Mientras de un lado y del otro de la grieta peronista agrandan las diferencias con críticas despiadadas, el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, apareció para salvar las distancias. De perfil bajo, con poco conocimiento a nivel nacional y sin estar seguro de cuál será su próximo paso, el dirigente empezó por reunirse con intendentes del conurbano. Hace sólo un par de meses se había autoexcluido de la pelea por el 2019, pero la crisis del Gobierno parece haberlo hecho repensar su decisión. El lunes armó una cumbre en la Casa de San Juan con Martín Insaurralde, Fernando Gray y Gustavo Menéndez, entre otros.
“Tuvo una repercusión increíble. Desde ese día hubo una gran cantidad de llamados de intendentes de muchas provincias y líderes territoriales”, aseguran en el entorno íntimo de Uñac. Ya le preparan una agenda cargada de reuniones, donde también habrá sindicalistas y empresarios. Toda una novedad para el gobernador de 48 años que no había tenido un destape nacional hasta la fecha. “La idea es colaborar con el armado para el próximo año”, bajan un cambio ante tanta efervescencia.
A diferencia de otros dirigentes del PJ con intenciones presidenciales, como Juan Manuel Urtubey, Uñac tiene habilitada la pelea por la reelección en su provincia. Pero más que un impedimento, eso podría transformarse en una plataforma si ejecuta la idea de desdoblar las elecciones locales de las nacionales el próximo año. Si vuelve a ganar en San Juan, podría transformarse en un exitoso candidato.
Por ahora, lo une una cordial relación al Presidente. No será un opositor salvaje y eso aleja a los desconfiados. Pero el dirigente comparte las intenciones de Felipe Solá acerca de la “unidad” para no beneficiar a Cambiemos en el 2019. Para despegarse y endurecer el perfil siempre hay tiempo.
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