Las acciones de Jorge Brito en el Banco Macro están dentro de un fideicomiso que integran sus herederos y que es administrado por Jorge Pablo, el mayor de los hijos varones del empresario, que el pasado viernes 20 de noviembre falleció tras caer su helicóptero en la provincia de Salta.
Jorge Brito padre había ordenado su patrimonio pensando en que un día no iba a estar. Fue así que la creación de este fideicomiso cumple la función de mantener en bloque el poco más de 17% de acciones que, ahora, la esposa y los hijos tienen en el Macro. De esta manera se evita que la sucesión disperse las acciones entre sus herederos y sigan funcionando como bloque. Ahora, el desafío familiar será mantenerse unidos en la toma de decisiones. Brito tenía seis hijos y todos ellos con perfiles diferentes. Jorge Pablo fue designado como vicepresidente. ¿Será él quien decida por toda la familia? ¿O deberá consensuar con sus cinco hermanos? La nueva dinámica ya está en marcha.
Jorge Brito fundó el Macro en la década del ‘80, primero como financiera y luego como banco. El proyecto nació de una idea junto con su amigo y cuñado Ezequiel Carballo. A ellos dos también se sumó el contador Fernando Sansuste, que tenía poco más de un 7% y que vendió en 2006 por más de 100 millones de dólares.
La vida de Brito estuvo atravesada por la política. En la década del ‘90 se expandió en Salta, Jujuy y Misiones, donde adquirió los bancos públicos de esos distritos durante las privatizaciones. Eso le dio relación directa con el poder político: en esos bancos se administraban los sueldos de la gestión pública. Años más tarde se sumó el Banco de Tucumán.
En 2003 conoció a Carlos Menem y le llevó la idea de ir en la fórmula con su amigo, el entonces gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, para competir contra Néstor Kirchner. Apostó fuerte por esa candidatura y le salió mal. Le llevó tiempo reconstruir el vínculo con Kirchner, pero pudo entrar en su círculo. Uno de sus grandes amigos, el financista Ernesto Clarens, lo ayudó, además de su otro amigo Marcelo Papandrea, que lo acercó a Julio De Vido.
Su involucramiento en la política lo llevó hasta Sergio Massa, tal vez uno de sus proyectos personales más importantes. Brito fue uno de los empresarios que más apoyaron el desarrollo político del presidente de la Cámara de Diputados. Al punto tal que en 2013, en uno de los momentos más altos de la carrera de Massa, cuando ganó las elecciones de medio término y se perfiló para la presidencia, Cristina Kirchner no aceptaba confrontar con él y en un discurso apuntó, sin nombrarlo, contra el banquero Brito: “Vamos a discutir políticas económicas con los titulares, no con el banco de suplente que ponen en las listas”. La palabra “banco” en esa frase estaba encriptada con un nombre y apellido. Desde aquella época su relación con Cristina comenzó a desmoronarse y ya con la presidencia de Mauricio Macri en 2016 llegaría su peor momento.
De todas las fuentes consultadas para esta nota, nadie pudo explicar el conflicto entre Macri y Brito. En su juventud ambos eran amigos e incluso hicieron negocios juntos. Algunos testigos de la relación ubican el origen de la pelea en un préstamo que el Banco Macro le hizo a Socma y que no le quiso refinanciar y lo obligó a pagarle cada centavo sin aplazos. Otros sostienen que en 2003 y 2011 Brito intentó que Macri sea candidato a presidente. En 2003 no insistió mucho, pero en 2011 la discusión habría alcanzado niveles de agresión irreproducibles. A lo largo de los años, diferentes amigos de ambas partes intentaron reconciliarlos, pero no tuvieron éxito. Hubo comidas en la casa del empresario Claudio Cirigliano, condenado por la tragedia de Once, y también acercamientos por parte del dueño de Camuzzi, Alejandro Macfarlane, y del “hermano de la vida” de Macri, Nicolás Caputo. Todos fracasaron. Brito deseaba recomponer el vínculo, pero Macri estaba en su momento de mayor poder y no lo necesitaba. Cuando empezó a haber una posibildad de acercamiento, Jorge Brito hijo se había ilusionado. Les decía a sus conocidos: “Hay bandera blanca”. Pero en agosto de 2019 todo se cayó, Alberto Fernández había arrasado y la luz de Macri comenzaba a apagarse. Se había dado vuelta la ecuación y Brito ya no necesitaba reconciliarse.
Según la revista norteamericana de negocios Forbes, la fortuna de Brito en 2020 asciende a 360 millones de dólares y ocupa el puesto 32 entre los 50 argentinos más adinerados. En 2017, según la misma publicación, llegó a tener más de 1500 millones de dólares.
Negocios. Otros rubros en los que invirtió Brito fueron el ámbito inmobiliario a través de la compañía Vizora, manejada por su hija mayor Milagros Brito, quien llevó adelante emprendimientos con el empresario Rodrigo Fernández Prieto. En el mundo ganadero-agropecuario fundó la empresa Inversora Juramento, en Salta, donde tiene más de 87 mil hectáreas y 54 mil cabezas de ganado. Su principal actividad es la cría de carne vacuna. Además, tiene campos de soja. La industrialización de la carne vacuna la hace a través de Frigorífico Bermejo y la comercialización es mediante Cabaña Juramento, una carnicería boutique con sucursales en Buenos Aires, Salta y Tucuman.
En el rubro energético, invirtió en la empresa de parques eólicos Genneia junto con su hijo y su socio-cuñado Ezequiel Carballo. Los tres tienen el 8,33% cada uno. Son accionistas minoritarios, pero Jorge Brito junior es el presidente de la compañía. Otra empresa energética donde Brito padre dejó acciones es en la compañía de gas Camuzzi.
A diferencia de su socio Ezequiel Carballo, Brito desarrolló un alto perfil mediático. Es un importante anunciante en medios de comunicación e incluso ha invertido en algunos. En la actualidad, la familia Brito tiene el 50% de CNN Radio.
Socio. Carballo tiene un perfil totalmente opuesto. En el mundo financiero lo ponderan como el verdadero cerebro financiero del Macro. De hecho es quien está a cargo de la mesa de dinero y quien decide dónde invertirlo. El vínculo con Jorge Brito es familiar. Son cuñados. Carballo es el hermano de Marcela, la esposa de Brito.
A fines de 2011, Carballo decidió tomarse una licencia en la que aprovechó para estudiar economía en París. Vivió entre Francia, Buenos Aires y Uruguay, donde tiene una casa en Punta del Este. Uno de los motivos por los que decidió distanciarse del manejo del banco habría sido por posiciones encontradas con Brito y también con sus hijos, sobre todo con Jorge Pablo. Carballo tiene dos hijos: Federico y Mercedes. El varón trabaja en el banco y la mujer vive en España, lejos de los negocios familiares.
En 2016 y 2017 Carballo volvió a tener escenas de protagonismo en el banco. Debido a la pésima relación entre Brito y Macri, Carballo debió hacerse cargo de la presidencia, en parte también porque la Anses, que es el accionista institucional más importante del banco, votó para que él sea el titular.
Carballo tiene inversiones por fuera del banco. Es uno de los dueños de la empresa Havanna, donde entró a través de su amigo Guillermo Stanley, quien, además, es director del banco y en el pasado llegó a ser vicepresidente. Stanley junto a otros dos ex Macro, Carlos Giovanelli y Damian Pozzoli, armó el fondo de inversión Inverlat. En la actualidad este fondo es dueño de la empresa de chocolates Fenoglio, de la empresa de seguridad Icsa, de la empresa de equipos de GNC Aspro y de la marca de ropa Reef. Carballo suele usar Inverlat para viabilizar sus inversiones.
En los últimos años, hubo una variable que se acentuó dentro del Banco Macro: el “riesgo Brito”. Los vínculos oscilantes de Brito con la política le sumaban incertidumbre a quienes quisieran invertir en la entidad. El Macro cotiza en el Merval, en Wall Street y emite bonos. Esos bonos suelen pagar un poco más que sus competidores, como el Banco Galicia. Un ejemplo del riesgo que implicaba Brito para el inversor fue cuando declaró Alejandro Vandenbroele, en la causa Ciccone. En los días previos a su testimonio, la acción del banco cayó más del 20% en Wall Street y en la semana posterior a su procesamiento, la acción bajó también más del 25%.
El caso Ciccone fue uno de los golpes más fuertes de su carrera. Fue procesado por un amigo, el juez federal Ariel Lijo, y luego salvado en la Cámara Federal con los votos de Leopoldo Bruglia y Mariano Llorens.
Herederos. Los hijos de Jorge Brito y Marcela Carballo son seis: Milagros (43), Jorge (41), Constanza (39), Marcos (38), Santiago (36) y Mateo (25). A Milagros le dicen Milli y se dedica a los desarrollos inmobiliarios y es una influencer en Instagram, donde tiene 73 mil seguidores. Es la presidenta de Vizora, la desarrolladora inmobiliaria que creó su padre. En esta misma compañía está Marcos, su hermano menor. Jorge es el principal heredero del liderazgo familiar. Hasta hace pocas semanas tenía aspiraciones de ser el próximo presidente de River, pero el fallecimiento de su padre puso en stand by algunos proyectos personales. Las elecciones en el club de Núñez son el próximo año y la sucesión de Rodolfo D’Onofrio está en juego. Hoy Brito junior es el vicepresidente 1º del club. Sus amigos lo llaman Jorgito y aquellos que no le tienen demasiado aprecio, a sus espaldas, lo llaman “Alfajor”, una humorada que no necesita demasiadas explicaciones.
A Constanza le dicen Connie y tiene emprendimientos con su hermana Milagros, es especiliasta en Recursos Humanos y está en el directorio del banco. Está casada con Luciano Rosasco, con quien tienen dos hijas y está embarazada.
Marcos participó en algunos de los emprendimientos de su padre como la desarrolladora inmobiliaria o Inversora Juramento.
Mateo es el más chico y trabaja en Macro Securities, la sociedad de inversiones del Grupo.
Santiago tiene una historia distinta a la de sus hermanos. Su madre Marcela decidió adoptarlo cuando tenía ocho meses. En la década del ‘80, a la par de los inicios del banco, Marcela Carballo y su hermana Mónica trabajaban en una fundación que ayudaba a mujeres embarazadas en situación de calle. Una tarde, una mujer les acercó un bebé y dos nenas, una de un año y otra de dos. Eran los hijos de una amiga que los había abandonado. El bebé tenía problemas de peso y temperatura, por lo que Marcela se enfocó en ayudarlo a recuperarse. Ese fue el primer contacto con Santiago. Su hermana Mónica cuidó a las otras dos nenas. Una vez que Santiago se recuperó intentaron dar con su madre biológica, pero no pudieron encontrarla, por lo que decidieron iniciar los trámites de adopción. Para ese entonces Marcela ya tenía cuatro hijos. Mónica adoptó a las dos nenas. Hasta hoy, esta historia solo era conocida por los amigos de la familia.
Estilo. Jorge Brito fue uno de los banqueros más importantes de la Argentina. Siempre coqueteó con el poder, aunque nunca tuvo mucha puntería. Apostó por Menem cuando el ganador fue Kirchner, pero supo reponerse. Se peleó con Cristina e intentó comprar la deuda de los fondos buitres con una liga de bancos argentinos. No se lo aceptaron. Apostó por Massa cuando ganó Macri y aquí se produjo una paradoja: el mejor momento en la historia del banco coincidió con su peor momento personal. La acción del Macro llegó a valer 136 dólares en Wall Street. Hoy está en poco menos de 17 dólares. Fue crítico del impuesto a la riqueza. En esos vaivenes, siempre tuvo el contrapeso de su socio Carballo.
Tenía amigos diversos que iban desde Eduardo “Pacha” Cantón, pasando por Ernesto Clarens, Sergio Szpolski, Oscar “El Negro” González Oro, Jorge “Corcho” Rodríguez, hasta Sergio Massa. En los avisos fúnebres de los diarios La Nación y Clarín hubo condolencias diversas: Claudio Cirigliano, Emilio Monzó, Rogelio Frigerio, Nicolás Massot, Gerardo Ferreyra de Electroingeniería, Nicolás Caputo, Alejandro Macfarlane, Enrique Albistur, Enrique “El Coti” Nosiglia, Héctor Collela, entre otros nombres célebres. No hubo saludos de Mauricio Macri ni Cristina Kirchner.
Le gustaba volar en helicóptero, boxear, andar a caballo, en bicicleta, jet sky y motos. Vivía con intensidad. Murió volando bajo y chocando con el cable de una tirolesa en la zona de dique Cabra Corral. Había terminado de almorzar con el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, y se iba para su estancia. Viajaba con su piloto personal. El lunes posterior a su muerte tenía previsto almorzar con el secretario general de la Bancaria, Sergio Palazzo. Unos días antes habían estado hablando por teléfono sobre las paritarias que habían cerrado en un aumento del 34% anual.
En el mundo de las finanzas lo van a echar de menos, sus familiares sentirán su ausencia, pero quienes más lo van a extrañar, sin duda, van a ser sus amigos.
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