Los cortocircuitos no son nuevos. El Presidente y el titular de la Corte Suprema se conocieron siendo miembros del gabinete de Néstor Kirchner y desde aquel momento hubo rispideces.
Celoso de la intimidad de Kirchner, Alberto Fernández, entonces todopoderoso jefe de Gabinete, protestaba porque Horacio Rosatti, ministro de Justicia que había llegado allí por consejo de Cristina, tenía trato directo con el presidente. Cuentan quienes compartieron despachos con ellos que Fernández filtraba información a los medios afines para poner contra las cuerdas al santafesino. Una fuente va un poco más allá: “Los dos son abogados, pero el Presidente siempre le tuvo una ‘envidia curricular’”.
Dos décadas después se reencontraron a la cabeza de dos de los poderes del Estado. Y otra vez hubo desavenencias: la última, el freno que puso la Corte a las elecciones en San Juan y en Tucumán y que provocaron la ira del Gobierno. Alberto Fernández y Rosatti quedaron, una vez más, en el centro del ring.
En medio del conflicto de poder, NOTICIAS encontró a Rosatti en una tradicional confitería de Santa Fe.
NOTICIAS: ¿Se siente hostigado por el gobierno?
Horacio Rosatti: Nosotros somos parte de un Poder Judicial que se sabe independiente; un Poder Judicial firme, que es lo que demanda la sociedad, lo que demanda nuestra comunidad en el contexto de la forma republicana de gobierno y de la división de poderes.
Ante las preguntas de este cronista, Rosatti se excusa. Sólo llega a contestar sobre la relación entre el Gobierno y la Corte: “Es importante destacar la independencia del Poder Judicial, es un elemento fundamental para la salud de cualquier república. Y es esto lo que queremos ofrecer a la sociedad porque es esto lo que la sociedad nos reclama”, indica antes de retirarse.
Revés. La decisión de la Corte de frenar las elecciones en dos distritos gobernados por el peronismo generó una fuerte contraofensiva de Alberto, Cristina y la militancia. Los fallos tomaron por sorpresa a la Casa Rosada, tal como viene sucediendo desde hace años. “Es que no hay canales de comunicación entre los poderes, así lo eligieron ellos”, argumentan en los pasillos del Palacio de Justicia.
Luego de acusar en cadena nacional a la Corte de ser un “brazo opositor”, Alberto Fernández protestó por la decisión que tomaron, a pocos días de los comicios provinciales: “Tuvieron largo tiempo la cuestión en estudio”, sostuvo.
Sin embargo en el máximo tribunal aseguran que el expediente llegó pocos días antes de ser tratado, luego de que la Procuración dictaminara.“Hubo una sobreactuación del gobierno nacional. Eso generó fastidio acá adentro”, indicó una fuente judicial. Y agregó: “Los gobiernos locales fueron más racionales”.
En Casa Rosada admiten la sobreactuación que molestó a la Corte. Es que los fallos les dieron una excusa para abroquelarse y fingir unidad. Por un momento, Alberto y Cristina se concentraron en un enemigo en común.
Pero Rosatti le sumaría un nuevo capítulo a la batalla. En su conferencia en el Foro de AmCham lanzó una fuerte crítica a la política monetaria. En el Gobierno lo consideraron una “intromisión” y lo mandaron a estudiar Economía. Fuentes de la Corte aseguran que no es la primera vez que el juez, en su carácter de profesor de Derecho Constitucional habla de la carta magna, donde se hace referencia a la defensa del valor de la moneda. “Esto ya lo había dicho el año pasado en el coloquio de Idea”, dicen. Y chicanean a la vice: “Es insólito que a gente que fue constitucional del ’94 les sorprenda”.
Demandados. El Gobierno eligió a la Justicia como uno de sus enemigos por las causas que involucran a dirigentes K, pero durante la gestión las broncas se fueron retroalimentando. Es que la Corte le marcó el rumbo con algunas decisiones que no gustaron, como los fallos sobre el Consejo de la Magistratura y el reparto de los fondos coparticipables de CABA.
Las broncas del Gobierno contra el máximo tribunal se canalizan en las sucesivas marchas y en el juicio político que tramita en Diputados. Por prudencia, los cortesanos no acusan a nadie, pero denuncian además que en este último tiempo sufrieron ataques anónimos en redes sociales, se publicaron sus direcciones personales y hasta sufrieron usurpación de identidad.
Sin embargo, las marchas y el juicio político no son temas que preocupan demasiado en la Corte. En el Palacio de Justicia apodaron a la comisión como “el club de los despechados”. Es que declaran allí quienes salen heridos del máximo tribunal, como Graciana Peñafort, a quien no le fue bien con las causas de Amado Boudou y Milagro Sala, o Héctor Marchi, quien tras ser desplazado de su cargo se convirtió en denunciante. Al ex administrador general le habían descubierto que desde hace quince años cobra desarraigo, a pesar de vivir en Recoleta.
Por los constantes errores de desconocimiento del derecho, las reuniones de la comisión de juicio político suelen viralizarse en redes. “Es una comisión móvil e indexable, porque como no llegan a la conclusión que buscan van cambiando el objeto de la denuncia”, se divierten en Tribunales.
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