Friday 26 de April, 2024

POLíTICA | 02-07-2020 17:21

El misterio de la ambulancia que desapareció en la villa 21-24

El vehículo trabajaba desde el 2013 en el asentamiento en el que hay 1660 casos de Covid-19 y donde una mujer murió por la demora del SAME. Acusaciones entre ministerios y denuncia judicial.

Si no fuera real y, sobre todo, trágica, la historia que sigue podría ser el arranque de un buen policial negro. Es que en este culebrón también hay una desaparición –que para muchos es un robo-, hay misterio, hay acusaciones cruzadas y, lamentablemente, hay muertos. Es la crónica de una ausencia que hoy, en plena pandemia, se transformó en una realidad letal: la falta de una ambulancia que durante años funcionó en la villa 21 24 y que podría haber salvado a Ramona Collante, la mujer que falleció a principios de junio por Covid porque tardaron demasiado en llevarla a un hospital, o quizás a los otros dos vecinos que corrieron la misma suerte. El caso ya llegó a la Justicia.

La ambulancia llegó a fines del 2013 a la 21-24, la villa emergencia que está en Barracas, en el sur de la Ciudad. Pertenecía al ministerio de Salud, que en ese entonces comandaba el actual gobernador de Tucumán, Juan Manzur, quien se la había cedido a la secretaría de Cultura de Jorge Coscia, que a su vez, por pedido de los vecinos, la destinó hacia allí. Para ellos fue el premio a una larguísima lucha: la falta de acceso de móviles sanitarios era un problema en el lugar desde que luego de la vuelta de la democracia la barriada comenzó a crecer, y sigue siendo un drama de vida o muerte para la mayoría de los establecimientos de ese estilo en todo el país. Marcelo Cáceres, uno de los referentes de la zona, cuenta que todavía recuerda a su padre, Héctor, integrante de la primer Junta Vecinal, reclamando ante los medios la falta de una ambulancia en el año 85.

Por eso es que el 2014 comenzó con alegría: no sólo ahora habría una ambulancia, sino que estaría dedicada exclusivamente a atender y trasladar pacientes de la 21-24 y, como si fuera poco, le daría trabajo a 16 vecinos de la zona, entre médicos, enfermeros y camilleros. Era un logro histórico y, el vehículo, de hecho, descansaba en el playón de la Casa de la Cultura Popular, sobre la avenida Iriarte, que pertenece a la cartera de Cultura y en ese momento dependía de Víctor Ramos. “Fue una recompensa después de tanta lucha, y salvó a mucha gente del barrio. Además fue una experiencia muy linda”, cuenta Hernán Zerda, el chófer que manejó la ambulancia Fiat Iveco del primer día hasta el último, y que cuando esta desapareció decidió estudiar enfermería.

La historia, que parecía de esas con final feliz, se bifurca y tuerce en algún momento entre el 2015 y el 2016. De hecho, ni siquiera hay consenso sobre cuando desapareció esa ambulancia que podría haber salvado a Collante. Zerda dice que la vio por última vez días después de que asumiera el macrismo. Para Cáceres se extravió antes de que llegara la nueva gestión e incluso antes del fin del 2015. Ramos aporta que fue entre aquel año y el siguiente. Para Cristian Heredia, que era presidente de la Junta Vecinal en aquel entonces, fue antes de las elecciones presidenciales de las que saldría victorioso Mauricio Macri.

Aquí arranca el misterio. Por qué no sólo no se sabe cuándo desapareció, sino obra de quién fue. Zerda y Cáceres apuntan al ministerio de Cultura que sucedió a Teresa Parodi, el de Pablo Avelluto. Cerca del ex ministro del macrismo lo desconocen tajantamente: aseguran que la ambulancia jamás perteneció a Cultura, sino a Salud, y dicen que por eso jamás tuvieron nada que ver en el asunto. Heredia apunta a miembros de La Cámpora que la habrían sustraído, y luego a la “ineficacia” de la cartera de Salud que en aquel momento comandaba Adolfo Rubinstein. Este ex ministro dice desconocer el asunto, pero como reveló en el 2017 el periodista Fernando Maldonado, en PERFIL, algo tuvo que ver su ministerio: en febrero de aquel año la ambulancia acumulaba polvo en un depósito que pertenecía a Salud. En algo tiene razón Heredia: si la ambulancia pertenecía a Salud, tiene que haber pasado bajo la órbita de Daniel Gollán, el último ministro de esa cartera del gobierno de CFK, y luego de Rubinstein. También hay una leyenda que circula entre algunos de los involucrados: que algún vivo aprovechó el cambio de gestión para desguazar el vehículo y vender sus piezas entre gallos y medianoches. Una ambulancia totalmente equipada vale entre uno y tres millones de pesos.

La ambulancia que desapareció. En el 2017 estaba en un depósito en el ministerio de Salud.

Más allá de las versiones, lo cierto es que la única verdad es la realidad y la ambulancia no está, no aparece, no funciona, y no salvó a Collante ni a los otros dos vecinos. Hoy entró a la Justicia la denuncia que hizo Cáceres por “posible robo” del vehículo -patente GBI 392- y que presentó el director general de Acceso a la Justicia, Julián Axat. Ahora llegó al Juzgado Federal Nº4, bajo el número 4535/20.

La falta de la ambulancia es más que preocupante: la 21-24 es una de los lugares más afectados por la pandemia de la Ciudad, y ya tuvo 1660 contagiados. La falta de acceso de los vecinos al sistema de salud es también una triste y recurrente postal, a la que los curas villeros le pusieron rostro el 24 de junio, cuando armaron una conferencia de prensa para pedirle al Estado que entregue ambulancias a los barrios populares. “Cuántas muertes se habrían evitado si la ambulancia hubiera llegado a tiempo”, decía el comunicado que presentaron el obispo Gustavo Carrara y el Padre “Pepe” Di Paola, entre otros, aquel día. Es que, parafraseando a Francisco, nadie se salva sólo, y menos sin la posibilidad de acceder a un hospital.

 

 

 

 

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Juan Luis González

Juan Luis González

Periodista de política.

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