcaterra, el primo de Macri, Lázaro Báez, Gerardo Ferreyra y también empresarios de peso, como Aldo Roggio y José Cartellone.
por R.N.
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