Como un efecto mariposa, los cortocircuitos entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner se cuelan en los partidos justicialistas de cada provincia. La onda expansiva de la pelea de los principales referentes nacionales del Frente de Todos complica la gestión de los gobernadores peronistas que hacen malabares por conservar el poder en sus territorios. Y que ven a sus rivales políticos animárseles, envalentonados por el caos general.
Los intendentes bonaerenses continúan su cruzada contra La Cámpora, en Santa Fe Agustín Rossi quiere disputarle el poder a Omar Perotti y en Tucumán la paz entre Juan Manzur y Osvaldo Jaldo pende de un hilo. Mientras tanto, la mayoría de los gobernadores evalúa en qué condiciones se subirán al ring electoral del 2023: cansados de pedir un consenso nacional que nunca llega, la idea de desdoblar las elecciones comienza a tomar fuerza en la mayoría de los distritos.
En el barro. A pesar de que se muestran juntos inaugurando obras en Tucumán, la relación entre Juan Manzur, el gobernador en uso de licencia, y Osvaldo Jaldo, su vice y actual mandatario a cargo de la provincia, siempre es un hervidero.
Ambos dirigentes ya pusieron en la mira el 2023: desde la jefatura de Gabinete, Manzur está pendiente de lo que pasa en su provincia. Si bien él no puede reelegir, quiere que sea alguien de su riñón el candidato del peronismo. Jaldo, por su parte, quiere acceder al lugar que cree merecer desde hace muchos años. Es que José Alperovich primero y Manzur después lo fueron relegando. Si no baja una orden de Nación, la pelea puede ser encarnizada en una de las pocas provincias que en el 2021 le dio una alegría al peronismo nacional.
La interna también tendrá lugar en Santa Fe: Agustín Rossi ya se le plantó al gobernador Perotti y lo volverá a hacer en el 2023. Curiosidades de la política, “el Chivo”, siempre cercano al cristinismo, se alejó luego de desobedecer la orden de no participar en las elecciones del 2021 y hoy construye poder acercándose a Alberto Fernández.
Sin reelección posible, Perotti relanzó su espacio Hacemos Santa Fe para darle lugar a su posible candidato, el diputado nacional Roberto Mirabella. Pero Rossi no se queda atrás: para disputar el 2023 ya proyecta al diputado provincial Leandro Busatto, el yerno de Enrique “Pepe” Albistur.
Los intentos del presidente del PJ provincial Ricardo Olivera por preservar la paz interna fueron completamente infructuosos: debió cancelar la última reunión que planeó porque los dirigentes no quisieron encontrarse. “Si no apostamos a la unidad, no aprendimos nada”, se lamentó el titular del peronismo santafesino. Mientras tanto, Juntos por el Cambio se frota las manos.
En Buenos Aires las diferencias entre Alberto y Cristina también generan olas. Mientras Máximo hace pie en la provincia, los intendentes se resisten a entregarle el poder a La Cámpora.
Como abanderado de esa cruzada se encuentra Fernando Gray. El intendente de Esteban Etcheverría vio trunco su deseo de liderar el PJ provincial por la irrupción del hijo de la vicepresidenta y no se lo perdona: “La Cámpora está sobredimensionada”, aseguró días atrás. Y los chicaneó: “No comparto lo que hacen ni lo que dicen. Es una organización con inmadurez. Pareciera que tuvieran el síndrome de Peter Pan, creen que siempre son jóvenes”.
Máximo hace oídos sordos y continúa fortaleciendo su imagen en la Provincia. Luego de unas elecciones locales donde salió fortalecido, llamó a los perdedores para contenerlos dentro del partido. Los intendentes creen que, si el Presidente no les pone límites, La Cámpora irá por todo.
Elecciones. En una sola cosa hay consenso entre los intendentes bonaerenses y La Cámpora. El mismo consenso que empieza a crearse a nivel nacional: para tener reales chances electorales, habrá que desdoblar las elecciones distritales.
Atendiendo a la crisis que atraviesa el Gobierno, los gobernadores peronistas analizan jugarse su destino antes de las PASO nacionales. Además de Buenos Aires, en San Juan, Salta, Santa Fe, Entre Ríos, Chubut, Catamarca y La Rioja el tema ya se puso en la mesa política.
El objetivo es doble: por un lado, el temor a ser arrastrados por una derrota nacional del Frente de Todos, y por el otro, la posibilidad de que los candidatos tengan doble chance. Es que si les va mal en sus distritos podrían jugársela en una lista al Congreso Nacional.
De todas las hipótesis que se barajan, la idea de que el frente nacional se fortalezca es la que menos fuerza tiene. Desde el kirchnerismo se encargan de avisar, una y otra vez, que no dejarán de meter presión. Así lo dijo Oscar Parrilli en Twitter: "No se ganan elecciones con la unidad de los dirigentes, sino gobernando para mejorar la calidad de vida del pueblo”. Mientras tanto, el PJ amenaza con resquebrajarse en muchos distritos.
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