Daniel Scioli hace política desde la década del noventa. Fue diputa- do, ministro, embajador, gobernador de Buenos Aires, vicepresidente y ahora es secretario de Turismo y Deportes. Cuando el hombre, que arrancó en el peronismo pero que hoy es un militante más de las fuerzas del cielo, quiere explicar a este Gobierno, con el grabador apagado, dice lo siguiente. "Como político yo tengo una sóla virtud: saber por dónde pasa el poder. Por eso me río un poco de los que le mandan mensajes todo el día a Javier, lo etiquetan en las publicaciones, le piden una re- unión, le quieren caer bien, le dan vueltas alrededor. Yo con él ni diálogo tengo. Pero todas las semanas, sin excepción, le mando por privado a Karina un reporte de las cosas que estuvimos haciendo en la Secretaría. Siempre".
La frase de Scioli, que logró mantenerse en la primera línea de la política a pesar de todos los cambios de época, resume a la perfección el estado de situación puertas para adentro del Gobierno. Si durante el primer año de gestión el protagonismo de la hermana presidencial era evidente, de cara a las elecciones legislativas y al armado de listas ese poder dio un paso más. El “triángulo de hierro” no se rompió, pero el tiempo empieza a mostrar que cada vez se dobla más, recostándose sobre el vértice en el que está Karina Milei. Hay muchos que quieren ver en Javier un emperador, entre los que se cuenta él mismo. Pero hay varios que no se percatan de que en la Casa Rosada la que sube o baja el pulgar es su hermana.
Equilibrio
El caso de Ramiro Marra, y antes el de Victoria Villarruel, demuestran a la perfección quién tiene la última palabra entre la dupla que maneja los destinos del país. Ambos fueron cofundadores de La Libertad Avanza en el 2021, espacio al que se sumaron en el minuto cero. Marra, legislador porteño e influencer financiero con pasado en el peronismo, puso algo más que su nombre: logística, nombres (desde el jefe de seguridad de Milei a Santiago Caputo o dirigentes de segunda línea como Agustín Romo) e incluso dinero. Algunos, como Gastón Alberdi, descendiente del prócer y candidato en esa elección, hablan de dos millones de dólares.
Los dos casos son muy similares. Ambos entraron en la mira de Karina Milei casi desde el arranque y, aunque el anecdotario de cruces y reproches mutuos es variado, es casi imposible encontrar una razón netamente política que justifique tan- to encono de su parte. Tanto Marra como Villarruel creían tener un escudo protector ante el avance de la hermana: diálogo directo con Javier que, en el caso del influencer, era todo lo parecido a una amistad que se puede mantener con alguien tan particular como el libertario. Milei, contra los deseos de su hermana, puso primero a Villarruel de candidata a vicepresidenta y luego, ya como Presidente, a Marra en su equipo de asesores, a la vez que solía difundir sus mensajes en sus propias redes. Eso sucedía a la par que la hermana ya lo había marcado como uno de sus grandes enemigos, luego de impedirle asumir un cargo en el Gobierno y de meterle zancadillas constantes en la legislatura porteña.
La anunciada expulsión de Marra del espacio sirve como mirilla para adentrarse al complejo mundo del oficialismo. Es uno en donde los funcionarios prefieren no mover un dedo por temor a enojar a la hermana, y donde los dirigentes saben que tienen que hacer crecer su nombre como para posicionarse en las encuestas pero no demasiado, por miedo a llamar la atención. En primer lugar, la última expulsión mostró algo que a esta al- tura se puede decir que es casi una regla de precisión matemática: los hermanos Milei son dos, pero la que manda es una sóla. La expulsión de Marra probó que el tiempo siempre termina inclinando la balanza a favor de Karina, más allá de los deseos pasajeros que tenga Javier.
Por otro lado, desnudó los límites del mentado “triángulo de hierro”. Un rato antes de que La Libertad Avanza anunciara en las redes el despido de Marra, el miércoles 29 de enero, Santiago Caputo hizo lo propio en su cuenta personal, anticipándolo con un mensaje cifrado en clave de código de la película Star Wars -“ejecuten la orden 66”-. El metamensaje era claro: el “mago del Kremlin” quería quedar como la persona que sostiene todos los hilos. Sin embargo, no hubo ni un alma en el Gobierno que creyera que esa órden realmente había salido de él. Era simplemente una pose para las redes y para el público general, tesis para la cual el silencio mediático que se autoimpone Karina es muy conveniente. ¿Si en este caso el asesor estrella se sube el precio de su poder, en qué otras áreas también lo hace? Mario Russo, el estratega del espacio en la campaña 2021 y quien convenció a Milei de usar el concepto de “casta”, lo suele definir así: “La Libertad Avanza no se entiende sin Karina. Hay un liderazgo carismático, que es el de Javier, pero el político es de ella”.
Futuro
Después de una recorrida o de un acto, en las raras ocasiones en que se dirige a un público, a Karina Milei le gusta juntarse con su equipo para pasar en limpio su desempeño en el evento. A pesar del perfil que se supo construir, el de mujer despiadada que va pisando cabezas, la Secretaria General es muy consciente de que aún le falta mucho recorrido por hacer. Dicho de otra manera, sabe cuáles son sus limitaciones. La oratoria, la gestualidad y la confianza a la hora de aparecer ante una multitud están en el podio de esa lista, tópicos en los que viene trabajando activamente. Por todo esto es que ella repite y repite que no piensa ser candidata en este año, idea que el propio Presidente avaló en varias entrevistas.
Sin embargo, que su nombre no figure en una boleta en este 2025 no le impide hacer dos cosas. Una es pretender el control monopólico de la lapicera, y la segunda tiene que ver con 2027. Con la chapa de haber “armado” el partido a nivel nacional -una tesis que es más teórica que real, ya que en algunas provincias, como Chubut o Tierra del Fuego, lo que sucedió en realidad fue que partidos aliados que ya existían se cambiaron el nombre al de La Libertad Avanza- y el control que mantiene sobre el hermano, Karina quiere compartir la confección de las listas lo menos posible. La primera parada importante del año va a ser la Capital Federal, en especial si se confirma la suspensión de las PASO, lo que podría adelantar la votación para abril o mayo.
Ante la probable incursión de Marra en un espacio propio en ese terreno, alguien que cuenta con un buen nivel de aprobación entre los votantes libertarios y podría dividir un porcentaje de ese electora- do, Karina prepara un plato fuerte para enterrar a su enemigo: bajar a Manuel Adorni de la competición a diputado nacional para llevarlo a la lista de legisladores. Es una apuesta compleja, que incluye un tiempo en el que tendrá que convivir su rol de vocero con su rol de candidato porteño, y que además abre el interrogante sobre un futuro reemplazo. Su segundo en la vocería, el ex periodista Javier Lanari, no termina de convencer. Otra posibilidad, en el tablero de arena, es que Adorni compita para luego volver a su rol en la Casa Rosada.
La elección en CABA, además, podría desencadenar otro cambio en el gabinete. Patricia Bullrich se prepara para ser candidata a senadora, una afrenta directa al PRO y a Mauricio Macri, que ya le había avisado a Milei que poner a su otrora aliada, con quien hoy mantiene algo parecido al odio visceral, en esa carrera sería considerado como una declaración de guerra. Sin embargo, muchos imaginan que la incursión de Bullrich en la Ciudad sería nada más que una postulación testimonial. En el Gobierno, la figura de Guillermo Francos como jefe de Gabinete está perdiendo apoyos a ritmos acelera- dos, desgaste que es político pero que también está empujado por cuestiones de índole personal. El nombre que empieza a sonar como reemplazo, para después de las elecciones, es el de la ex montonera. Es una idea que seduce además porque abriría la posibilidad de que el ministerio de Seguridad sea absorbido por la Jefatura, en una señal panfletaria de ajuste.
El que brilla por su ausencia en la Capital es Caputo. Karina se prepara para entregar sólo los lugares en la lista que sean indispensables para el equilibro del frente -por ejemplo a Bullrich, cuya mano derecha, Juan Pablo Arenaza, tiene que renovar como legislador porteño-. En Buenos Aires, las mentadas “Fuerzas del Cielo”, el “brazo armado” del Presidente y del asesor estrella, quedaron en stand by luego de su tan publicitado acto en San Miguel y no volvieron a aparecer. Karina va por todo, y, aun- que no tolera a nivel personal a José Luis Espert acepta a regañadientes llevarlo de cabeza de lista. Pero de ahí para abajo la Secretaria General pretende entregar lo mínimo. De ser posible, nada.
Sin embargo, el gran sueño que habita en su cabeza es otro. No está pensando en este año. Su mente viaja al 2027. Y ahí ve algo, con esa capacidad esotérica que tiene Karina para pispear el futuro, que le gusta. Y mucho. Es el apellido de su hermano en la boleta presidencial, y el suyo al lado. ¿Se dará la fórmula Milei-Milei? Las fuerzas del cielo actúan de maneras misteriosas.
Guillotina
Mientras tanto Karina se mueve en todos los terrenos. Después de sacarse de encima a Marra y a Eduardo Serenellini, secretario de Prensa con el que arrastraba una pésima relación, ya tiene en la mira a sus próximas víctimas. Ambos tienen el boleto picado y tendrán salidas del Gobierno más temprano que tarde.
El primero es José Rolandi, vicejefe de gabinete que había llegado con Nicolás Posse y sobre el que la secretaria lanzó la peor acusación que ella puede hacer: filtrarle información al periodismo, gremio con el cual los Milei tienen un encono especial. El otro es Lisandro Catalán, ex funcionario de Alberto Fernández que desembarcó junto a Francos en la administración libertaria. El pecado de Catalán, en los papeles el actual ministro del Interior hoy, fue querer poner un pie en el arma- do de Tucumán, su provincia natal. Karina, se sabe, no le gusta la competencia y tampoco da segundas oportunidades.
Ninguno de los dos fue invitado a la cena de fin de año de funcionarios en la Quinta de Olivos, lo mismo que sucedió en la primera reunión de gabinete del 2025. Las humillaciones no terminaron ahí: a ambos los sacaron del grupo de Whatsapp del Gabinete, a Rolandi, como frutilla del postre, le mudaron su oficina desde la Casa Rosada al edificio que tiene la Jefatura de Gabinete en Diagonal Norte. El nombre de Lule Menem, alfil de la hermana de Milei, empieza a tomar fuerza para ocupar un lugar más destacado en el organigrama. Todo este destrato al que sometieron a Rolandi y Catalán es parte del arsenal político de Karina Milei: luego de bajar el dedo desgasta a sus enemigos con distinto tipo de destratos y luego, una vez expulsado, los señala en público.
El monopolio de Karina, su constante caza de brujas al interior del espacio, empieza a tener consecuencias claras. Por un lado, acceder di- rectamente al Presidente empieza a ser una tarea casi imposible para la mayor parte del espacio. Los con- tactos entre él y el resto, entre él y la realidad, son intervenidos por la Secretaria General. Marra y Villarruel, por ejemplo, tenían diálogo directo. Y hoy, empuje de Karina mediante, ya no están. La hermana quiere limpiar por completo a todos los que no se le sometan, lista en la cual varios ponen también al nombre de “Yuyito” González, la por ahora pareja presidencial.
El proceso de aislamiento del libertario va creciendo a la par que varios en el armado ya empiezan a hablar del “karinismo”, un movimiento dentro del movimiento, supeditado a los vaivenes y deseos de la Secretaria General. ¿Pagará un costo el espacio por la pretensión de emperatriz de Karina? En el 2023 el pobre armado, que ella comandó junto a su entonces socio Carlos Kikuchi, redundó en que en todas las elecciones provinciales los números de La Libertad Avanza fueran paupérrimos. ¿Se repetirá la historia ahora? ¿O el buen momento que atraviesa la imagen de Javier Milei puede suplir todas las carencias? Todas estas preguntas están aún por verse, pero una sóla cosa queda en claro: quien manda en la Casa Rosada no es el Presidente, aunque comparte el apellido.
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