Coinciden en el diagnóstico y, a pesar de no manejar datos concretos, insisten en que los sectores populares son mayoritariamente provida.Coinciden, también, en asociar a la ola verde con la militancia urbana y con la capacidad de influir en los medios de comunicación. Y, sobre todo, coinciden en que desde que se rechazó el proyecto para legalizar el aborto, se convirtieron en un sector más que atractivo para la dirigencia política. Sin embargo, no son un grupo homogéneo. Bajo el gran paraguas de “los celestes” convive un amplio espectro de evangélicos, católicos y laicos que se diferencian entre peronistas tradicionales, kirchneristas, macristas y militantes del sector conocido como “la nueva derecha”. Salvo contadas excepciones, y a pesar de las fuertes discusiones internas, comparten un mismo objetivo: blindar el Congreso en las próximas elecciones.
La avanzada celeste se observa en la aparición de cada vez más espacios y referentes políticos que se declaran provida. Hace un año, cuando Mauricio Macri habilitó el debate por el aborto y salieron a la calle los movimientos de mujeres, este escenario parecía imposible. Sin embargo hoy, en pleno armado político, los líderes de los partidos mayoritarios decidieron dar sus primeros pasos en la campaña con discursos amigables o guiños hacia los celestes. Cristina Fernández llamó a la convivencia de los dos pañuelos, desde Cambiemos acaban de anunciar el acuerdo con una ONG evangélica para atender a mujeres que atraviesan embarazos inesperados y Roberto Lavagna se encargó de aclarar su postura contraria a la interrupción voluntaria del embarazo.
Los referentes provida celebran estos gestos y, en su gran mayoría, insisten en que sería equivocado pensar en un partido político exclusivo de celestes o en un candidato cuya única bandera sea el rechazo al aborto. La estrategia es tener presencia en los espacios tradicionales y lograr, desde allí, la representación de sus intereses.
En este amplio sector, el único que sale con un discurso diferencial es el Frente Patria Grande, liderado por Juan Grabois, referente social cercano al Papa Francisco. Este espacio no tiene en la mira al Poder Legislativo sino al Ejecutivo: se conformó para acompañar y empujar la candidatura de Cristina y sus líderes se encargan de subrayar, una y otra vez, que su misión no es celeste sino conseguir la unidad en pos de combatir la crisis socioeconómica que atraviesa el país. Para sus adversarios, sin embargo, esta no es más que una estrategia clara para despegar al kirchnerismo de la ola verde y sumar al tan apetecible y aparentemente amplio electorado provida.
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El resto de los espacios y referentes mantiene una sintonía similar y su trabajo comenzó en conjunto. Tal es así que la mayoría de sus militantes, cuando comenzó a hacerse visible la ola celeste, se pusieron en contacto para organizar manifestaciones, actividades y proyectos. Hubo reuniones y al día de hoy, ya con algunas diferencias políticas manifiestas, siguen en contacto a través de Whatsapp. En uno de los chats originales, llamado “Grupo Rochester” en referencia al nombre del hotel donde se supieron encontrar, en las últimas semanas el clima se calentó y varios se sacaron chispas en discusiones por el macrismo y el kirchnerismo. “Es parte del juego y todos sabemos que acá conviven distintas identidades políticas que se unieron por un mismo objetivo, que fue la defensa a la vida”, reconoce uno de sus miembros.
Este sector es cada vez más fácil de identificar y siente que ahora está jugando de verdad en política. Están confiados y convencidos de que las listas de las próximas elecciones necesariamente tendrán que conformarse con un “cupo celeste”.
Nuevos actores. Sin dudas, una de las cosas inéditas que dejó el debate sobre el aborto fue el protagonismo de las iglesias evangélicas, que durante el debate se caracterizaron por mostrar una gran presencia en el territorio y tener capacidad de copar las calles. No sólo se convirtieron en un grupo atractivo para la dirigencia sino que sus propios referentes tomaron conciencia de su capacidad de influencia. Rubén Proietti, presidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), que agrupa a unas 15 mil instituciones, asegura que hubo un cambio de mirada: “Hubo una revolución. Siempre se tuvo la idea de que nadie puede pensar por el otro y por eso, históricamente, sólo los bautistas hacían declaraciones públicas. Pero ahora dijimos: ‘Si estamos a favor de la vida, ¿cuál es el problema de decirlo?’”.
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Proietti insiste en que desde el último tiempo, cada vez más, se alienta a los miembros de las iglesias a participar de la vida política: “No buscamos que haya un partido del reino de Dios y nunca vas a encontrar uno que coincida con todos los postulados. Cada quien tiene que ir a donde se sienta mejor con sus ideas. Es un poco lo que pasó en Brasil. Después, los evangélicos que están adentro se van a poner de acuerdo porque tienen principios en común”, agrega.
Como representante de una institución que contiene fieles de lo más diversos, Proietti insiste con no asociar ACIERA con ningún partido. De hecho, asegura que en la actualidad tienen buena sintonía con Cambiemos como también la tuvieron con el Gobierno anterior. Una de las primeras veces que la dirigencia nacional los observó de cerca fue en 2008, durante una visita del pastor Luis Palau: “Se había publicado que Cristina no lo iba a recibir pero después de ver lo que pasó me llamó Aníbal Fernández preguntándome si se podía concretar un encuentro. El lunes siguiente fuimos a verla y la entonces presidenta le dijo a Palau: ‘Veía la multitud y me faltaba el aire. Ni el partido peronista junta la gente que ustedes juntan”.
Esa sorpresa que le generó al kirchnerismo el enorme movimiento evangélico, hace más de diez años, hoy parece estar cerca de convertirse en una alianza. Gustavo Legname, director de Culto del municipio de Hurlingham, ingresó en la política en el 2003 empujado por el pastor Osvaldo Carnival, de la iglesia Catedral de la Fe. En la actualidad será el nexo entre el evangelismo kirchnerista y el frente que prepara Cristina. De hecho, en los próximos días tenían una reunión pautada en el Instituto Patria.
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“Por una cuestión de afinidad política siempre estuvimos más cerca de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE). Ahora, producto de la situación económica apareció la gente de ACIERA. Para gobernar la Argentina que viene vamos a tener que sumar a todos los sectores”, confían cercanos a la ex presidenta y agregan: “Las iglesias evangélicas tienen una inserción territorial que llega a lugares a los que la política no llega y si quieren sumarse a nuestro proyecto, bienvenidos sean”.
Para Legname, el principal objetivo es construir una opción política opositora a Mauricio Macri y, asegura, que los fieles tienen una tradición peronista: “El 80% de los evangélicos son peronistas. Este es un espacio que no representa a la ultraderecha”.
De todas formas, al comienzo de esta nueva etapa no estuvieron tan lejos de lo que él mismo considera la “ultraderecha”. De hecho, es parte del “Grupo Rochester”, donde una de las principales voces evangélicas es la de Cynthia Hotton, ex diputada y una de las primeras legisladoras en representar la voz de este credo en el Congreso. El nombre del chat es por el hotel donde se reunían, propiedad del marido de la ex legisladora.
Hotton es una de las líderes evangélicas más cercanas al macrismo por su trayectoria aunque, en la actualidad, su estrategia está más concentrada en la Legislatura: el jueves 28 de marzo lanzara en la Federación de Box el movimiento “Valores para mi país”. “Queremos que la gente tenga diputados y senadores que representen los valores celestes. Nuestra propuesta es presentar listas cortas con candidatos a legisladores y después que cada uno represente su candidato a presidente. Va a ser un partido nacional con mucha representación provida”, afirma Hotton.
En Cambiemos la afinidad con las iglesias evangélicas crece y, en la última semana, se comunicó el convenio firmado entre el ministerio de Desarrollo Social de la Nación con la “Fundación Vida en Familia”, a través de la cual se prevé apoyar una línea 0800 para la atención y contención de mujeres que atraviesen embarazos no deseados. La ONG recibirá una partida de $1.300.000 y serán las iglesias las encargadas de capacitar a los operadores. Fuentes provida cercanas al gobierno insistieron en que “el acuerdo fue una señal clara de apoyo a este sector”. Sin embargo, una semana después de su anuncio se dio de baja.
La titular de la fundación, Evelyn Rodríguez, es reconocida por sus pares como un nexo clave en el vínculo con Carolina Stanely. Sin embargo, ella se encarga de contar que el vínculo con la política comenzó en abril del 2018 cuando fue invitada a exponer en la Cámara de Diputados. En ese momento surgió el proyecto que se firmó a fines del año pasado. “No es casual que lo hayan dado a conocer dos días antes del Día de la Mujer, que iba a ser una fecha bien verde. Fue otro guiño”, contó una fuente cercana al Gobierno antes de conocerse la noticia de la baja del proyecto.
Los tradicionales. A nivel oficial, la Iglesia Católica mantiene la misma prudencia y distancia que el titular de ACIERA y prefiere no meterse en el barro: “No sería raro que con el correr de la campaña se acerque la dirigencia o se produzca alguna reunión. Pero nuestro mensaje no es para nada politizado. Buscamos la paz y la unidad y los obispos no entran ni van a entrar en campaña. Lo que sí vemos en los fieles, que son celestes claramente, es que ahora quieren saber con mayor precisión quiénes son los que los representan. Preguntan cómo votó tal diputado por el aborto, por ejemplo”, cuenta Alberto Bochatey, Delegado Episcopal ante el Congreso de La Nación y hombre clave durante el debate de la ley en el 2018.
Sin embargo, por debajo, muchos de sus fieles realizan un trabajo de lobby más que importante. El sector católico más cercano al macrismo fue un factor clave en el “despertar celeste”. De hecho, de su riñón se gestó la campaña “Salvemos las dos vidas”, el slogan y buena parte de la estrategia comunicativa. “Era necesario juntarnos con los evangélicos pero nosotros seguimos siendo los que tenemos un contacto más directo con el poder. Tenemos la capacidad de hacer un video y que le llegue al Presidente porque tenemos los contactos”, cuenta uno de los militantes provida más fuertes.
En off the record, este sector cercano a Cambiemos está expectante y todavía no se quiere “quemar”. Sólo tiene claro que el objetivo es lograr que las listas oficialistas sean pensadas en función de sus intereses: “Si Cristian Ritondo, como se dice, encabeza una lista de legisladores y llega a ser presidente de la Cámara lo tomamos como un mensaje para nosotros. Él es un férreo defensor de las dos vidas y su presencia es clave. Si en otro lugar ponen a Daniel Lipovetzky, por ejemplo, también lo interpretamos como un mensaje, pero en contra”.
Incluso desde este sector confían en que la aparición de candidaturas como la de Alfredo Olmedo o Juan José Goméz Centurión es parte de la estrategia oficialista para que el voto de la extrema derecha no se disperse en otros espacios sin tener que salir con un discurso tan duro. “Ese espacio está defendido por personajes de la derecha como Agustín Laje, que al interior de nuestro grupo nos sirve mucho porque es un estudioso de la ideología de género y está muy bien formado. Pero ellos son buenos para pescar dentro de la pecera. Lo tirás al mar y se lo comen los tiburones. Es muy agresivo. No sirve públicamente pegarse a ellos”, agregan desde este sector celeste. En esta lógica de pensamientos, estos candidatos son para entretener y, apenas se bajen, sus votos se volcarán sin dudarlo a Cambiemos.
Hasta ahora, la única católica M en marcar la cancha fue Silvia Elías de Pérez, que acaba de lanzar su candidatura a gobernadora de Tucumán. Con un discurso en el que se repiten palabras como “valores”, “vida” y “familia”, este sector la ve como una de las principales referentes del camino que deberá tomar Cambiemos.
En diálogo con NOTICIAS, uno de los referentes de esta “nueva derecha” Nicolás Márquez insistió en que, en la actualidad, Gómez Centurión es el único candidato celeste “puro”. “En la lógica típica del político, que suele ser un crápula, que en el afán de sacar votos se acerca a cualquier secor y más si es un sector masivo. Pero tanto el macrismo como el kirchnerismo manifestaron su postura tendencial a favor del aborto y de la ideología de género. Macri habilitó el aborto y el kirchnerismo y el peronismo es aborto explícito”, afirma.
Para buena parte de estos militantes, la reciente manifestación de Lavagna en contra del aborto responde a la necesidad de acercar electores: “Fue un claro gesto de querer pescar dentro de los votantes celestes. Los verdes, para un lado o para otro, están más definidos. Los celestes, por varios motivos, son los que van a decidir la elección y los políticos los saben. Primero porque somos más, segundo porque hasta hace poco eran menos políticamente activos y ahora forman parte de la política de manera visible”, cuenta un hombre cercano a Francisco.
En este abanico de celestes, también tiene su espacio el sector más progresista y se manifiesta en el armado que encabeza Juan Grabois. Gabriela Carpineti es abogada y militante del Frente Patria y la encargada de explicar en público algo que, hacia el interior de parte del feminismo, costó comprender: el llamado de la ex presidenta a la unidad de los pañuelos. “Hay muchas mujeres que forman parte del Frente que se movilizaron a favor del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. Una de sus máximas exponentes es Ofelia Fernández. Pero también hay muchas que provienen de los sectores populares, de las barriadas, que no tienen al alcance los medios de comunicación y que no están a favor de la práctica del aborto. Los pañuelos verdes y celestes no son un punto de enemistad. No nos tienen que dividir por colores porque el pueblo no está dividido”, asegura.
Carpineti asegura que el sector del catolicismo cercano al Gobierno es el mismo que representa a quienes desprecian al Papa. Para la referente, a diferencia de los demás sectores celestes, este pañuelo sólo representa una posición respecto del aborto y no es un símbolo de una posición conservadora respecto a otros temas: “Hoy la ESI tiene consenso en un amplio sector del catolicismo, no en los sectores de derecha ni integristas. Para el Papa el problema no son ni los pañuelos verdes ni los celestes, son los sectores que lo corren por derecha, que están tanto en el catolicismo como en el evangelismo”. Para este sector católico K, el objetivo principal es que gane Cristina y enfocarse en la emergencia económica.
Mes provida. Por estas semanas los celestes están concentrados en organizar la “Marcha por la vida”, que tendrá lugar el 23 de marzo. Si bien el catolicismo es el sector que organiza, tanto desde la nueva derecha como desde las iglesias evangélicas esperan que la fecha sea una demostración de influencia. Los celestes tienen fechas propias, una estética, una identidad y un objetivo. La estrategia para alcanzar espacios de poder ya está lanzada.
por Marcos Teijeiro, Giselle Leclercq
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