Sunday 19 de May, 2024

POLíTICA | 07-05-2024 11:18

Karina Milei y las escenas increíbles del poder esotérico

'El Jefe' expande su liderazgo en el Gobierno. Tensión con Villarruel, Posse y la batalla ganada a Fátima, con quien mantuvo una guerra de 'trabajos brujos'. La tarotista de la discordia en el viaje a Estados Unidos.

La orden llegó sin previo aviso, seca, áspera, en un tono que no dejó lugar para la duda.

-Nadie se levanta a saludarla.

Karina Milei no necesitó alzar la voz ni decir más que esas cinco palabras para que todos los presentes supieran que acababa de comenzar una guerra santa. Y “el Jefe” no es de tomar prisioneros ni rehenes.

Carolina Píparo y Carlos Kikuchi quedaron en el peor lugar de la trifulca.

Estaban sentados sobre uno de los bordes de la mesa, en el vip del restaurant El Estanciero, en Las Cañitas, del cual Martín Menem posee una parte. Hace un rato había terminado el segundo debate presidencial, en la Facultad de Derecho, y los más íntimos de La Libertad Avanza habían ido allí a brindar.

La velada era una fiesta -después del triunfo en las PASO todos imaginaban un gran resultado en octubre- hasta que vieron como Javier Milei se aproximaba con una mujer a la que hasta entonces sólo conocían por la televisión. Y ahí, mientras Fátima Florez se acercaba, fue cuando Karina hizo sonar los tambores.

Píparo y Kikuchi tuvieron la desgracia de quedar en el extremo en el que Milei y su flamante pareja, a la que acababa de presentar en sociedad, eligieron sentarse. Es que a esta escena dantesca todavía le faltaba un capítulo más, que terminó de generar una enorme incomodidad en todos los presentes: apenas Fátima se acomodó en su asiento, Karina Milei se levantó. Y lo hizo con todo el dramatismo que logró imprimirle a la situación, como si estuviera en un casting para un protagónico en una novela de la tarde.

Y si bien todos los presentes habían cumplido la orden de no levantarse a saludar a la actriz, sólo los más fieles del “Jefe” decidieron seguirla en su retirada estratégica. Así la mesa quedó, de un lado, con Karina, Martín Menem, la ahora diputada Romina Diez y Sandra Petovello, y del otro Milei, su flamante pareja, Kikuchi y Píparo. En el medio, el vacío.

Aquel día, el 8 de octubre, Fátima y Karina se vieron por primera vez las caras. Ya aquella noche la hermana se juró a sí misma eliminar del mapa a la actriz, una bronca a la que nadie en el Gobierno le puede encontrar una explicación racional. Y es cuestión de creer o reventar: los que quedaron cerca de la imitadora, con la cual charlaron animadamente el resto de la velada, fueron luego eyectados del espacio por la tarotista.

Es que todo lo que quiere “El Jefe” siempre se concreta, sea sobre la vida del mayor de la familia o sobre el rumbo del Gobierno.

Y ahora, sin la novia de por medio -con la que mantuvo incluso una contienda esotérica-, Karina está más empoderada que nunca.

Crisis. El viernes 5 de abril salió a la calle la edición de NOTICIAS que en su tapa llevaba el título “El misterio de los perros de Milei”, en donde se revelaba, a contramano del discurso oficial, que el Presidente tiene en Olivos a cuatro perros. Y que un quinto murió en el 2020, a pesar de que el libertario dice jugar con él todas las mañanas, un capítulo más de la saga de diálogos con el más allá que Milei dice poder mantener mediante su hermana médium.

Que el tema era delicado para el economista lo sabe cualquiera que lo haya escuchado hablar de los clones de Conan como si fueran sus “hijitos”. Y también lo sabe esta revista: la noche anterior, en pleno cierre, este medio recibió una llamada de un altísimo funcionario del Gobierno, que avisaba que salir con esa tapa sería tomado como “una declaración de guerra”. Así de delicado era el asunto.

Pablo Ibáñez, periodista de Cenital, reveló cuál fue la reacción del Presidente cuando le llegó esa edición. Contó que en la Quinta de Olivos el libertario, viendo la edición de NOTICIAS, tuvo “un episodio de malestar, de enojo y de tensión” y que fue la hermana quien se encargó de la “contención anímica” con la que logró calmar ese brote. Y el periodista reveló algo más: “En ese contexto fue donde Karina sumó poder. Cuando Javier cae, Karina toma el control del Gobierno”.

Desde esta óptica de empoderamiento durante la inestabilidad presidencial hay que analizar lo que sucedió a partir de esa fecha. La seguidilla es implacable. Karina obligó a Oscar Zago, a quien ya tenía en la mira, a apartarse de la conducción del bloque de diputados luego del episodio con Marcela Pagano y la comisión de Juicio Político, restituyó como una de sus alfiles en la Cámara a Lilia Lemoine, aumentó la cartera de la Secretaría General que maneja en 40 millones de pesos, se puso al frente del armado del partido propio en CABA, en Salta y en Córdoba, y hasta tuvo tiempo de reconfigurar la web oficial, “mapa del Estado”, donde se muestra el nuevo organigrama del Gobierno y ella aparece apenas por abajo del Presidente y por arriba de todos los ministros.

Esto es solamente lo que sucedió en público desde que salió aquella tapa de NOTICIAS. En privado, Karina recargó sus dardos contra el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, con quien la tirria viene en ascenso. Posse, dice en la intimidad, intenta mantenerse “como un gerente de una empresa que no tiene trato con los dueños” mientras lleva en soledad el timón de la gestión, táctica que parece no terminar de cerrarle a Karina. Del lado de la hermana, donde la desconfianza está siempre a la orden del día, sospechan que atrás de esa proclamada autonomía empresarial se esconde el deseo de morder más caja y poder. Y no es el único del entorno en la mira.

Las rispideces con Sandra Petovello, la ministra de Capital Humano, también vienen en ascenso. Es ella la única del Gabinete que puede conseguir una reunión mano a mano con el mandatario sin pasar por “el Jefe”, independencia que a la hermana no le cae para nada bien.

Con Victoria Villarruel las diferencias ya son públicas, y algunos dicen que esa relación está rayando el odio personal.

Todo esto Karina lo hace mientras procura mantener al PRO fuera del Gobierno, intención que mantiene desde que a fines del año pasado desarmó el acuerdo que su hermano había cerrado con Macri.

Pero hubo, en este orden de dardos cruzados, una novedad. Otro de los apuntados es el histórico jefe de seguridad de Milei, Jonathan Salerno, que lo acompaña desde las primeras recorridas políticas en el 2021. Es que, en ese momento de “furia y tensión” luego de la revelación sobre la verdadera cantidad de perros de Milei, en Olivos se desató algo así como una caza de brujas, la desesperada búsqueda de encontrar al culpable de la filtración de esa información tan sensible. Y la secretaria general posó su furia en Salerno, que está lejos de ser el responsable (y que, dicho sea de paso, jamás habló con este medio).

Pero también sucedió algo trascendental en el círculo de los Milei. Karina ahora logró lo que se propuso como cometido en aquella noche de octubre con la que arranca esta nota, y se sacó de encima a Fátima.

Guerra. Sobre la relación entre Milei y la actriz hubo mucha liturgia popular. Pero ellos, en los meses que duró el vínculo, conectaron en varios aspectos. Uno, central para ambos, es el esotérico.

Fátima Florez es de esas personas que tienen la certeza de que mucho de lo que sucede está determinado por energías que no se pueden racionalizar. Está convencida, por ejemplo, de que sus gatos Dick y Harry pueden repeler las “malas energías” -por eso en los estrenos los lleva al camarín y se los frota por todo el cuerpo antes de salir a escena-, cree en la mala suerte -por eso cuando sale a imitar a una famosa vedette a la cual se la suele acusar de “mufa” se pone hojas de ruda en los pies-, cree que los objetos físicos albergan vibras -por eso dejó de usar la cama que compartía con su ex marido, Norberto Marcos, y se mudó al living con un colchón y una frazada nueva, una violeta, que luego se hizo famosa- y cree, por sobre todas las cosas, en algunos santos. Entre todos ellos, destaca para la actriz San Expedito, el patrono de las causas urgentes.

Tan central para Fátima son sus percepciones que ya el 19 de diciembre sabía que algo iba mal en su relación con Milei. Lo sabía no en un plano terrenal, por decirlo de alguna manera, sino porque aquella fecha en que se recuerda al mártir cristiano (como todos los 19 de cada mes) es la que Florez elige siempre, religiosamente, para hacer su debut de temporada. Pero esta vez, teniendo a la asunción presidencial tan cerca, hubo que posponerlo unos días. Ese fue el primer aviso. El segundo, cuando Milei la fue a visitar a Mar del Plata y, en un momento de intimidad, le pidió que se quitase el collar de San Expedito del que nunca se desprende. Y ahí ocurrió lo impensable: Florez nunca volvió a encontrar esa medalla. Esa sí fue, para la actriz, una señal de alerta máxima.

Por eso es que Fátima tuvo que recurrir a las fuerzas del cielo. Y se dejó influenciar por su tarotista de confianza, Anabel Accogli. Ella le susurró al oído que su vínculo con Milei estaba a punto de terminar, y le dijo algo más: le adivirtió que la habían “ojeado”, que le habían hecho “un trabajo” para impulsar la separación. Ambas, de más está aclarar, eligieron como responsable a Karina, quien, además de sostener que tiene la habilidad de comunicarse con animales vivos y muertos, se precia de ser una tarotista de fuste. Accogli le propuso una solución drástica: sumarse al viaje del Presidente a Estados Unidos, a pesar de que sabían que Karina había insistido en que Florez no fuera parte, ya que confiaba en su poder para lograr rearmar la pareja.

Pero el final no fue el esperado. Mediante un tuit, Milei contó la separación, aduciendo los problemas de agenda por supuestos trabajos de Florez en el extranjero, en lo que fue una verdadera sorpresa para la imitadora: no sólo porque esas funciones en el exterior no existen, sino porque ella se enteró de la novedad mediante el tuit. Los particulares modos de los Milei son así.

Ni siquiera Accogli pudo con la hermana presidencial. “Es que el trabajo que hizo Karina fue más poderoso”, cuenta una mujer del círculo de Florez. Y el final fue solitario: el programa de El Trece, “Socios del Espectáculo”, reveló un video donde se ve a la tarotista y la actriz volviendo solas al país, varadas en el aeropuerto de Miami.

Poder. La trastienda de lo sucedido en el Gobierno en las últimas semanas vuelve a revelar un dato biográfico de los Milei, especialmente de su hermana: el capital político que ella posee depende, exclusivamente, del monopolio emocional que tiene desde hace años -¿desde toda la vida?- de Javier.

El Presidente, que se crió sufriendo violencia familiar, que sufrió bullying, que no tuvo amigos ni pareja, encontró en su hermana la única contención humana que lo acompañó siempre. La única barrera ante la soledad, el agujero negro que persiguió a Milei desde que tiene memoria. Y ella se muestra extremadamente celosa en mantener ese monopolio, lo que explica los problemas que tuvo con Florez.

Sin embargo, otro elemento explica el lugar de Karina. Para entenderlo hay que remontarse a fines del 2017, cuando Conan, el perro-hijo de Milei, murió. Ahí fue cuando la hermana, ante tal desolación de Javier, estudió con Celia Melamed para convertirse en médium, y empezó a comunicar al ahora Presidente con el fallecido animal. Ese fue el comienzo del camino esotérico que terminaría, tres años después, con la aparición de Dios y “la misión” que le traía a Milei: meterse en política ya que estaba “destinado” a ser Presidente en 2023.

En esta escena, ya conocida en la liturgia política del círculo rojo, no se le suele prestar atención a un detalle central: es Karina la que recibe la información desde el más allá. Es ella el vehículo con Dios. Es ella, como dice su hermano, “Moisés”. En el lugar político que hoy tiene la secretaria general, más empoderada que nunca, sin ninguna presencia molesta cerca ni nadie que se le anime a discutirla, está, en el medio, su poder esotérico. Y, como si fuera poco, acaba de cargarse a una tarotista. Las fuerzas del cielo y de la hermana presidencial avanzan en Argentina.

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