Franco Macri siempre tuvo una obsesión para con su hijo: meter a su vástago en lo más profundo del jet set y hacer que triunfe en ese mundo. Es por eso que desde temprano obligó a Mauricio a jugar al tenis en el Argentino Lawn Tennis Club, un exclusivo lugar reservado sólo para la élite criolla. Aunque a su hijo le gustaba más el fútbol, las horas que el pequeño le dedicó a practicar su revés en las canchas de polvo de ladrillo del club de Palermo tendría algunos efectos positivos. Uno de ellos fue que se pasó gran parte de su infancia derrotando a su primo Jorge en aquel deporte y en el ping pong. Pero nada dura para siempre y, como es natural al espíritu del tiempo, al otrora líder del PRO se le cortó la racha. Los que vieron competir a los parientes en partidos de paddle, durante los últimos tiempos, dicen que hace rato que el intendente de Vicente López no pierde. El primo más joven, encima, lo vence a pesar de un problema que arrastra en la cadera, algo que toca el orgullo al Macri más longevo. Como Jorge tiene que usar una prótesis para competir, Mauricio lo chicanea con que le gana porque el aparato “es robótico”. Travesuras de familia, aunque esconden una gran verdad: por primera vez en la vida Jorge dio vuelta el historial. Y no sólo el deportivo.
El novedoso balance de poder se notó de forma descarnada en los últimos minutos del lunes 13 de abril. Mientras Javier Calvo, jefe de redacción del diario Perfil, contaba en América los detalles de una conferencia virtual que había protagonizado Mauricio junto a otros referentes de Cambiemos, Jorge tiró el dardo venenoso. “Yo tampoco”, dijo, cuando Calvo contó que no había participado María Eugenia Vidal. A pesar de que la charla seguía por los carriles normales, el hombre volvió, sin que nadie se lo pregunte, a la carga. “Es que yo tenía trabajo”, lanzó el intendente, con cara de póker, minimizando la importancia de la llamada a la que no había asistido. El desafío público de Jorge corrió como pólvora en la oposición y reavivó una interna que crece. Mientras parte de Cambiemos se muestra en sintonía con el gobierno en plena pandemia y no le teme a las fotos en Olivos, el ala dura la mira de afuera y advierte consecuencias pésimas a nivel político y económico. El resultado final, a diferencia de los últimos partidos de paddle entre los Macri, es incierto.
Laberinto. Cerca del intendente aseguran que la chicana en Animales Sueltos no fue para Mauricio, sino para Patricia Bullrich. Con la ex ministra de Seguridad la relación pasó de castaño a oscuro, y la cuerda venía tirante desde que a principios de mes tuvieron una dura discusión telefónica por los cacerolazos. El intendente está convencido de que la actual presidenta del PRO, junto a otros del ala dura, había fogoneado esa protesta, que buscaba bajarle el sueldo a toda la clase política, y se lo echó en cara. “Están jugando con fuego. Estas posturas nos complican a todos, no sólo al Gobierno”, le dijo Jorge, y cerró con una frase premonitoria: “Actuando así, este partido no me representa”. Desde entonces, dicen desde Vicente López, la relación había quedado herida y cuando Bullrich, junto a Mauricio, armaron días después la videoconferencia, aprovechó para pegar el faltazo y contarlo en público. Es el famoso talante italiano que no olvida fácil que corre por sus venas.
Más cerca del ex Presidente las visiones son otras. Un importante ex funcionario, que sí estuvo en esa videollamada y en varias más, tiene otra explicación: “El día anterior al programa Jorge y Mauricio habían tenido una fuerte discusión”. La pelea, según el relato, fue porque el intendente, como otros opositores que hoy tienen rol ejecutivo, aparece cerca del Gobierno a la hora de luchar contra el Coronavirus. Demasiado, para algunos, a los que se les revolvió el estómago cuando Horacio Rodríguez Larreta compartió mesa con Alberto Fernández y Cristina Kirchner en Olivos. “Parece que no somos la oposición”, es una frase que viene repitiendo el ex Presidente. Otro hombre que creció a la par de la carrera política de Mauricio y hoy tiene un importante cargo también arremete contra el primo: “Ese tipo de actitudes hablan mal de él, no del otro. Mauricio le dio lugar, lo inventó, y ahora Jorge lo destrata”. También hay otra realidad: criticar a Bullrich, como se hacía en su momento con Marcos Peña, es una manera elegante de desmarcarse de Mauricio, aún cuando la ex ministra tiene varias décadas más de política encima que el antiguo ladero presidencial.
Italia. Lo cierto es que Jorge, como Larreta o, incluso, gobernadores como Gerardo Morales, forman parte del ala dialoguista de la oposición. Todos ellos explican que para derrotar al virus hay que trabajar de manera coordinada con Nación y que este “no es tiempo para especular”, alejándose de la posición del ex Presidente, Bullrich o Miguel Ángel Pichetto, que aparecen en público alertando sobre las consecuencias económicas que la extensión de la cuarenta podría tener. Macri, incluso, se sumó el jueves 23 a un comunicado que advierte “preocupación” por el “avance del populismo” durante la pandemia.
Jorge, como otros del grupo más conciliador, no le tiene miedo a la foto con Fernández y ya lo visitó más de una vez en Olivos, cortesía que el Presidente devolverá la semana entrante yendo hasta Vicente López. Con Kicillof, si bien el diálogo no es tan fluido como con el Presidente, también habla. Son días activos para el Macri que quedó con poder: mientras también tiende puentes con Juan Zabaleta, intendente de Hurlingham que ordena al PJ bonaerense ante el albertismo –Jorge hace lo mismo pero en su bando-, recibió el martes a Vidal en la intendencia, y también estudia cómo afrontar los pagos de sueldos en junio, cuando la recaudación del municipio cayó 60% y la coparticipación un 50%.
A la vez que la oposición entra en su laberinto el gobierno deja hacer. “No interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error”, decía Napoleón, y parece que el albertismo imita al francés y tiende puentes con el primo y con varios más de Cambiemos, como Mario Negri. Desde Olivos, además, saben que la primera línea de batalla en la Provincia son los municipios, donde están la mayoría de los hospitales de Buenos Aires, y se preocupan por tener una relación fluida con todos los que gobiernan distritos allí.
Aunque esta no es la primera diferencia que tienen –Jorge se había ido del espacio en el 2009, descontento con la alianza con Felipe Solá y Francisco de Narváez- esta es la primera vez que Jorge concentra más poder que Mauricio. Hoy el primo se convirtió en el interlocutor del espacio en Buenos Aires –donde es presidente del PRO de la provincia- ante el Gobierno, y, como todos los que están en un cargo ejecutivo en la pandemia, suma porotos en su imagen pública, mientras no deja de soñar con la gobernación en el 2023. Esta realidad, además, es especialmente dura en una familia italiana: Mauricio es el primogénito del primogénito de la generación superior, y esa mayoría de edad pesa mucho en las familias descendientes de Roma. O se supone que pesaba.
Dialoguistas | Larreta y Vidal
No sólo Jorge Macri está en un camino de cercanía con el gobierno. En ese rumbo están también María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Vidal fue a visitar a Jorge el martes 21, y no es la primera vez que lo hace: el intendente la contrató como asesora en el área social del municipio. La ex gobernadora viene diciendo que es momento de dejar trabajar a Kicillof –a pesar de que las primeras leyes que intentó establecer el nuevo mandatario su bloque las trabó- y mantiene esa idea.
En la Ciudad está el vínculo más aceitado entre oficialismo y oposición. Fernández habla seguido con Larreta, e incluso lo apoyó en público con su frustrada idea de restringir la circulación de los mayores de 70 años. En el larretismo son días movidos: mientras que Capital es uno de los distritos más afectados por el virus, dos funcionarios de la Ciudad fueron expulsados por el escándalo en sobreprecios de barbijos que reveló NOTICIAS y por la contratación irregular de un hotel. También renunció Karina Fernández, la histórica asesora de Larreta. Ni Larreta ni Vidal lo admitirían en público, pero también los motiva a aparecer dialogando con el Gobierno el hecho de que todas las encuestas vean positivo el trabajo de Fernández en la pandemia. “Este no es momento de pelearse, ya va a llegar el tiempo de marcar nuestras diferencias”, dicen desde la Ciudad.
Comentarios