Más de 50.000 policías y 7.000 soldados velaron por el desarrollo de las dos vueltas de las elecciones presidenciales en Francia, un país que sigue en estado de excepción debido a la amenaza terrorista.
"Desde hace unos años, las fuerzas de seguridad están movilizadas como nunca antes", resumía recientemente el presidente saliente, el socialista François Hollande.
Emmanuel Macron como futuro jefe de Estado galo, tendrá que hacer frente a la amenaza yihadista en un país en el que en los últimos años murieron cientos de personas en atentados.
El último ataque tuvo lugar en París apenas dos días antes de la primera vuelta electoral y fue reivindicado por la milicia terrorista Estado Islámico (EI). En el tiroteo murió un policía de 37 años.
Tras la primera ronda, Hollande advirtió de que el Frente Nacional de la candidata derrotada, Marine Le Pen, era "un riesgo" para Francia. "Ante la amenaza terrorista, que requiere que nuestro país esté unido y cohesionado, el Frente Nacional dividiría profundamente a Francia, estigmatizando a algunos de nuestros ciudadanos en base a sus orígenes o religión", alertó.
Le Pen, por su parte, criticó en duros términos la política antiterrorista del Gobierno socialista tras el último atentado de París. Reclamó medidas más duras, como la expulsión de todos los extranjeros a los que las autoridades clasifiquen como potencialmente peligrosos. Sus adversarios la acusaron de querer sacar réditos electorales del ataque.
Macron como sucesor de Hollande se enfrentará a la amenaza terrorista no sólo en la capital, sino también en otras regiones de Francia. Sólo una semana antes de la primera votación presidencial, la Policía arrestó en Marsella a dos presuntos yidahistas. Según las autoridades, escondían un arsenal de armas y pretendían atentar.
También Macron anunció durante la campaña que aumentará los esfuerzos en política de seguridad. "La primera tarea del presidente es proteger", afirmó el ex socialista, quien está convencido de que la amenaza terrorista seguirá estando a la orden del día en los próximos años.
Macron, ex ministro de Economía de Hollande, pretende crear 10.000 nuevas puestos de policía y 15.000 plazas en las prisiones.
Los atentados islamistas de los últimos años dejaron profundas cicatrices en Francia, con más de 240 muertos desde 2015. "Esta lucha será larga y difícil, pero estoy seguro de que saldremos victoriosos", dijo Hollande en el homenaje a la última víctima francesa del terrorismo.
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