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POLíTICA | 18-12-2019 18:43

Debut K en el Congreso: backstage de un día frenético

Gran parte del gabinete nacional pasó el día en la Cámara. Los ministros trabajaron a contrarreloj en el despacho de Sergio Massa. El regalo especial de Monzó a su sucesor.

“Hoy vino toda la Casa Rosada”. La frase se escuchó al mediodía en la escalinata central del Congreso, que desemboca en las oficinas del presidente de la Cámara de Diputados. Por esos peldaños, que desembocan en el primer piso, hoy pasaron varios pares de pies trascendentales para la realidad política argentina: Máximo Kirchner, Cecilia Todesca, Matías Kulfas, Mercedes Marcó del Pont, Luis Basterra, Vilma Ibarra, Ginés González García, y Fernando “Chino” Navarro, entre otros. El punto de encuentro eran las gigantes oficinales que hoy le pertenecen a Sergio Massa y a su equipo. Ese lugar fue un hormiguero.

Ya el ingreso al Congreso era difícil. Durante la mañana y el mediodía, la entrada que da a Avenida Rivadavia colapsó. La mitad de los molinetes de acceso están fuera de servicio, y la cohorte de ministros, secretarios y asistentes se tuvieron que apretujar para poder pasar. Como si fuera poco, la mayoría de los diputados entrantes no tienen aún su despacho asignado, y por lo tanto tampoco el número de interno al cual las secretarias del Congreso tienen que llamar para comunicarle que hay visitas en la entrada. Sin esa comunicación, y el visto bueno de los diputados o sus asistentes en cuestión, nadie puede ingresar a la histórica institución. “Tardo más para entrar al Congreso que a la cancha”, se quejó un hombre que iba a ver a una diputada camporista.

El despacho de Massa estaba a la altura del día. Medio Ejecutivo pasó por ahí. Máximo Kirchner entró junto a González García apenas pasadas las 10 de la mañana. En esa primera reunión hubo un poroteo de números para la sesión que arrancara mañana a las 14 horas, y los dos hombres fuertes del Frente de Todos salieron confiados. “Vamos a tener quórum”, aseguraron.

Poco después apareció el resto de la tropa. Kulfas, Basterra, Navarro, Del Pont y Massa se sentaron en una mesa de la oficina contigua a la principal, y repasaron los aspectos más delicados del paquete de medidas que se debatirá mañana. El ritmo de trabajo fue intenso, y los ministros apenas sacaban la mirada de sus hojas para picar los sanguches de miga y las empanadas que estaban sobre la mesa. Basterra fue el primero en irse, apenas pasadas las dos de la tarde. Para esa hora, estaban entrando Ibarra y Todesca. El Presidente no estaba en la sala, pero su figura estaba presente. “Tenemos que sacar esta ley para Alberto”, se escuchó en aquella oficina. Había un adorno simbólico en ese cuarto: el rosario que Emilio Monzó le regaló a su amigo y sucesor en el cargo. El obsequio para Massa tiene un significado especial para ambos, ya que a Monzó se lo había dado su madre, que falleció el año pasado. En homenaje, mañana el tigrense entrará a su primera sesión como Presidente de la Cámara con ese rosario.

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Juan Luis González

Juan Luis González

Periodista de política.

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