**** Sea una persona cristiana o no, lo cierto es que Jesús resulta uno de los personajes más trascendentales en la historia de la humanidad. Sin él no podríamos entender nuestro pensamiento occidental, la configuración territorial de algunos países, nuestra propia era (vivimos en un año determinado “Después de Cristo”) e incluso muchas leyes que se basan en conceptos cristianos, como la noción ahora continuamente citada de “solidaridad”.
Cuando rezamos, o hablamos de Jesucristo, automáticamente proyectamos su imagen, compuesta de varios aspectos: lo que hemos visto, leído y aquellos que son fruto de nuestra sensibilidad, imaginación, y manera de concebir y vivir la fe. Por eso desde el principio, muchos artistas, contrarios o no a su existencia, quisieron plasmar, desde su propia idiosincrasia, la forma en que veían al Mesías. Diferentes artes como la pintura, la escultura, la literatura o el cine forjaron la idea que tenían de cómo fue físicamente el Hijo de Dios. Esto implica que la visión que tenemos haya variado en función del autor. Aunque conserven elementos comunes, tal vez convencionales, propios de la tradición o de la religión, son igual de válidos cualquiera sea la época en que fueron creados.
La fascinación por la historia de un hombre, cuyo nacimiento, corta vida, martirio y muerte, conocemos de antemano, aún genera enorme interés en la audiencia internacional. No es de extrañar entonces el éxito local (lidera el rating cada noche) de esta superproducción brasileña, filmada en Marruecos, escrita por Paula Richard, con dirección de Edgar Miranda, protagónico de Dudu Azevedo y producida por RecordTV. Contribuyen sus deslumbrantes rubros creativos: ambientación, vestuario, fotografía y efectos especiales, más una sólida dirección.
La trama sigue el conocido derrotero: después de recibir el anuncio del ángel Gabriel (Raphael Sander) que el hijo de Dios está en camino, la jovencísima María (Juliana Xavier) da a luz al elegido y, junto con su esposo José (Guilherme Dellorto), tratan de educarlo con valores y buenos principios. La profecía preocupa al rey Herodes (Marcos Winter), quien persigue a la familia, y la obliga a criarlo como un joven común, lejos de su misión divina. Sin embargo, a lo largo de los años, con el matrimonio ya mayor (encarnado por Cláudia Mauro y Michel Bercovitch) Jesús entiende su papel en el mundo.
En un elenco de homogénea calidad, además de los mencionados, cabe destacar a Vanessa Gerbelli (Herodías) Fernando Pavão (Petronio) y Mayana Moura (Satánas).
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