Ella entró a tu cuarto. Ella te avanzó. Vos te defendiste. Vos le recordaste que ella tenía novio, pero no nombraste a tu mujer. Vos le recordaste que tenía la edad de tus hijos, pero no fuiste a hablar con sus padres sobre lo que a esa nena le estaba pasando. Vos la sacaste de tu cuarto, pero te sentaste a su lado al día siguiente en el pequeño espacio de un avión.
Como abogada, podía suponer muchas excusas, muchas defensas, y acusar a la víctima es solo una más. Demasiado habitual.
Deplorablemente común. Como las que muchos operadores judiciales intentan al preguntarles a las víctimas: “¿por qué tan tarde en la calle?” “¿Que tenías puesto?” o el genérico “algo le habrá insinuado”.
Como mujer: simplemente, dolor.
*Abogada.
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El video de la defensa de Darthés al que le responde Gallego:
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por Mariana Gallego*
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