Los gobernadores ya no buscan interlocutores en la Casa Rosada para que les expliquen qué está pasando. A cinco meses y medio de gestión de Javier Milei, entendieron que la premisa es el déficit cero, aún a costa de sus propios recursos. El problema a resolver es cómo administrar sus jurisdicciones sin la ayuda de Nación.
Un reciente informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso muestra un brutal ajuste a las provincias en el primer cuatrimestre del año. Pero no es el único drama del interior: eliminaron el Fondo Compensador al Transporte mientras aumentan los subsidios para el AMBA. Y, hasta el miércoles 22, sólo habían acordado nuevo presupuesto con la UBA, dejando de lado a las demás universidades del país. Una mirada centralista, otra vez.
El resultado de la batalla que planteó Milei es que se producen encuentros poco ortodoxos de gobernadores, al menos para la grieta política que se conocía hasta la irrupción del liberal: el peronista bonaerense Axel Kicillof, por ejemplo, firmó acuerdos con el radical santafesino Maximiliano Pullaro y con el PRO chubutense Nacho Torres. “Les gusta abrazarse con salvavidas de plomo”, les recriminó el Presidente por las imágenes con el referente del PJ. Es que a los mandatarios provinciales los unió el espanto.
El ajuste en números.
Con el objetivo de lograr el superávit fiscal, el Gobierno central pasó la motosierra sobre las provincias y municipios. El resultado es desesperante para gobernadores e intendentes: en el primer cuatrimestre del año, el ajuste en las transferencias no automáticas de Nación cayó un 89,5% con respecto al mismo período del 2023. Y eso sin contar la altísima inflación interanual, que según el Indec fue del 289,4%. Es decir, en términos reales, Milei y Luis Caputo enviaron migajas al interior.
Los datos se desprenden del reciente informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso donde puede apreciarse que muchos de los ítems del presupuesto se redujeron en su totalidad, como los Fondos para la construcción de obras viales o las Políticas para la gestión del riesgo agropecuario. Otros, como el Fondo Nacional del Incentivo Docente (que sigue provocando paros de maestros, como el del jueves 23), se redujeron drásticamente: en este caso, un 80,7% en el primer cuatrimestre.
“Lo grave no es sólo que se cortaran las transferencias, sino que nadie nos avisó. Nos íbamos enterando del recorte de los programas cuando no impactaban los depósitos en nuestras cuentas”, revelan desde el equipo económico de una provincia. Y agregan: “Eso nos impide diagramar nuestro programa. Preguntamos en la Rosada y nadie nos sabe decir si el recorte es para siempre o si van a volver algunos programas. Es una gestión a ciegas”.
A pesar de las diferencias ideológicas con Kicillof, Buenos Aires puede considerarse beneficiada en el inicio del año: recibió $ 94 mil millones para gastos corrientes y de capital, contra unos 10 mil millones que recibieron Capital, Córdoba o Santa Fe, por ejemplo. El resto, menos.
El inicio de la gestión Milei preocupa a los gobernadores. Pero esperan con ansias que la Ley Bases les traiga cierto alivio. Los mandatarios se frotan las manos con los fondos que llegarían de la coparticipación de la moratoria y la ley de blanqueo. Por eso ven con preocupación cómo se empantana el proyecto en el Senado.
A pesar del compromiso de varios gobernadores, el hecho de que la Ley Bases no tuviese una rápida sanción de la Cámara alta enfrió el Pacto de Mayo que había propuesto Milei. Aún con todos los recortes, eran muchos los que habían manifestado su decisión de participar. “Si se hace vamos a estar ahí”, había dicho Rogelio Frigerio, el mandatario entrerriano del PRO, para empujar la realización. Con el paso de los días el compromiso se fue desdibujando: “Lamento mucho que no se haga este domingo. Me hubiera gustado acompañar con mi firma”, concluyó.
Recortes.
La poda del Presidente afectó muchas áreas. En febrero, eliminó el Fondo Compensador del Transporte del Interior, partida esencial para que los boletos de colectivos no se disparasen en las provincias. Con un agravante: mientras dejaba de girar dinero a los demás, el viernes 17 anunciaron que se incrementaron en un 39 % los aportes para el AMBA. Hubo una explosión federal.
“La discriminación respecto al envío del subsidio, compuesto por un fondo que sostenemos entre todos, es un error incomprensible del gobierno nacional que repite el esquema del gobierno de Alberto y Cristina”, protestó en sus redes Pullaro. Esa mañana, funcionarios santafesinos mostraban la inequidad: esa provincia aportó $ 27.900 millones en el primer cuatrimestre en impuesto al combustible (un número fijo por cada litro de nafta o gasoil que se carga) y Nación no les devolvió nada.
“Hoy vuelven a burlarse del resto del país”, escribió en Twitter el gobernador santiagueño Gerardo Zamora. Y completó: “Con los recursos de todos los argentinos, solo los porteños pagan el boleto más barato. ¿La idea es destruir el federalismo?”. Muchos mandatarios se sumaron al reclamo, pero no hubo respuesta oficial.
Algo parecido había sucedido con la crisis universitaria. Luego de la protesta en conjunto de las 60 casas de estudio nacionales, la gestión Milei había decidido acordar sólo con la UBA. Ante la protesta airada de los demás rectores, hubo marcha atrás: el Gobierno anunció el aumento del presupuesto para el resto.
El primer semestre del Presidente fue apenas una muestra de lo que se viene: los gobernadores ya aprendieron que tendrán que luchar toda la gestión contra la motosierra de Milei.
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