La cachetada de las PASO dejó al Gobierno en estado de shock, acorralado por una nueva crisis cambiaria y por la perspectiva de un calendario electoral con el sabor amargo de un via crucis. Toda esa angustia y desorientación quedó plasmada en la patética conferencia de prensa presidencial, que pareció organizada por el enemigo.
Antes de seguir hablando, Mauricio Macri necesita reflexionar, y entender que el despoder también es una etapa que un líder puede -y debe- atravesar con éxito, por su bien y el de todos.
Hay una película de Hollywood que podría ayudarle al Presidente a inspirarse en estas horas de incertidumbre. Se llama Apollo 13, y cuenta la historia verídica del fallido viaje a la Luna que intentó la NASA luego de aquel primer alunizaje exitoso comandado por Neil Armstrong.
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Aunque el film, de 1995, fue protagonizado por el actor Tom Hanks, que encarna a uno de los astronautas perdidos en el espacio tras una falla de la nave, la clave del film está en el equipo de ingenieros que, desde la Tierra, intentan reinventar contrarreloj las instrucciones de manejo de una cápsula espacial que tiene que servir para traer a sus tripulantes de nuevo a casa.
Macri puede disfrutarla mejor que nadie. Se trata de un equipo lleno de ingenieros -como él- obligado a resolver un problema gravísimo, para el cual ya no sirven los viejos manuales de buenas prácticas. Es tiempo de improvisar, desafiando todas las creencias y soltando el miedo a perder el rumbo, porque ya no existe rumbo prestablecido. Hay que empezar de cero, pero resolviendo rápido. En Apollo 13 suenan varias frases célebres: “Houston, tenemos un problema” y “El fracaso no es una opción”.
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Pero hay otra, casi olvidada, que puede calzarle como anillo al dedo al Presidente en este momento de dilema existencial del experimento PRO. La dice el jefe de la misión de rescate en Cabo Cañaveral, en respuesta a un ingeniero que se queja de que la cápsula no fue diseñada para cumplir el protocolo de emergencia improvisado en plena crisis. “No me importa para qué fue diseñada: ahora me importa qué es capaz de hacer”, contesta el jefe.
A la maquinaria macrista le pasa algo parecido: fue diseñada para ganar elecciones, no para perderlas y aún seguir gobernando con eficacia. El ingeniero Macri está a cargo de ese desafío histórico. Le guste o no.
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