Horacio Verbitsky dice que uno de los argentinos más famosos de todos los tiempos está “obsesionado”. Cuenta que hay dos fantasmas de sotana que, desde el fondo de la historia, volvieron para atormentar al Papa durante las noches vaticanas y que lo persiguen al punto tal de llevarlo a pergeñar complejos planes de “lavado de imagen” que incluyen hasta megaproducciones de Netflix. El director del portal El Cohete a la Luna afirma que esas apariciones shakespeareanas no se van a esfumar hasta que Francisco capture la última pieza de su rompecabezas personal. “Ya se metió al movimiento de Derechos Humanos en el bolsillo, pero su blanqueo no es completo mientras yo no vaya allí a sonreírle y sacarme una foto con él. Pero, aunque ya recibí por lo menos tres gestiones para ir, no quiero esa foto”, dice “El Perro”, que se niega, según él, al bozal santo.
Es que Verbitsky tiró el mordiscón. Luego de varios años de intriga –que incluyeron el episodio de quitar de la web de Página/12, el diario en donde entonces trabajaba, ocho notas sobre el tema–, el periodista reeditó “La mano izquierda de Dios”, su histórico libro sobre la relación de la Iglesia con la última dictadura militar, y le agregó 200 páginas sobre el papel que desempeñó Jorge Bergoglio durante aquella época de plomo. “La idea era sacarlo apenas asumió pero me parecía que no era bueno aportar elementos a los ataques que estaba recibiendo de la ultra derecha católica”, cuenta.
El libro que publica editorial Las Cuarenta es el resultado de una investigación que comenzó en los 90, cuando ellos dos se vieron por primera vez la cara, en un encuentro que el periodista recuerda como un “operativo de seducción” por parte del entonces arzobispo de Buenos Aires y que solo se repetiría en dos ocasiones más. Pero desde entonces los vientos cambiaron, y Verbitsky quedó como uno de los pocos enemigos públicos de Francisco –si no el único– entre las filas nac & pop, y el otro cosecha adhesiones del progresismo internacional y hasta del kirchnerismo, que en otro momento lo catalogaba, en sus críticas más light, como el jefe de la oposición.
Habrá que ver qué opina Alberto Fernández, que supo construir una relación cercana con Francisco, sobre el libro de Verbitsky, cuya relación con el Presidente data de hace 35 años, cuando se conocieron en pleno Juicio a las Juntas. Fernández, que cada vez que le da una entrevista a Verbitsky desata suspicacias entre propios y extraños, ya tiene el texto en su escritorio. También habrá que seguir a Cristina Kirchner, que apenas volvió de su primer viaje al Vaticano de Francisco telefoneó al “Perro”. “Horacio, ¿qué decís de lo que estoy haciendo?”, le pregunto al periodista en 2013, y él le contestó que le parecía “un perfecto control de daños”. “Y desde entonces no volvimos a hablar del tema entre nosotros”.
Pero el texto de Verbitsky, que se lo dedica con sorna a Mauricio Macri y a Víctor Santa María, el sindicalista dueño de Página/12 –“sin ellos no hubiera abierto el proyecto hermoso que es El Cohete”–, puede destapar heridas apenas cicatrizadas. Es que el libro es lapidario para con el Papa: el periodista sostiene, amparándose en documentos oficiales de la época, en entrevistas con Iorio y Jalics y con su familia, entre otros elementos, que fue el entonces superior de los jesuitas en el país quien entregó a sus dos subordinados, los curas Francisco Jalics y Orlando Yorio, ante el aparato represivo. “Ahora Bergoglio está haciendo cosas importantes, pero en aquella época estaba alineado con el enemigo, y esto es indudable –dice–. Hoy que la teología de la liberación no existe, Bergoglio inciensa su cadáver. Ahora que es una reliquia como un hueso de los santos, Bergoglio homenajea a la teología de la liberación, y canoniza a los palotinos, a Angeleri. Es una típica jugada pendular de la Iglesia pero tiene una novedad absoluta: lo hace la misma persona. Lo que pasa es que cuesta asociar a este Bergoglio que reivindica a la teología de la liberación con el de hace 44 años, pero él es una de las personas que la destruyeron, y destruyó a las personas que la sostenían”.
Noticias: Por lo que cuenta, este no es un tema menor para Francisco.
Verbitsky: Él vive pendiente de ese episodio. En el libro cuento las presiones que ha sufrido Jalics para negar lo que ocurrió. Bergoglio es un constructor de imagen permanente. Ustedes tienen en la editorial, tenían porque murió lamentablemente en un accidente de auto, a Omar Bello, que escribió un libro extraordinario de Bergoglio, que cuenta perfectamente cómo se manejaba él. En ese libro, por ejemplo, se narra cómo Bergoglio se encarga de difundir el tema de los zapatos viejos: no lo contaba él pero siempre tenía a alguien cerca que lo destacaba. Ese es Bergoglio.
Noticias: ¿Cuánta influencia tiene el Gobierno? Juntó a Guzmán con la directora del FMI.
Verbitsky: Me parece muy bueno eso que hizo. Pero Alberto rompe una tradición, la de la legitimación recíproca entre el poder político y el espiritual. Alberto rompe eso porque por un lado busca su apoyo por ejemplo en lo de la deuda y por el otro avanza en la legalización del aborto. Pero Alberto y Cristina no le permiten tener injerencia en decisiones de Estado.
Comentarios