A sus 79 años Hugo Moyano sigue teniendo que esforzarse por estar vigente. Tras los traspiés en Independiente, algunos problemas importantes de salud y una pandemia donde se cuidó al extremo a pedido de su esposa, el líder sindical podía imaginarse jubilado de su actividad. Pero la conducción de Pablo no convence: “Pablo no es Hugo”, dicen quienes frecuentan a ambos para explicar por qué el histórico gremialista volvió a la actividad. En un año electoral, no podía darse el lujo de tomarse un descanso.
Por eso, Hugo reanudó los encuentros con distintos sectores sindicales para fortalecer el armado peronista, más allá del trabajo que hace Pablo cerca del kirchnerismo. Es que la familia Moyano no puede dejar que Juntos por el Cambio vuelva al poder: “Si Macri gana nos va a meter presos”, advirtió hace algunos meses atrás. Juega a todo o nada.
Agenda. A principios de febrero, Hugo se llevó todo el protagonismo en la reunión de las 62 organizaciones, el histórico brazo sindical del peronismo. El líder camionero fue acompañado de Facundo con el objetivo de comenzar a rearmarse de poder en la previa de las elecciones nacionales. De los sucesivos encuentros que viene llevando a cabo también participaron otros gremios importantes, como los de Energía, nucleados en Catheda; gas; estaciones de servicio; estatales y empleados de cementerios, entre otros.
Las lecturas de las fotos, donde Moyano siempre aparece en el centro de la escena, son varias: quieren influir en el armado de listas del PJ cuando se repartan los lugares, pero también funciona como una señal de alerta a “los gordos” el espacio de Luis Barrionuevo y compañía. El Gobierno ya tomó nota de este nuevo factor de poder que empieza a surgir.
Pero sobre todas las cosas, es una alternativa al sector que encabeza su hijo Pablo, mucho más jugado hacia el kirchnerismo y con menos capacidad de negociación. Es que el secretario adjunto de Camioneros no en vano es conocido como “el Salvaje”. Inspira más temor que respeto. Heredó de Hugo la parte combativa, capaz de bloquear una fábrica hasta quebrar un acuerdo a su favor, pero imposibilitado de negociar de otra manera.
De hecho, luego de alejarse de su papá con las alineaciones sindicales de las que decidió rodearse, más cercanas al kirchnerismo ortodoxo, terminó por generar la desconfianza incluso de la CGT, de la cual es cotitular. Falto de muñeca.
Por eso Hugo empezó a generar un vínculo más aceitado con en el resto de sus hijos. Se recuesta en Facundo, en el abogado “Huguito junior” y en el más joven, Jerónimo, quien hoy es el secretario de la Juventud de Camioneros. Acompañado siempre de alguno de ellos, reconstruye su agenda con los demás sindicatos.
Para los gremialistas que recibieron a Moyano en estas últimas semanas, su regreso es también una muestra de humildad. Hugo entiende que terminaron los días en los que hacía y deshacía a gusto, de manera inconsulta. Ahora necesita de los demás y lo sabe.
Disputas. El 14 de diciembre Moyano se reunió por última vez con Alberto Fernández, apenas un par de días después de que Cristina renunciara a la candidatura del 2023. El líder sindical ya empezaba a mostrar su preocupación por el armado de listas, a pesar de que el Presidente señalaba que la reunión había sido para “ratificar la vocación del Gobierno por seguir creando empleo registrado”.
Para Hugo, el resultado de las presidenciales no es menor. Sabe que de las críticas que hizo sobre el ex presidente Macri no hay retorno: lo calificó de “trastornado” y “descerebrado”. “El pueblo argentino no se puede volver a equivocar”, señaló en una entrevista en Radio 10 a finales del año pasado. Y agregó: “Si esto pasa, será un problema para los laburantes porque pretenden sacarles todos los derechos”.
Allí sí hay un punto en común con Pablo, quien le viene exigiendo al Gobierno que atenúe las internas y debata puertas para adentro sus diferencias para no fracasar en las urnas. “Estamos podridos de las peleas, esto es un cambalache”, protestó la última semana. “Nadie nos conduce y si seguimos así le damos chances de volver a la derecha recalcitrante”, agregó.
La otra disputa de peso para Moyano es la que tiene con “los gordos” y “los independientes”. A Barrionuevo se le suman Héctor Daer y Carlos Acuña, quienes el 17 de octubre relanzaron su espacio para aglutinar fuerzas de cara a estas elecciones. Hugo trabaja en un lugar desde donde hacerles un fuerte contrapeso.
Sin poder contar con Pablo y a un mes de haber cumplido los 79 años, el líder histórico de Camioneros rearma su espacio de poder. Eso sí, lejos de la omnipresencia de otros tiempos donde su palabra era ley.
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