Nadie se lo dice directamente, pero tanto en el PRO como en el radicalismo se repite un reclamo hacia Mauricio Macri: protestan porque no saben si habla como ex mandatario y líder de un espacio de la oposición o como candidato a presidente. Su rol confunde, su protagonismo exaspera y cada una de sus opiniones se ponen en debate. Le apuntan desde el oficialismo, pero también desde su coalición: todos están contra él.
“La gente no es pelotuda”, explotó Macri en el final del plenario de equipos de Gobierno del PRO, el martes 7 de junio. Y agregó: “Si decimos que vamos a hacer un cambio en serio y en la previa nos matamos entre nosotros, ¿quién nos va a creer?”. Era un intento por cerrar la grieta con los radicales, después de una semana de furia, pero también de avisar a los suyos que el camino de la confrontación interna no es el adecuado.
BATALLAS
El último enfrentamiento fue con la UCR. Aunque esta vez, fue el mismo Macri quien prendió la llama de la discordia: en una conferencia en San Pablo hizo referencia al populismo y agregó al listado de Juan Domingo Perón y Evita a Hipólito Yrigoyen, el primer presidente radical. Apenas lo nombró, pero fue suficiente para la reacción.
Gerardo Morales, el mandamás radical, le dedicó una carta repudiando sus expresiones. “La grieta no es el camino”, lo acusó a pesar de que no era la primera vez que se cruzaban. Y luego le dedicó una especulación que se repite en los comités de la UCR: “Si tu intención es romper JxC para buscar un acuerdo con sectores de la extrema derecha antidemocrática, lo mejor es decirlo concretamente”.
A diferencia de otras oportunidades, en las que la batalla se había vuelto personal entre Macri y Morales, esta vez una parte del radicalismo lo sentenció. “Fue una imprudencia del ingeniero Macri. No me parecieron buenas sus declaraciones porque nosotros apuntamos a la unidad”, le dijo Gastón Manes. El ex presidente les dejó en bandeja la posibilidad de discutirle el poder: en definitiva, lo que buscan desde el centenario partido es ser competitivos en el 2023 con un candidato propio. Cualquier excusa será utilizada con ese fin.
Macri había intentado bajarle el tono a la discusión. Protestó por la “desmesurada” respuesta de Morales en una catarata de tuits y destacó: “Siempre valoré las ideas del radicalismo en sus distintos matices”.
Según los dirigentes de Juntos, en lo profundo la discusión entre radicales y macristas tiene que ver con la disputa por liderar el espacio y por la búsqueda de hacia dónde ampliar la coalición. De hecho, no es la primera vez que el presidente de la UCR corre a Macri hacia la derecha, es decir, hacia el diputado Javier Milei. A pesar de que el ex mandatario critica al liberal por la “violencia de su lenguaje” y porque “simplifica las propuestas que hace”, sus aliados desconfían de sus intenciones.
Margarita Stolbizer se unió a la percepción de la UCR: “Macri está más cómodo cerca de Milei. Se reunía con él mientras este insultaba a María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta”, lo chicaneó. A las intenciones de unidad de Juntos, el coqueteo del ex presidente puede costarle caro.
INTERNAS
El limbo en el que deambula Macri genera cortocircuitos también en su partido. Los candidatos del PRO oscilan entre la posibilidad de que el ex presidente los acompañe en el 2023 o sea su rival. Demasiadas incógnitas.
Por eso, un día se muestran cerca de Macri y al otro le tiran alguna indirecta. Un tira y afloje constante. Así lo hace Patricia Bullrich, quien el martes 7 lo invitó a la presentación de sus equipos técnicos y al conjunto de dirigentes “de territorio” que representaron las 24 provincias.
En el acto que realizó en el Yacht Club de Olivos, la presidenta del PRO exhibió cuáles serían las primeras leyes que promulgaría si fuese electa. “Lo importante es prepararnos con todos los detalles y llegar al gobierno con todo listo”, la secundó Macri. El ex presidente le confesó a su entorno más íntimo que, de no presentarse nuevamente a la elección, quiere ser el padrino del candidato PRO: “Voy a elegir al que tenga el mejor equipo”, les avisó a los aspirantes.
Tener a Macri de su lado es una preocupación máxima tanto para Bullrich como para Larreta. Es que, más allá del techo que podría representar su imagen negativa, ir en contra de los deseos del ex presidente en una interna amarilla sería problemático. Y luego, en las generales, él es el único que puede garantizar un batallón de fiscales en los distritos clave, como la provincia de Buenos Aires. Sin esa estructura, no hay forma de competir contra el peronismo.
Sin embargo, cada uno se ocupa de marcar diferencias, por si Macri decide presentarse como candidato. Horas antes de que se encontraran en Olivos, Bullrich se diferenció de la gestión macrista: “Yo voy a desplegar todas las medidas el primer día, no como en nuestro gobierno, en el que íbamos mostrando cosas por separado. No. Nosotros vamos a hacer un despliegue total. Así es que espero ganarme la confianza lo antes posible”.
También Larreta suele despegarse del ex presidente, con quien volvió a tener una relación cordial después de muchos desencuentros. “Mi decisión la tomaré en el momento que deba tomarla. Las discusiones que hay cuando más de uno aspira a un cargo las define la gente. Ahí no hay ninguna pelea, ahí vamos a una PASO”, sostuvo en declaraciones con CNN. A poco más de un año de las primarias, nadie se baja de la pelea.
Con Carrió la relación actual es buena. Hablan con frecuencia por teléfono de los temas de agenda, pero el ex mandatario sabe que “Lilita” puede sorprenderlo siempre con alguna declaración fuerte contra él. “Es parte de su estilo. Un día tira un dardo, pero al final siempre destaca la figura de Mauricio”, dicen cerca del ex presidente.
DESOBEDIENTES
El último consultor que acercó Macri al espacio les dejó una cosa clara: si no olvidan las diferencias entre “halcones” y “palomas” será imposible concentrarse en el oficialismo, les dijo Guillermo Raffo. El objetivo es mirar a la Casa Rosada, donde están los rivales a vencer.
Es que, según le repiten los consejeros, las grietas internas no hacen más que emparentar a Juntos con el Frente de Todos: desde afuera, todos parecen lo mismo. Eso le abre una posibilidad a Milei, que se promociona como la renovación (ver recuadro).
Los consejos de Raffo fueron infructuosos: las internas no cesaron.
En el entorno del ex presidente consideran que cualquier definición de los que se sienten candidatos para el 2023 está dentro de las reglas del juego. Aseguran que las declaraciones que hacen Bullrich o Larreta para diferenciarse mínimamente de Macri no ofenden. Por el contrario, él se sigue mostrando cerca de ellos. Sí tiene un encono con Morales, a quien el ex mandatario le reprocha haberle dado todo durante su gestión (desde obras hasta el apoyo político en el caso Milagro Sala) para que ahora le responda de esa manera salvaje.
Por su parte, quienes desean una rápida definición de Macri tendrán que seguir esperando. No se baja de la pelea presidencial porque nunca se subió y todo indica que recién cuando termine el verano 2023 habrá una decisión formal. Hasta allí, seguirá concentrando los dardos del oficialismo, pero también de gran parte de la oposición. Todos apuntan contra él.
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