Thursday 18 de December, 2025

POLíTICA | 06-11-2025 14:57

La bronca íntima de Guillermo Francos por cómo lo jubilaron del Gobierno

El tono fue respetuoso y la despedida, cuidadosa. Sin embargo, su salida dejó señales claras de desgaste y de una interna que terminó por desplazarlo.

Guillermo Francos dejó el Gobierno en silencio, pero no sin señales. Su carta publicada en X el 31 de octubre reveló más que cortesía institucional. “Ante los persistentes trascendidos sobre modificaciones en el Gabinete Nacional, me dirijo a Usted con el objeto de presentarle mi renuncia… para que pueda afrontar sin condicionamientos la etapa de gobierno que se inicia luego de las elecciones nacionales del pasado 26 de octubre”. No se trató de una salida pactada sino, como admiten en su entorno, de una renuncia anticipada para evitar un desplazamiento más ruidoso.

El trasfondo fue la interna con Santiago Caputo, el consultor más influyente del mileísmo. Francos lo había apuntado sin rodeos: “Hay actores del Gobierno que no están en el gabinete y toman decisiones”. También le pidió públicamente que “asuma responsabilidades”, marcando que la tensión había saltado de la puerta interna a la escena pública. La llegada de Caputo al centro de decisiones, y el perfil más cerrado que tomó el Gobierno tras la victoria legislativa, redujeron el margen del funcionario más político del equipo.

Francos representaba el puente con los gobernadores. En su despedida lo remarcó: “Mi primer acto como ministro del Interior y mi último como jefe de Gabinete fueron reunir a los gobernadores… para encontrar mecanismos de diálogo y consensos”. Sin embargo, esa agenda perdió peso frente a un esquema más centralizado. Mandatarios provinciales reconocieron sorpresa: no solo perdían interlocución, también una figura moderada en un gabinete cada vez más homogéneo en su estilo.

La imagen final fue pulcra: Francos sonriendo junto a Manuel Adorni en la transición. Pero puertas adentro quedó la sensación de que lo jubilaron sin reconocimiento al rol que tuvo en la primera etapa del gobierno. Se fue en buenos términos públicos, con promesa de apoyo (“siempre podrá contar conmigo”), aunque con una incomodidad evidente por la forma en que se definió su salida. Un cierre prolijo para un funcionario que prefería la política clásica en un gobierno que eligió otra velocidad.

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Franco Guareschi

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