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POLíTICA | 09-12-2019 11:42

Los cuatro desafíos de Alberto Fernández, según una de sus intelectuales favoritas

La socióloga e investigadora del Conicet Ana Castellani da una serie de consejos para garantizar del nuevo Gobierno. ¿Cuáles son?

Ana Castellani es una socióloga e investigadora del Conicet que se ha sumado a varios de los grupos de intelectuales que desde 2018 comenzaron a tejer la unidad del peronismo y otras fuerzas políticas para desplazar a Mauricio Macri del poder. Con el tiempo se ha convertido en una de los intelectuales favoritos de Alberto Fernández y de su futuro canciller, Felipe Solá, entre otros altos funcionarios del próximo gobierno. 

Coordinadora del Observatorio de las Élites Argentinas de la Universidad de San Martín y directora del Centro de Innovación de los Trabajadores de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), Castellani suele escribir en el portal eldestapeweb, del periodista Roberto Navarro. Allí se asegura que la lean los ultrakirchneristas, aunque no solo ellos. Y allí ha dejado por escrito los desafíos que enfrentará la administración de Fernández. Son cuatro, según ella: 

"1. Sostener la unidad del espacio. Es una condición indispensable para poder crecer acumulando densidad política. La fragmentación derivada de la defensa de intereses particulares de corto plazo y de 'la pureza ideológica' solo favorecen el debilitamiento del proyecto. Esa unidad no implica unanimidad de ideas, ni consenso completo, ni dominio de una fracción sobre otra. Sencillamente reconoce la importancia crucial de cada una de las partes para sostener la unidad. Unidad necesaria para la continuidad y el fortalecimiento del proyecto de gobierno.

2. Gobernar de una forma innovadora. La eficiencia, la transparencia, la integridad, la coordinación estratégica y la articulación política tienen que ser los ejes rectores del nuevo equipo de gobierno. Tenemos la oportunidad histórica de hacer un gobierno distinto, no sólo en el contenido de las políticas públicas sino en la forma de implementarlas. Donde el cuidado de los recursos públicos sea el principio rector de cada acción gubernamental porque son necesarios para desarrollar el país. Donde se pueda comunicar a toda la ciudadanía cada una de las decisiones que se toman de forma clara y precisa. Donde la idoneidad profesional y moral sea la marca distintiva de aquellos que sean convocados para gestionar, formando equipos capaces de trabajar coordinadamente, teniendo en claro que la función pública es, antes que nada, servicio.

3. Desafiar el sentido común de manera efectiva. Esta tarea constante es clave para lograr mayores grados de legitimidad social. Poner a la dirigencia y a la militancia en modo persuasivo permanente para tensionar las ideas más naturalizadas y arraigadas en la ciudadanía. Partiendo desde la escucha para poder llegar a la resignificación que permita construir nuevos sentidos comunes. Dejando atrás definitivamente los discursos de odio. Con serenidad y humildad, sin caer en la soberbia o la descalificación del otro. Siempre buscando la empatía. No se convence a nadie desde la subestimación o el agravio. Y eso no implica perder firmeza en las convicciones. Es el tono que debería primar en los discursos públicos de los dirigentes pero sobre todo el que tiene que estar presente en cada barrio, club, lugar de trabajo, etc. 'Estamos al lado del otro, no estamos arriba de nadie'.

4. Mantener una conducta ejemplar. Predicar con el ejemplo siempre. Si valoramos la unidad y creemos en la justicia social es necesario actuar con humildad, autocrítica y austeridad. Con propios y ajenos. Hay demandas que atraviesan horizontalmente a la ciudadanía. La honestidad de las dirigencias es una de ellas. Recuperar el valor de la palabra, cuidar los recursos y bienes públicos, ponernos al servicio del otro es crucial para dar señales claras de la dirección elegida. Para evitar procesos de desafección política que pueden llegar a habilitar salidas antisistema con el discurso de todos son lo mismo'".

Consejos difíciles de cumplir. Pero que si se incumplen, constituirán la condena de Fernández al fracaso. Y del país. Consejos de una intelectual que no sueña con una recreación de 678 sino con que los mejores exponentes del Frente de Todos vayan a todos los medios, amigos o no, a argumentar a favor del Gobierno, sin exclusiones, como en la era K, cuando evitaban al Grupo Clarín o Editorial Perfil, por ejemplo. 

En otro artículo de eldestapeweb, Castellani aconsejó "construir una agenda de gobierno que recupere demandas transversales". "En el caso de Juntos por Cambio, esa agenda está signada por 'la seguridad, la honestidad, la transparencia, la innovación, la productividad, la modernización, el equilibrio fiscal, la calidad educativa, la inserción en el mundo, la libertad, la República'. En el caso del Frente de Todos, esa agenda se define por 'la igualdad, la inclusión, el trabajo, la protección social, la intervención estatal, la integración latinoamericana, el consumo, la producción nacional, la Patria'. ¿Por qué convalidar esta división de la agenda y dejarle esas demandas disponibles al adversario para que las llene de contenido? La diferencia entre ambos proyectos políticos ¿reside en las demandas o en el sentido que se le otorga a las mismas? ¿No sería más efectivo recuperar esas demandas, resignificarlas e incorporarlas en una nueva agenda de gobierno que permita ampliar el arco de apoyos en el futuro inmediato?", planteó la socióloga. Veremos si le hacen caso.  

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Alejandro Rebossio

Alejandro Rebossio

Editor de Economía y columnista económico de Radio Perfil.

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