Abraham, el padre de Juliana Awada, conocía no solamente a Carlos Menem, sino también a su esposa Zulema Yoma y a dos hermanos de ella: Emir, el mismo que protagonizó escándalos noventistas como el de la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, y Amira, la de las valijas con supuestos narcodólares de esa misma época. El clan completo.
Zulema Yoma a su vez se hizo amiga de la esposa de Abraham, “Pomi” Baker, de ancestros también sirios, y esa relación continuó aun después de que la primera dama se divorciara de Menem. Y Juliana entabló un vínculo fluido con Zulemita, la hija del ex presidente.
Eso es lo que revelo en “Juliana”, la biografía no autorizada que publica Planeta.
Aunque hoy se trate de un secreto de Estado, hay demasiados testigos del vínculo de Juliana con Zulemita como para intentar desmentirlo.
Uno de ellos es un ex novio de la hija presidencial, un conocido empresario que pide que no se revele su nombre.
–Eran amigas, sí –me dijo el empresario–. Salíamos a comer todos juntos, incluso después de que Menem fuera el Presidente.
El hermano del ex jefe de Estado, Eduardo Menem, también confirma esa relación aunque intenta poner algo de distancia donde sencillamente no la hubo.
–Zulemita y Juliana Awada se conocían, pero no sé si eran tanto como amigas –me dijo.
–¿Pero no se veían seguido? –le pregunté.
–Ah, eso sí –concedió el ex senador–. Andaban juntas.
La propia Zulemita Menem me confirmó:
–Con María Juliana nos veíamos seguido de jóvenes, las dos éramos parte de la colectividad.
–¿Eran amigas? –pregunté.
Zulemita asintió:
–Sí, salíamos juntas. Después nos dejamos de ver, no sé qué pasó. Cada una estaba con sus cosas…
–¿Cuándo dejaron de verse?
–Hace muchos años ya… Después de los ’90 habrá sido.
–¿Hoy tienen algún contacto?
–Hace mucho que no hablamos –dijo Zulemita.
La hija de Menem, como se ve, la sigue llamando por su nombre completo: María Juliana.
Zulemita también me dijo:
–Papá era muy amigo de Abraham Awada, andaban todo el día juntos.
–¿Jugaban al golf?
–Sí, mucho. Y se veían siempre.
–¿Es cierto que viajaron juntos al Sahara? Eso contaba siempre Abraham.
Zulemita se rio del otro lado de la línea telefónica:
–A ver, lo tengo acá al lado a papá… Papi, ¿usted viajó con Abraham al Sahara?
Se escuchó la voz de Carlos Menem:
–Puede haber sido… Viajé a tantos lados yo.
–No se acuerda mucho –lo disculpó su hija–. Pasaron tantos años…
A Zulemita, como a su madre Zulema y su tía Amira, por un tiempo le gustó vestir las prendas de la marca Awada. Luego se inclinó por la indumentaria de la modista Elsa Serrano, quien aún le está reclamando la deuda por los vestidos que la hija presidencial, conocida por su voracidad, se llevó sin pagar, argumentando que se trataba de un “canje”.
A los Awada, más allá de la linda amistad que había logrado con Juliana, Zulemita los miraba con desprecio.
–Éstos se llenaron de plata con papá –era el prejuicio que repetía.
Su ex novio empresario, el que habló unas líneas más arriba, la tranquilizaba:
–Estás siendo injusta, son laburantes de verdad.
En 1998, el presidente Carlos Menem y su hija Zulemita fueron invitados al casamiento de Juliana Awada con su primer marido, Gustavo Capello, y sentados junto a los Awada en la mesa principal, como me confirmó ella:
–No recuerdo mucho, sé que estuvimos –me dijo Zulemita–. Al casamiento que no nos invitaron es al de María Juliana con Macri, no sé por qué…
Era un pase de factura, además de que Zulemita insistía en llamar a su amiga por el nombre completo.
Le pregunté a Zulemita Menem si estaba al tanto de la historia sentimental de su ex amiga Awada.
–Me dijeron que el primer marido de Juliana, Capello, la dejó a tu prima Amali Menehem por ella –arranqué sin delicadeza.
La hija de Menem se rio, sorprendida:
–¡Guau! ¿Cómo te llegó eso? ¡Sos de la SIDE!
–Entonces es así.
–Ay, pobre Amali, ¿vas a poner eso? Pasó hace tanto ya…
–También me contaron que Juliana se separó de Capello porque apareció otro tipo, un tal Fernando Hernández.
–¡Uy, no sigas! –se seguía riendo Zulemita.
–Y me dijeron que este Hernández es sobrino de Luis Ruzzi, el empresario de la Fórmula Uno, amigo a su vez de Capello –completé el cuadro de situación.
La hija de Menem estaba tentada:
–¡Basta, basta, no sigas! Todo eso no se puede contar. ¿Pero cómo te llegó?
–Hablé con varias personas, entre ellas un ex novio tuyo –dije, y tuve la mala idea de pronunciar su nombre.
Zulemita, que aún reía, nos amonestó a ambos, periodista y fuente:
–¡Con razón! ¡Hablaste con él! Ay, ustedes son terribles.
Cinco minutos después me llamó el ex novio de ella, furioso:
–¿Vos le contaste a Zulemita que hablaste conmigo? ¡Me volvió loco!
–Metí la pata –me disculpé.
–Me dijo que cómo iba a contar esas cosas, que eran secretos. ¡Loco me volvió!
Zulemita Menem también se rio cuando le pregunté lo siguiente.
–Vos que la conocés desde chica a Juliana, ¿se operó o no la nariz?
–No seas malo... –se tentó la hija de Menem, pero se contuvo–. No te lo voy a decir, primero que nada porque ella es mujer.
por Franco Lindner
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