Sentada en el sillón que el Presidente usa para consensuar la cuarentena con gobernadores y conectarse con dirigentes del mundo en plena pandemia, Fabiola Yáñez pregunta y opina. Está concentrada en la organización de la reunión virtual que el 5 de junio tendrá con el Papa y la Alianza ALMA, que integra junto a otras primeras damas de la región. El encuentro con Francisco es la actividad principal de su nueva agenda, pero no la única.
Con el mismo impulso con el que Alberto Fernández abandonó su estricta cuarentena para viajar por el país y recorrer fábricas, la periodista y actriz retomó en Olivos las actividades pausadas por el coronavirus: pegó brillantina en cartulinas para acercarse a un hogar de niños de Florencio Varela; saludó a enfermeros y cocineras de comedores populares; recibió a directivos de Unicef Argentina y se ocupó de la angustia social -minimizada por el Presidente en su última conferencia por la pandemia- con el neurocientífico Facundo Manes, su nuevo aliado.
Los planes de Yáñez, que dejó su carrera para abocarse al trabajo social enfocado en la niñez y “acompañar” a Alberto, son ambiciosos. En su entorno aseguran que “tiene mucho para dar” y se animan a pronosticar que “va a ser una primera dama recordada”, aunque solo lleve cinco meses en ese rol, cuestionado por las feministas del Gobierno y tildado de “anacrónico”.
A Fabiola el título le gusta. De hecho, lo usa en su cuenta de Instagram, donde aparece arriba de altísimos tacos aguja, perfectamente maquillada y peinada dentro de vestidos de alta costura, pero también a cara lavada y sin plataformas. Cuando le preguntan por su lugar, aclara que no se considera “primera de nada” y que no busca ser Evita, pero sí seguir su camino: “Estoy al lado de Alberto y no quiero desaprovechar el lugar que me tocó”.
Bendecida. Yáñez conoció a Jorge Bergoglio el 13 de diciembre pasado, cuando lo visitó en el Vaticano junto a un grupo de primeras damas de la región. “Ustedes son las que van a propiciar la unidad en América Latina”, les dijo el Papa, según relatan cerca de la pareja de Fernández.
Desde entonces, Fabiola se unió a todas las actividades de la entidad papal Scholas Ocurrentes y se ilusionó con conducir el encuentro virtual del próximo 5 de junio en Misiones, una de las provincias en las que vivió. El plan original indicaba que Yáñez recibiría a sus pares de Paraguay, Colombia, Belice, Honduras y Panamá en la Triple Frontera para celebrar con el Papa, por videoconferencia, el Día Mundial del Medio Ambiente. Pero el Covid-19 la dejó sin espectáculo.
Ese día, mientras el mundo sigue contando muertos e infectados, se espera que Francisco anuncie un nuevo Pacto Educativo. La educación, casualmente, es otra de las prioridades de Yáñez.
Promotora. Durante el verano, la primera dama se reunió varias veces con Nicolás Trotta y se involucró en las actividades de su ministerio. Pero en esos encuentros no llegó a plantearle una idea que ahora, en tiempos de paseos cronometrados, angustia social y educación virtual, toma más fuerza: una ley nacional de educación emocional.
“Hay una ley que ya está en una provincia (Misiones) y que yo he tomado de referencia. La educación emocional de los niños en la primera infancia, en los colegios, creo que es algo que nuestro sistema de educación tendría que tener desarrollado”, reveló Yáñez en su videollamada con Facundo Manes. “Es un tema muy importante para el mundo actual”, le respondió el neurocientífico que estuvo muy cerca de Cambiemos, pero ahora mantiene una buena relación con la pareja presidencial.
La educación emocional ya se implementa en Misiones y Corrientes. Y Manes es uno de los impulsores de esa nueva materia que se basa en desarrollar el autoconocimiento de cada alumno, la autorregulación de sus emociones, la empatía, la motivación y las habilidades sociales.
Pero el proyecto que quiere impulsar Yáñez no es bien visto por los principales gremios docentes. El año pasado, ante el avance de este tipo de iniciativas en varias provincias y en el Congreso nacional, la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA) observó “con gran preocupación que, a partir de la llegada de Mauricio Macri al Gobierno nacional, se vienen realizando diversas acciones que tienen como objetivo común la difusión e incorporación de la Educación Emocional en el Sistema Educativo”. Y aseguró que ese tipo de leyes promueven “salidas individuales frente a los problemas sociales” y promueven “la meritocracia”. Todo lo contrario a lo que pregona el Presidente.
Sillones. Lejos quedó el teletón que Fabiola Yáñez lideró hace apenas dos meses para juntar fondos destinados a equipar los hospitales públicos. Más aún los viajes sonrientes por el mundo con la comitiva presidencial y su costosa vestuarista personal.
Ahora, la pareja de Alberto Fernández desde hace seis años tiene que dar el ejemplo y quedarse en Olivos para cumplir con el aislamiento social, preventivo y obligatorio. O la cuarentena más larga del mundo. Por eso, todavía no puede visitar sus oficinas de Presidenta Honoraria en la Fundación Banco de la Nación, su último nuevo espacio de poder conseguido.
En el equipo de Yáñez lamentan el freno a las actividades que ya tenían previstas, pero explican que la primera dama no tuvo alternativa porque debía dar el ejemplo y quedarse en casa. “Fabiola no tiene ningún tipo de permiso para circular y por su rol tampoco podría sacarlo”, se lamentan mientras la primera dama prepara las valijas para salir de gira con el Presidente. Su cuenta de Instagram se desborda de actividades y sus gacetillas de prensa llegan en forma ininterrumpida, casi como si se tratara de una agenda presidencial paralela.
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