Los cambios de gobierno siempre generan expectativas sobre los actores que orbitarán alrededor del nuevo poder y el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos no es la excepción. Esta segunda vuelta del empresario a la Casa Blanca tiene también un capítulo argentino en relación a las personas que tendrán vínculo directo con los flamantes funcionarios de Washington. ¿Quiénes serán esos hombres? ¿De dónde vienen y a quienes conocen? ¿Qué rol tendrá la Embajada de Estados Unidos en Argentina?
Uno de los beneficiados por el azar de las relaciones personales fue el senador de la provincia de Buenos Aires y dirigente del PRO Alex Campbell, quien trabó una relación con el abogado de Donald Trump, Carlos Trujillo, a través del actual jefe de Gabinete de Jorge Macri, Gabriel Sánchez Zinny.
Trujillo es un político republicano radicado en el estado de la Florida y en la actualidad es un importante asesor del presidente Trump, que tuvo a su cargo la campaña enfocada en el llamado voto latino. Fue embajador de Estados Unidos ante la OEA y, lo más importante, posee un estudio de abogados en el que tiene como socios a Jesús Rodríguez, uno de los abogados personales de Trump, y a Katie Weils, hija de Susy Wiles, la futura jefa de Gabinete del presidente entrante. Todo este grupo de gente está radicado en el Estado de la Florida, donde hoy la figura más relevante es Marco Rubio, el futuro secretario de Estado de Trump. El estudio de abogados de Trujillo tiene una oficina en Washington, tres en ciudades de la Florida (Tallahassee, Miami y Jacksonville) y solo una fuera de Estados Unidos, en Buenos Aires. Aquí, el que atiende es Alex Campbell.
Otro conocido consultor norteamericano con oficinas en Buenos Aires es Freddy Balsera, que tiene una histórica relación con demócratas y republicanos de La Florida. Hoy su principal activo en el gobierno de Trump es Marco Rubio, con quien comparte vida social por fuera de la política. Su socio en Buenos Aires es el consultor Juan Manuel “Jota” Domínguez, quien en las últimas semanas estuvo activo trabajando para dos clientes norteamericanos con intenciones de invertir en Argentina.
Equipo
Uno es Jorge Mas, el dueño del Inter de Miami, el equipo de la MLS donde juega Lionel Messi, que buscaba quedarse con la construcción del oleoducto Vaca Muerta Sur con su empresa MasTec. El ganador de esta licitación, controlada por YPF, fue una UTE entre Techint y Sacde. Mas hizo saber que se quedó con la sensación de que lo bocharon por ser norteamericano y hubo preferencia para jugadores argentinos. En términos futboleros, se podría decir que le hicieron sentir la localía.
El otro negocio en el que Balsera está detrás es la privatización de la empresa fabricante de turbinas Impsa, de la que el Estado nacional es el accionista mayoritario. Desde el Gobierno la anuncian como la primera privatización de la era Milei y la principal interesada es la compañía norteamericana Arc Energy que en Argentina está asesorada por la consultora de Balsera.
Una particularidad que tiene Balsera es que también conoce actores del peronismo a quienes ayudó a vincularse en Estados Unidos. Por ejemplo, durante el último año de Sergio Massa como ministro de Economía y candidato presidencial, Balsera organizó diferentes reuniones en Estados Unidos con congresistas demócratas y también republicanos.
Más players
Un tercer argentino con amigos cercanos a Trump es el empresario Gustavo Cinosi, asesor especial del secretario general de la OEA Luis Almagro. Cinosi es amigo de Mauricio Claver Carone, ex presidente del BID, quien tiene una excelente relación con Trump y ya fue anunciado como futuro Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina. Claver Carone tiene, además, un viejo encono con el jefe de Gabinete de Milei, Guillermo Francos.
Desde ya, una de las vías institucionales para vincularse es la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham).
Los lobbistas cobran relevancia en esta nueva relación que se abre entre Argentina y Estados Unidos porque desde que Milei asumió la presidencia, todas las veces que viajó a los Estados Unidos prescindió de cualquier canal oficial para organizar una agenda gubernamental. Visitó a Elon Musk, Mark Zuckerberg, al mismísimo Donald Trump y también hizo viajes espirituales a la tumba del Rebe de Lubavitch. Tal vez, en el mundo de los negocios, sean más efectivos los amigos del trumpismo que las relaciones institucionales.
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