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POLíTICA | 14-12-2017 19:45

Congreso en llamas: ¿Qué pasará con el desafuero de Cristina Kirchner?

Trastienda de la avanzada judicial contra CFK y sus funcionarios. El timing del PRO. El empantamiento de las reformas complica los planes.

Con el pedido de desafuero y detención de Cristina Kirchner, Claudio Bonadio inauguró la campaña electoral del 2019. El juez que más causas acumula contra la ex presidenta esperó a indagarla al 26 de octubre pasado, tres días después de ser elegida senadora y de recibir los consiguientes fueros. Aguardó a que el jefe de la ahora desaparecida bancada del Frente para la Victoria (FpV) en la Cámara alta, Miguel Ángel Pichetto, la marginara del peronismo este 6 de diciembre, apenas juró. Sólo un día después procedió contra ella, por la causa más política por la que se la investiga. Ahora vendrán seis meses en los que se debatirá si el Senado debe desaforar o no a su nueva integrante, medio año en el que el gobierno de Mauricio Macri tendrá a su enemiga preferida en el centro de la escena política. Es lo mejor que le puede pasar a la luz de los datos económicos que están opacando la mejoría previa a las elecciones legislativas de octubre pasado. Sin embargo, el empantanamiento de las reformas laboral y previsional le complica la agenda.

Nadie en el Ejecutivo de Cambiemos reconocerá jamás en público su influencia sobre la Justicia. Por el contrario, jurarán que buscan diferenciarse del pasado K. Negarán que el diputado Pablo Tonelli; que el jefe de asesores de Macri, José Torello, o que el abogado y legislador del Parsalur Fabián “Pepín” Rodríguez Simón sean hombres de diálogo con Bonadio. Pero en el PRO hay quienes reconocen una articulación político-judicial en el procesamiento y pedido de arresto de Cristina Kirchner por el presunto encubrimiento de los supuestos autores iraníes del atentado impune que mató a 85 personas en la AMIA hace 23 años. Un alto funcionario se sorprendió cuando recibió un llamado a la madrugada del 7 en el que le contaron el arresto del ex candidato a vicepresidente y ex secretario legal y técnico Carlos Zannini: “Yo esperaba la movida para las 7. Se nota que alguien se lo sopló y quiso salir antes de su casa, pero lo estaban esperando”.

El cuco CFK. “El Gobierno entiende mucho de comunicación y aprendió del kirchnerismo que siempre tenés que tener un enemigo”, cuentan en el riñón amarillo. “Si no lo tenés, tenés que crearlo. Con la derrota de Cristina en octubre, parecía que habías eliminado al cuco con el que habías ganado en el 2015 y el 2017. El Gobierno pensaba que después de la victoria iba a tener un diciembre aprobando todas las reformas, con la inflación en baja y la economía con un rebote que iba a durar por lo menos hasta las elecciones del 2019”, recuerda quien hace pocos días compartió un asado en el que varios funcionarios admitían que la combinación de altas tasas de interés y dólar barato era insustentable pero suficiente para transitar hasta que Macri se convierta en el primer presidente no peronista en terminar su mandato en 91 años.

Pero la euforia electoral se fue disipando. Sobrevino el hundimiento del submarino ARA San Juan. Se aceleró la inflación y se ralentizó la recuperación económica. Pichetto reconoció como “ingrata la tarea” de haber votado la reforma previsional, ahora bajo fuego en la Cámara de Diputados, y postergó para febrero próximo la discusión parlamentaria de la reforma laboral. La designación de Mariana Triaca, hermana del ministro de Trabajo, como directora del Banco Nación hizo recordar la polémica de cuando llegó a ese mismo puesto Delfina Rossi, hija del entonces ministro de Defensa K. “En el medio, el Gobierno se había convertido en el único del mundo desesperado por contar que tenía un grupo terrorista en su territorio, con tal de crear un nuevo enemigo llamado RAM, que son cuatro anarquistas pelotudos”, reconocen en el PRO. “Como no le funcionó, volvió a apostar a la enemiga Cristina. Como el presente es malo, buscó instalar otra vez el pasado”, añaden.

La embestida de Bonadio contra la nueva senadora le sirve al Gobierno para mantenerla en la agenda pública. “Lo de Bonadio nos cae justo”, admiten en el oficialismo. “No la queremos ver presa sino yendo a Comodoro Py. Cuanto más dure Cristina en las noticias, mejor”, reconocen. Otros funcionarios, en cambio, sobreactúan bronca contra el magistrado para despegarse de sus movidas.

“Enrarece el clima político e institucional al pedo. Los detenidos son todos personajes menores”, se queja un funcionario del Ministerio de Justicia, que conduce Germán Garavano, del arresto de Zannini, el ex subsecretario de Tierras Luis D’Elía y el militante K Fernando Esteche, que había estado preso en el 2014 por las violentas protestas que lideraba en Quebracho. En el Ministerio de Justicia hay quienes dicen que se enteraron de las detenciones por los medios: eso los enoja el doble, esperaban una minima señal antes de que ocurrieran. Otro funcionario analiza en el mismo sentido: “Es una vendetta personal de Bonadio: se nota que tiene odio y rencor porque ella lo quiso destituir. No tiene brújula, está jugado, se corta solo. Es inmanejable. No habla con el Gobierno y nos hace quedar mal en el exterior. Da la sensación de un clima político jodido, genera desorden. Nadie en el Gobierno aplaude estas detenciones. Enardece a todos los actores”.

Lo que viene. Es difícil que el desafuero de Cristina Kirchner se apruebe, pero se discutirá. Se necesita el voto de dos tercios de los senadores: 48 sobre 72. Cambiemos tiene 25 y planea sumar uno más, del Movimiento Popular Fueguino. Para el desafuero requiere otros 22 votos. Para ello precisa sí o sí al menos parte del nuevo bloque de Pichetto, Argentina Federal, que suma 25. De los restantes 21 senadores, ocho son de Unidad Ciudadana, incluida Cristina Kirchner. Hay cuatro peronistas sueltos, incluidos Adolfo Rodríguez Saá, que se ha acercado a la senadora bonaerense, y el salteño Juan Carlos Romero. El Frente Cívico de Santiago del Estero, del nuevo gobernador Gerardo Zamora, tiene dos; el Movimiento Popular Neuquino (MPN), dos; y el Frente Renovador de la Concordia de Misiones, del gobernador Hugo Passalacqua, dos. Son partidos que han facilitado la aprobación de leyes que quería Macri, pero está por verse si aceptarán desaforar a la política a la que santiagueños y misioneros apoyaban cuando gobernaba la Casa Rosada. El Partido Renovador de Salta tiene una senadora, “Pino” Solanas es el único de Proyecto Sur y la rionegrina Magdalena Odarda es de la Coalición Cívica, pero se opone a Cambiemos. Los números están lejos de amenazar a Cristina Kirchner con las rejas… por ahora.

En este clima político-judicial en el que más de un peronista teme agrandar la lista de presos y se aviene a aprobar las reformas que impulsa Cambiemos, Macri y la mayoría de los gobernadores del PJ no sólo se unieron para firmar un pacto fiscal y una reforma previsional que les impuso disciplina pero también les aseguró recursos a las provincias. Bajo la mesa también urdieron el plan para reducir el bloque del FpV en la Cámara de Diputados y romper el del Senado, de modo de aislar a Cristina Kirchner. Pero también hay tensión entre los gobernadores y sus legisladores, que protestan por la “ingrata tarea” de aprobar leyes por las que algunos sindicalistas los escrachan. “Si Cristina resiste en el candelero hasta 2019 y es candidata, mejor para el Gobierno”, analizan en el partido gobernante, después de comentar los supuestos anhelos del gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, de convertirse en ministro de Macri. En ese caso, el Gobierno ayudaría a algún gobernador peronista a postularse a presidente y dividir el voto opositor. Quizás sea el cordobés Juan Schiaretti. Con o sin Cristina, por ahora el PJ está resignado a la derrota dentro de dos años y hasta especula con presentar un candidato sin miedo al ridículo como el radical Horacio Massaccesi en 1995. “En el Gobierno piensan que con política y comunicación alcanza para tapar una economía en la que surgen tantas alertas”, citan en el PRO las recientes advertencias de ex funcionarios macristas como Alfonso Prat-Gay (contra la “dureza” del Banco Central, que preside Federico Sturzenegger) y Carlos Melconian (contra el “diciembre bravo” en inflación) y otros economistas que critican por derecha como Carlos Rodríguez (“el gradualismo del Gobierno no va a ningún lado”), Juan Carlos de Pablo (“así como vamos, chocamos”) o Miguel Ángel Broda (“la economía viene bien, pero no es seguro que el crecimiento se sostenga” o “esto ya lo vivimos con Martínez de Hoz”).

La ex jefa de Estado termina con pedido de arresto por una de las causas más políticas por las que se la juzga, por haber promovido un memorándum con Irán para que los políticos acusados de ese país por el ataque terrorista puedan declarar ante los tribunales de su país. Pichetto y otros cinco senadores actuales más votaron ese documento. Habrá que ver qué dicen sobre el pedido de desafuero, aunque el peronista rionegrino, ex menemista y ex kirchnerista, ya declaró hace unos meses que los fueros sólo debían quitarse a quienes recibieron sentencias firmes. Por eso nunca lo desaforaron a Carlos Menem, condenado por contrabando de armas y ahora en juicio oral también por encubrimiento de los autores del atentado.

Más causas. Bonadio también procesó a la ex jefa de Estado por las operaciones del Banco Central con el dólar futuro en el 2015, otra causa criticada por política por diversos analistas, y por presunto lavado de activos con el hotel Los Sauces. Cristina Kirchner también está procesada por el juez Julián Ercolini por el supuesto favoritismo del ahora preso Lázaro Báez en las contrataciones de obra pública.

Bonadio procesó esta vez a Cristina Kirchner por traición a la patria a partir de la denuncia de encubrimiento que el fiscal Alberto Nisman había presentado días antes de morir en el 2015. Aquella denuncia había sido desechada por el juez Daniel Rafecas, que por esa razón ahora es sometido a un proceso en el Consejo de la Magistratura que puede acabar con su destitución. Rafecas recibió el reciente apoyo de variadas ONG como la Asocación por los Derechos Civiles (ADC), y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Nisman había apoyado por escrito en el 2008 una propuesta de Irán de firmar un memorandum como el que se rubricó en el 2013, según documentos que aportó el ex canciller Héctor Timerman, bajo arresto domiciliario por el cáncer que padece desde 7 de diciembre. El mismo día Zannini y D’Elía sumaron a la lista de ex funcionarios kirchneristas en prisión: Amado Boudou, Julio De Vido, Ricardo Jaime, José López, Roberto Baratta y Milagro Sala. El círculo rojo del empresario se divierte y festeja, mientras que ninguno de sus miembros acaba preso.

Precisamente, la orden de Bonadio se conoció un día después de que la Corte Suprema rechazara la prisión preventiva de Sala y dispusiera su arresto domiciliario a partir de la medida cautelar dictada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), hasta ahora desoída por la justicia jujeña. No sólo la ex presidenta reaccionó convocando de urgencia una rueda de prensa la tarde del mismo día 7 y muchos de sus seguidores se organizaron para protestar después en Plaza de Mayo sino que también el ex jefe de Gabinete del primer kirchnerismo y reciente jefe de campaña de Florencio Randazzo, Alberto Fernández, llamó a que “la sociedad entera salga a la calle a reclamar por el Estado de derecho”. El diputado saliente Héctor Recalde dijo que los K están en “libertad condicional”, pero más de un analista no kirchnerista también se alerta por lo que considera un abusivo recurso a la prisión preventiva.

Cristina Kirchner había declarado ante Bonadio por la causa Irán un día después del encarcelamiento de De Vido. “Conmigo no van a poder”, había desafio ella aquel 26 de octubre. Pero el juez calentaba motores. El 1º de noviembre, por las dudas criticó a Macri en una conferencia en el Rotary Club. El día anterior Macri criticó a la Justicia en el discurso en el CCK en el que presentó sus lineamientos de Gobierno tras la victoria electoral. Bonadio respondió: “Hace 48 horas el Presidente hizo una reunión donde citó a empresarios, políticos, sindicalistas, donde criticó Poder Judicial y no le encontró ninguna virtud. Discutió vacaciones de supuestamente 45 días, licencia de dos años que no se dónde está y el horario de funcionamiento. Si ese es el punto de partida para discutir esto empezamos mal o al menos no empezamos bien”. Sin embargo, parece un debate menor al lado del inicio de campaña electoral que Bonadio le sirvió a Macri en este diciembre en el que ha comenzado el calor.

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