Los jóvenes tienen hacia las instituciones una profunda incredulidad y desconfianza. Pero esto no significa necesariamente una falta de compromiso político y democrático: optaron desde hace un tiempo por nuevas formas de politización hacia formas no institucionalizadas, como se ha visto el Europa con los movimientos ecologista de adolescentes.
Así surge del estudio que Luminate, la organización filantrópica global que brinda subvenciones a entidades y emprendedores que buscan generar un cambio social positivo, que realizó una investigación en cuatro países de la región con el propósito de identificar las actitudes y comportamientos de las nuevas generaciones hacia la democracia.
La mayoría de los jóvenes de 16 a 24 años entrevistados en Argentina, Brasil, Colombia y México, manifestaron no sentirse representados por figuras, organizaciones o instituciones políticas. Pero expresaron al mismo tiempo su interés de involucrarse en causas como la sustentabilidad, el feminismo, la desigualdad y el movimiento LGBTQ+.
En el caso de la Argentina, los jóvenes creen que "la política dividió a las personas", lo que las desmotivó a participar por temor a ser vinculadas con un lado u otro de la “grieta”. A ello, se le suma la poca credibilidad que encuentran en las instituciones y en los políticos, a los que consideran mayormente, una “casta” que trabaja para sus propios intereses: coincidente con el discurso de Javier Milei o Ramiro Marra.
En consecuencia, las opiniones negativas se extienden tanto al gobierno de Mauricio Macri como al actual de Alberto Fernández, y advierte cierta atracción hacia ciertas figuras libertarias, de las que destacan su estilo “políticamente incorrectos”: les perdonan su agresividad porque "dicen la verdad" de una manera brutal con la que empatizan.
En términos de consumo de información política, se advierten cambios en los patrones respecto a generaciones anteriores. Los jóvenes prefieren informarse por redes. Y toman distancia de los medios tradicionales, incluso dicen no tener televisión o radio en sus casas.
Cuentan haber utilizado las redes sociales también como lugar de encuentro virtual con amigos, familiares y compañeros de trabajo fenómeno potenciado por la pandemia. Pero muchos comenzaron a percibirlo como un ambiente “tóxico” debido al constante bombardeo de información, muchas veces inexacta y con fines oscuros.
Paradójicamente, a la hora de verificar las noticias que reciben, y no ser víctimas de fake news, siguen confiando en el periodismo tradicional y en los grandes medios porque los consideran más rigurosos. El estudio de Luminate concluye en ese sentido que los partidos deben trabajar en revertir la desconexión que sienten los jóvenes con el sistema político tradicional. Forjar un vínculo más estrecho , promover mayor innovación y ser más digitales.
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